Colegio Fatima

EN medio de la oscuridad y un silencio abrumador, sale a relucir la destreza de Carlos Balcázar y Ángel Suárez. La cacería de lagartos es una práctica que han logrado dominar gracias a la experiencia adquirida en el trabajo de campo en el que se han criado en Loreto, un municipio de Beni (provincia Marbán), distante a 45 km de Trinidad. En una noche fácilmente se puede cazar una decena de lagartos, relataron. Junto a ellos, otro grupo de cazadores a los que se suman Jorge Roca y Carlos Egley han hecho de esta actividad uno de los medios de subsistencia para sus familias.

Todos ellos trabajan ahora bajo una nueva filosofía. Conscientes de que esa faena les genera una fuente de ingresos importante para su economía familiar a raíz de la venta del cuero y la carne de ese reptil, dichos productores, junto a campesinos, indígenas, ganaderos y las propias autoridades municipales de la zona, han decidido participar activamente en el desarrollo de un plan de manejo que se está elaborando por primera vez en ese municipio en el marco del Programa Nacional de Biocomercio Sostenible (PNBS) y del Programa Nacional de Conservación y Aprovechamiento del Lagarto, producto de un esfuerzo público-privado.

El objetivo es hacer un uso del caimán yacaré bajo los principios del ‘biocomercio’, es decir, velando por su preservación, pero además por su aprovechamiento sostenible y la distribución equitativa de los beneficios que de ellos obtengan las comunidades, afirmó Karin Columba, directora de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), organismo no gubernamental a quien el Gobierno delegó la ejecución técnica del PNBS desde 2005. De esa forma se busca acabar con la explotación indiscriminada que se hizo del lagarto, así como de otras especies silvestres durante varios años, lo que derivó en 1990 en una declaratoria de veda general en el país.

Es así que en el Beni, si bien la ganadería y la castaña siguen siendo las principales actividades económicas de la región, el aprovechamiento del lagarto, bajo esos nuevos principios, ha despertado un notorio interés a partir de 1999, cuando entra en vigencia el Programa Lagarto, lanzado por el Gobierno. Las cifras hablan por sí solas. Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) y del Instituto Nacional de Estadística (INE), durante 2005 las ventas al exterior de cuero de yacaré generaron ingresos por más de $us 1,1 millones, lográndose un incremento de un 2,7% frente a 2004, y de un 107,2% con relación a 2003. Entre tanto, las ventas de carne de lagarto reportaron cerca de $us 380.000 en 2005.

Las iniciativas empresariales en torno a esta especie siguen y suman. Empresas como Bolivian Leather (procesa carne y cuero de lagarto), Bolivian Croco y Curtiembre Moxos (procesan cuero), además de Ciensa (con valor agregado), ya entraron a la industrialización. Otra iniciativa reciente es la emprendida por

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