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CAPITULO 1 DE CAZADORES DE MICROBIOS


Enviado por   •  5 de Mayo de 2013  •  571 Palabras (3 Páginas)  •  416 Visitas

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Antonio Van Leeuwenhoek nació en 1632, en Delft, su madre lo envió a una escuela preparatoria para que estudiara la carrera de empleado del Estado, pero él se salió a temprana edad y entro de aprendiz en una tienda de Ámsterdam. A los 21 años Leeuwenhoek regreso a Delft. Se casó y abrió su propia tienda de telas. Durante un periodo de su vida fue nombrado conserje de la Casa Consistorial de Delft y comenzó a tener una obsesión por tallar lentes.

Las personas ajenas a él, se burlaban al ver su comportamiento obsesivo hacia los lentes, que cabe destacar, se pasaba la mayor parte de su tiempo perfeccionando. Con el tiempo el comenzó a notar que los objetos que él veía con sus creaciones, tenían detalles que a simple vista no podían ser notados así que revisaba una y otra vez para asegurarse que nada cambiaba o por si se le había escapado algún detalle.

Por esa época surgió en Europa un grupo de científicos reconocidos que se hacían llamar: la Real Sociedad de Inglaterra, uno de sus miembros era Regnier de Graaf quien se enteró que Leeuwenhoek había creado lentes bastante avanzados con los que se podían ver cosas que no se podían apreciar a simple vista. Y a pesar de que Leeuwenhoek era una persona bastante desconfiada, le permitió a Graaf observar las cosas que él veía todo el tiempo con tanto esmero. Graaf se apresuró a escribir a sus colegas de la Real Sociedad: “Hagan ustedes que Antonio Van Leeuwenhoek les escriba comunicándoles sus descubrimientos.”

Leeuwenhoek contesto al ruego de la Real Sociedad con la ingenua familiaridad del hombre del pueblo, fue una carta muy larga, escrita en holandés vulgar y en la que divagaba acerca de cuanto existe bajo las estrellas.

Un día Leeuwenhoek observo que en una gota de lluvia que se encontraba en una vasija de barro, había unos “bichitos” que eran mil veces más pequeños que cualquiera de los bichos que podemos ver a simple vista, Leeuwenhoek había descubierto un mundo fantástico de seres invisibles, ocultos por completo a todos los hombres desde el principio de los tiempos. Leeuwenhoek siguió haciendo observaciones y esta vez también experimento, para encontrar si en toda el agua de lluvia y en todas las circunstancias vivían estos bichitos, y si su origen era el cielo, y al tomar en un plato de porcelana, totalmente limpio, unas gotas de lluvia que recién caían, pudo observar que los bichitos no estaban: “Lo he demostrado. Esta agua no contiene ni un solo bicho. ¡No vienen del cielo! “Conservó el agua y hora tras hora y día tras día la examino, y al cuarto día vio como empezaba a aparecer los diminutos bichitos junto a copos de polvo y pequeñas hilachas.

Leeuwenhoek comunico a la Real Sociedad su descubrimiento, y ellos incrédulos le respondieron que tendría que escribirles con detalles tal hecho. Aunque Leeuwenhoek se molestó por esta respuesta, lo hizo y les escribió una carta contándoles los más

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