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Comentario De Texto


Enviado por   •  29 de Julio de 2014  •  1.147 Palabras (5 Páginas)  •  189 Visitas

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El trinar de los pájaros anunciaba la llegada del nuevo día mientras que el sol salía celosamente del horizonte. Una brisa cálida soplaba por todo Ítaca y lentamente las casas se inundaban de luz. Los ojos de Penélope se abrieron y su mirada se posó en el techo. Lo miró fijamente sin hacer nada más por varios minutos, hasta que soltó un suspiro y decidió levantarse de su cama. Habían pasado ya nueve años desde que Ulises partió hacia la guerra con Troya, y por nueve años ella había esperado, sin haber recibido noticia alguna de él. En su cabeza resonaban las palabras que él le había dicho antes de partir- “Volveré, amor mío, por todos los dioses que volveré”. Esto era lo único que le daba la paciencia para seguir con su espera. Años atrás, estas mismas palabras la llenaban con esperanza y regocijante emoción, pero ahora no eran más que el calor de una vela en un frío día de invierno. Penélope desayunó y se alistó para la rutina que había hecho todos los días; caminar a lo largo de la playa y de ahí al mercado a comprar lana. Al segundo de haber salido de su casa, Penélope se encontró con una figura conocida. Era un hombre alto de cabello negro, su nariz estaba ligeramente torcida y llevaba una túnica blanca adornada por patrones de color celeste.

Buenos días, dulce Penélope-dijo el hombre con una voz ronca- ¿a dónde te diriges tan temprano?

Buenos días a usted, canciller Tiberio-le respondió Penélope-simplemente voy a tomar un poco de aire fresco antes de ir al mercado.

Que vida más emocionante que llevas querida Penélope-dijo Tiberio con un sutil tono sarcástico- y dime, ¿cómo va quedando esa cobija que tejes con tanta perseverancia?

Está quedando muy bien, gracias por preguntar.

Cuatro años es bastante tiempo para estar tejiendo una cobija-dijo Tiberio- a este paso terminará cubriendo todo Ítaca.

Con todo respeto canciller Tiberio, si vino aquí para cortejarme está haciendo un pésimo trabajo.

Tiberio soltó una carcajada y dijo. Tu franqueza es admirable Penélope ¿Acaso un hombre no puede visitar a una vieja amiga sin tener alguna otra intención?

Experiencias pasadas me han enseñado lo contrario- respondió Penélope.

No hay motivos para amargarse tan de mañana Penélope-dijo Tiberio- Te he traído un regalo, tal vez compense mi supuesta inhabilidad para el cortejo.

Tiberio hizo un gesto con la mano y al instante salió una muchacha de unos arbustos cercanos. Estaba vestida con una túnica simple de color café y en sus manos estaba un canasto repleto de pan, miel y de ovillos de lana.

Creo que esto te ahorrara un par de viajes al mercado-dijo Tiberio- espero que sea de tu agrado.

No se hubiera molestado canciller - dijo Penélope con sorpresa- créame que estoy sumamente agradecida.

El gusto es enteramente mío-dijo Tiberio- ahora si me disculpa, debo regresar a mis dirigencias, hasta luego querida Penélope.

Con esas palabras Tiberio, junto con la muchacha que cargaba el cesto, se alejaron de la casa de Penélope, dejándola sola con sus pensamientos, su comida y su lana. Tras finalizar el encuentro, Penélope emprendió rumbo hacia la playa. La salada brisa acariciaba su rostro y ondeaba su cabello castaño. El sonido de las olas la tranquilizaba y el calor del sol la abrazaba gentilmente. Cerró los ojos y recordó tiempos mejores. Tiempos donde todo estaba bien, y las cosas tenían sentido. Tiempos donde no había preocupaciones ni largas esperas. Tiempos donde ella era verdaderamente feliz. De repente una voz sonó detrás de ella que dijo “Él no volverá”. Penélope se sobresaltó pero al momento se recompuso al reconocer quién era. Un hombre de una estatura

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