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Análisis De " La Peste " De Albert Camus


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  1.605 Palabras (7 Páginas)  •  616 Visitas

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Análisis literario

“La Peste” de Albert Camus

Síntesis

La historia comienza en una ciudad llamada Orán, la cual era de aspecto tranquilo -quizás demasiado- y poseía un aire “frenético” y monótono a la vez. Sus habitantes debido a esta monotonía formada por hábitos como el de vivir por vivir y donde las cosas eran y seguirían siendo y esto no era algo a lo cual renegar, todo era normal y así mismo, aceptado por la gente como una realidad en la cual estaban sumidos. Sin embargo, llega un momento en que sus habitantes se ven enfrentados a eventos, que poco a poco hacen colapsar esa monótona tranquilidad en la que vivían. La peste se abalanza contra Orán, en un principio “tranquilamente”, los ciudadanos la pasan desapercibida, no le dan importancia, sus vidas siguen en el mismo círculo de hábitos de siempre y aparentemente no se ven afectadas para nada. Pero la peste es insaciable, con el paso de los meses ésta cobra fuerza y se abalanza con toda su furia sobre Orán dejando centenares de personas muertas.

Con el paso del tiempo, la peste altera el estado psicológico de sus habitantes, debido a que son sometidos a un sin fin de medidas de precaución como resultado de la expansión de la peste. Los habitantes de Orán se ven enfrentados a situaciones de aislamiento casi completo con el mundo exterior, la peste poco a poco va generando un sentimiento de encarcelamiento sobre ellos, en ese momento los ciudadanos de Orán comienzan a valorar muchas cosas que en sus vidas “anteriores” no habían tenido la menor importancia para ellos. Una depresión masiva invade a los habitantes de este pueblo, el aspecto físico de la ciudad se ve impregnada de este sentimiento de amargura, soledad y desesperación incontrolables, haciéndola ver hasta cierto punto habitada sólo por los gritos de dolor de las miles de personas que albergaban la peste en sus entrañas. Esta desesperación se manifiesta en un momento en la violencia de los ciudadanos de Orán, casi todo pierde sentido -aunque sea ese poco sentido que tenían las cosas para ellos- y la vida se vuelve opacada por la peste, porque ésta no sólo afectaba sus cuerpos sino también su mente y alma.

Con el tiempo se produce una aceptación a la desgracia, es decir, sus habitantes tenían una actitud que “se tiene ante la desgracia”, pero ésta ya no era tan punzante.

Durante meses, la ciudad de Orán vivió doblegada a la peste, miles de personas daban vueltas sobre el mismo lugar, sin lograr avanzar un paso, durante semanas interminables mantuvieron una actitud de indiferencia hacia el mundo y la peste. La ciudad estaba agotada, vivía sin porvenir, pero a pesar de todo esto, poco a poco va surgiendo un sentimiento de igualdad entre los Oranénses, que luego se transformaba en hermandad, todos estaban atrapados en algo singular... la peste, se comprendían unos a otros y extrañamente surgían gestos amables entre ellos... la melancolía los sobrepasaba, sus recuerdos pulsaban constantemente sobre sus corazones.

Un día, inesperadamente la peste comenzó a disminuir, habían menos enfermos, otros se mejoraban y recuperaban poco a poco sus energías, este hecho estaba en boca de todos y en el fondo de sus corazones se agitaba una esperanza inconfesada, ahora sabían -más claramente- que es más fácil destruir que construir y que sería difícil retomar sus vidas.

Pero la peste no desaparece aún, incluso se podría decir que juega con la vida de los Oranénses, los agarra y los deja de improviso, cambia de lugar o desaparece por unos días, a pesar de ello, estaba claro que las muertes disminuían y eso daba esperanza de un porvenir que poco a poco se empezaba a formar en Orán.

Se podría pensar, que aún no cambiaba nada en las calles de Orán, nadie sonreía, sin embargo, existía un alivio “negativo” que aún no tenía una expresión franca, corría un viento que traía consigo cierta esperanza, pero también impaciencia, como si el retroceso de la peste repercutiera por todas partes, pero al fin y al cabo la vida en común recomenzaba, pero esto, obviamente no era para todos, algunas personas seguían cargando con la tragedia de la peste, aguantando sus últimos espasmos visibles, resistiéndolos. Esto daba a entender que la peste aún no se retiraba y que seguía vigente entre los ciudadanos.

Con el correr de los días, las autoridades decidieron abrir las puertas al exterior y volvieron con ella todas esas cosas que se añoraban tanto, los amantes se besaban con mas deseo que nunca, los parientes alejados por fin se decían palabras de cariño y condolencias sinceras, reinaba una paz dominada por el amor, después de tanto sufrimiento y exilio... La gente de Orán ya no era la misma, ya no poseían esa mirada absurda de las cosas, si no que ahora iba más allá y

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