Breve Historia De La Orden De Los Abogados

“Una oren tan antigua como la magistratura, tan noble como la virtud y tan necesaria como la justicia.”

D’Aguesseau

ANTECEDENTES

Grandes abogados se hicieron ilustres en la defensa de sus conciudadanos, mucho antes de reunirse en colegios o en corporaciones; desde el principio había entre ellos ese vínculo de fraternidad profesional, surgido naturalmente en el espíritu de hombres que formados en los mismos estudios y entregados a los mismos trabajos, habían aprendido a conducir sus pensamientos conforme a las mismas reglas.

Cuando Demóstenes sintió nacer su vocación, pidió a uno de sus mayores que le abriera las puertas de su hogar; se convirtió en discípulo del orador Iseo que en Atenas gozaba de gran reputación; había sido alumno de Lisisas y de Isocrates.de esta suerte, de generación en generación, los discípulos se formaban en el manejo de las ideas, en la escuela de los sabios que habían inventando la precisión, la claridad y la mesura en la primera juventud del espíritu humano.

ROMA

En la institución del patronato y de la clientela antigua es donde surgió, en la vieja Roma, la función del abogado; los patricios, que con los pontífices eran los únicos que conocían las formulas sacramentales para poner en practica las acciones de la ley, eran los patrones y defensores de los plebeyos.

En cuanto un patrono había aceptado que uno d ellos se volviese su cliente, y este había prometido fidelidad, el patrono quedaba obligado a sostenerle en toda ocasión y a emplear en ello todo su poder y todo su crédito; era su consejero en todos los asuntos contenciosos y su defensor ante la justicia; esta era la carga mas pesada, pero al propio tiempo, la mas honrosa del patrón; daba renombre, popularidad y honores.

Pero ocurrió ⎯esto acontecía hacia el año 350 antes de Jesucristo⎯, que un actuario infiel, llamado Cayo Flavio, sustrajo a su patrono, el patricio Apius Claudius, las actas y formulas de la ley, y publico con ellas una complicación a la que la historia le puso su nombre; los plebeyos le consagraron por ello una profunda gratitud, fue nombrado tribuno del pueblo, edil curul, y a pesar de la oposición del Gran Pontifice y del Senado, encargado de dedicar un templo a la Concordia, honor del que hasta entonces únicamente los cónsules habían gozado. El vinculo que unía al patrono con el cliente se fue poco a poco relajando; los plebeyos quedaron en libertad de escoger a su defensor; el abogado ocupo el lugar del patrono, conservando su titulo y de ahí la expresión de “patronus” con el que por largo tiempo se designo a los abogados y la del “cliente” que ha perdurado a través de los siglos. 1

En cuanto al nombre de

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