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Colmillo Blanco


Enviado por   •  3 de Junio de 2013  •  8.624 Palabras (35 Páginas)  •  483 Visitas

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*PRIMERA PARTE.*

CAPÌTULO PRIMERO.

LA PISTA DE CARNE.

En un oscuro bosque de abetos, se aventuraban dos hombres a cruzarlo con el fin de llevar a un tercero, ya muerto que yacía en una ataúd, hacia un poblado “El Fuerte Macgurry” establecido al otro lado de éste desértico mundo salvaje, a los extremos del camino que seguían éstos dos hombres, se hallaban altos árboles de anchas confieras, y que por su aspecto, se podría afirmar que yacían allí desde hace varios años, quien diría que en tal lugar se aventuraran éstos hombres a llevar al cuerpo con la ayuda de solo seis perros que jalaban e l trineo. La luz del día solo se dejaba ver por pocas horas en aquel lugar de tinieblas escalofriantes, y por éste motivo, al caer el sol, los hombres acamparon bajo el resguardo de uno de los grandes árboles, los hombres se alistaron para cenar y alimentaron a los perros, pero entonces Bill dijo a Enrique: “al alimentar a los perros, saqué seis pescados del costal, pero al dárselos a cada uno, faltó un pescado para un perro, en eso volví la cabeza y vi huir a uno de los perros que había alimentado, pero volví a contar a los perros y eran seis.” Enrique contestó: “contaste mal, aquí no tenemos mas que seis perros y a la siguiente mañana seguiremos teniendo seis perros. Lo que eso significa es que llevamos tanto viajando que empiezas a ver visiones.” En la noche, alrededor del campamento de los hombres, relucían formando un círculo, gran cantidad de brillantes ojos, infundiendo un miedo terrible en los dos viajeros. A la mañana siguiente, al levantarse Bill, gritando despertó a Enrique diciendo que ya no eran seis perros ni siete, ahora eran cinco, Enrique complementó la pérdida diciendo que ese perro siempre le había parecido algo desorientado y que ninguno de los otros perros correría con la misma suerte al ser éstos mas inteligentes que gordito (así llamaban al perro que se ausentó).

CAPÌTULO II

LA LOBA.

En ésta mañana, después de darse cuenta de la ausencia de su perro, se dispusieron a desayunar y después partir nuevamente para continuar con su camino, no se apreció la luz del día hasta las nueve de la mañana, dando aspecto de luz rosada, pero en el tiempo que aclaró el día no se vio el sol, solo su luz, apagándola en punto de las tres de la tarde y dejando a los hombres en el peligro de las tinieblas, al ocurrir esto los hombres se apresuraron a encender una fogata y acampar, al momento de que Bill alimentó a los perros, Enrique escuchó un gran gemido, volteó a ver a Bill y le notó con un palo en la mano, Enrique preguntó lo sucedido y Bill dijo que ahora había contado seis perros y distinguió que uno era un lobo, al notarlo, tomó un palo y le dio tal golpe que lo hizo salir como de rayo por el dolor de lo fuerte que fue. Al día siguiente al despertar, les faltaba otro perro, y tuvieron que seguir su camino, pro ahora con la ausencia de dos de sus perros. Su día fue igual a los anteriores, y al caer la oscuridad volvieron a acampar, pero ésta vez Bill amarró bien a los perros, de forma de que no se pudieran desatar por si solos. Al siguiente día les faltaba otro perro, quedándoles ahora solo tres perros. Como los otros días, partieron y unos metros adelante, encontraron el palo y la soga mordida que sujetaba al perro que se acababa de ausentar. Al seguir, Enrique se quedó un poco atrás para ver como cuantos eran los lobos que los acechaban por las noches y los seguían durante los días, después de poco rato, volvió con Bill y dijo que eran mas de veinte lobos hambrientos y que podrían comerlos en cuanto se les diera la gana. Al caer la noche, amarraron a los perros fuertemente a troncos y lo suficientemente separados para que no se pudieran morder entre ellos las cuerdas.

CAPÌTULO III

EL AULLIDO DEL HAMBRE.

El día comenzó muy bien, en la noche no perdieron otro perro, los dos hombres Esteban felices de su suerte, y así después de almorzar, salieron al camino, en el poco tramo que pudieron recorrer, todo marchaba bien, hasta que en una zona muy inestable el trineo volcó, con esto, la correa de los perros se desamarro y uno de éstos salió corriendo hacia donde se encontraban los lobos, pero no salio hacia allá porque los allá visto, de haber sido así, para nada se dirigía en esa dirección, pero fue atraído por una loba de la manada, la misma que se había acercado a Bill cuando alimentó a los perros, la misma a la que éste le dio el golpe, y la misma que había atraído a los demás perros para después atacarlo toda la mana da sorpresa, y así comerlo, al ver esto los dos hombres le llamaron por su nombre, pero éste, teniendo un punto hacia donde ir, no tomó atención a lo que los hombres le decían, y así se fue adentrando cada vez mas en el bosque, y con esto apartándose cada vez mas de las probabilidades de vida que le podían brindar sus amos, en eso, Bill tomó el rifle que había quedado de bajo de los escombros, pero al intentar jalarlo, notó Bill que estaba atorado en las cuerdas que se enredaron bajo el trineo, así que en vez de ponerse a voltear el trineo, se puso a desatorar el rifle, diciendo que no soportaría ver como se tragan vivo a otro de sus perros, pero cuando el perro estaba demasiado cerca de la loba, se di cuenta de su equivocación, y al querer volver a la protección de sus amos, ya tenía rodeándolo por todas partes decenas de lobos hambrientos, entonces no tubo otro remedio que correr haciendo un gran círculo alrededor del trineo en donde estaban sus amos, pero los lobos hicieron un círculo mas pequeño, marcando una muerte segura en el confundido perro, entonces Bill logró desatorar el rifle y salió corriendo en busca de su perro, mientras corría, Enrique lo observaba, a veces lo veía correr entre las hiervas, otras veces lo veía desaparecer de entre las hiervas, pero también de repente veía correr a su perro, y detrás de el toda la jauría de los flacos y hambrientos lobos, aunque el no lo viera, imaginaba todo lo que estaba pasando, e hizo una suposición muy arriesgada, siguiendo los caminos de su amigo y del perro, vio que iban a chocar en un punto, y entonces el iba a correr con dos suertes, que los lobos se comieran a su amigo y el quedaría solo, o la otra, al ver que el hombre iba , los lobos se irían, pero la primera fue la acertada, al topar los animales con el hombre, se escucharon tres disparos, después de esto se escucho un chillido de un perro y luego ni un solo ruido, todo quedó nuevamente en paz, sin un ruido, en las escalofriantes tinieblas del silencio. A Enrique

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