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Dafnis Y Cloe: Inocencia Erótica


Enviado por   •  13 de Junio de 2013  •  2.007 Palabras (9 Páginas)  •  880 Visitas

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Dafnis y Clore: el amor campestre

Mientras ellos jugaban de esta suerte,

Amor comenzó a jugar con ellos.

Longo, Dafnis y Cloe.

Dafnis y Cloe es una novela pastoril escrita por el novelista griego Longo. Fue traducida al español por Juan Valera, un escritor español. No se sabe gran cosa sobre la vida del autor, incluso se cree que su nombre ha sido traducido erróneamente. Sin embargo, su obra esta cargada de valiosos elementos que no serían bien aprovechados en su época (s. II durante el imperio de Adriano). A pesar de todo, la obra ha sido muy bien aceptada por críticos y estudiosos.

La obra esta divida en cuatro libros. Esta novela pastoril tiene una fuerte esencia de romance que se va transformando en una relación pasional y erótica. La novela se desarrolla en la isla de Lesbos (donde se cree que vivió Longo). “Dos pobres familias de campesinos, la de Lamón y la de Drías, recogen con pocos años de diferencia, mientras mamaban ávidamente uno de una cabra y la otra de una oveja, a un niño y a una niña abandonados, a los que dan los nombres de Dafnis y Cloe. Unos distintivos que cuelgan del cuello de los niños permiten entrever su encumbrado origen. Criados con esmero y educados en la vida pastoril, su ocupación, ya adolescentes, fue cuidar las ovejas y las cabras de sus padres adoptivos por las soleadas colinas de Mitilene. Crecen en edad y en belleza con el paso de las estaciones y las serenas vicisitudes de los trabajos del campo y, al amparo de un ocio casi total y continuado, brota sin advertencia un intenso amor entre los pastorcillos.”

Aunque el tema de un ingenuo amor o el encuentro de dos jóvenes que se quieren y tropiezan una serie de obstáculos, desde raptos, guerras, insidias de enamorados, todo esto antes de llegar al final feliz, ha sido empleada miles de veces, particularmente durante el Renacimiento, la singularidad de la obra radica en darle importancia a los dilemas sentimentales de los protagonistas mientras que las peripecias, como bien lo señala Francisco Montes de Oca, pasan a un segundo plano.

¿Qué puede producir más sensualidad que una vida idílica en el campo y el despertar natural e ingenuo de sentimientos y deseos? ¿Y más si se trata de un amor tan ingenuo que no se puede satisfacer en mucho tiempo? El crecimiento de ambos pastores despierta a través de actos tan humanos que logran sacudir al lector. La vida en el campo les impide saber una pisca del Amor y sus sentimientos afloran en actos comunes. Cloe revela su condición como mujer en su monólogo mientras lava y cura a Dafnis:

Negra era su cabellera y caíale sobre los hombros; el cuerpo, tostado por el sol, se diría que le hacía moreno la sombra de los cabellos. Cloe, que miraba a Dafnis, lo encontró bello, y como hasta entonces no había reparado en su belleza, la atribuyó al baño reciente. Al lavarle encontró la piel tan fina que a hurtadillas se tocó muchas veces la suya, para saber cuál de los dos la tenía más suave.

Dafnis, mientas tanto, inseguro y sereno, además de cantar y apacentar a las cabras dedica su tiempo a estar junto a Cloe. Su interés despierta cuando recibe un beso de ella, que ganó en una apuesta hecha con Dorcon, el boyero:

A Dafnis no pareció que había recibido un beso de Cloe, sino una mordedura. Entristecióse, suspiraba a menudo, se estremecía, palpitábale el corazón, palidecía al mirar a Cloe y luego una oleada de sangre le coloreaba el semblante. Por primera vez, entonces, admiró sus cabellos rubios, la dulzura de sus ojos y la frescura de su tez, más blanca que la leche de sus ovejas. Dijérase, que desde entonces estaba ciego. Sólo comía lo indispensable y no bebía más que para refrescarse la boca.

Sin embargo, la pasión de Dafnis cobra vida cuando una mujer casada le revela los secretos del amor, sólo hasta entonces se le ve cambiar a una postura alterada debido al deseo que contiene hacia su amiga.

La lograda técnica de Longo, que en mi opinión consiste en la característica principal en su narrativa, es que recurre constantemente al tiempo mítico, es decir, el tiempo natural; con el uso de la estaciones del año (primavera, verano, otoño e invierno), Longo logra un nuevo matiz que desarrolla con el brote del cariño entre ambos pastores, esto es a lo que llamo: las estaciones o etapas del amor. Así, a raíz del brote más inocente que comienza como afecto, el camino que pronto se forja como amistad termina siendo, aún virgen e ingenuo, ya en la última etapa, un amor erótico y pasional.

Aunque el campo es el espacio físico en donde se desarrollan los actos de los protagonistas, no es sino la acotación a la naturaleza lo que define y justifica los actos de los mismos. La naturaleza responde a ese mundo animal, al mundo salvaje, y por ende, responde también a la conducta primitiva que toman Dafnis y Cloe, pues el despertar de sus deseos es instintivo. Máximo Brioso Sánchez señala que “el erotismo es, en Longo, aparte de las obligadas resonancias literarias, una dimensión de la naturaleza. Y la naturaleza es un marco utópico e idealizado y, a la vez, un modesto rincón del mundo que casi podría localizarse en un mapa. La acción tiene una clara unidad de lugar, con una renuncia sin paliativos a las ambiciones geográficas del género”. Por eso, es de esperarse que la naturaleza logre sumirlos en una profunda contemplación e influya en las sensaciones y sentimientos de ambos:

Sentían alegría al verse, pesar al separarse, estaban inquietos, querían algo y no sabían qué. Lo que sabían bien era que a él le provino el mal de un beso y a ella de un baño.

El verano que empezaba inflamó también su ardor. Cuanto habla en la

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