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EL LEVIATAN "Hobbes, Sale En Defensa De La Omnipotencia Real, E Insta A La Monarquía Absolutista A Domesticar… Al Pueblo


Enviado por   •  2 de Junio de 2015  •  1.449 Palabras (6 Páginas)  •  373 Visitas

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Inicialmente cabe destacar que el punto de vista de thomas Hobbes (1588-1679), con fama de ser un gran pensador político de la historia con respecto a la las sensaciones, mente, lenguaje, pasiones, conocimiento e incluso virtudes quedan plasmadas en el primer capítulo del libro el leviatan titulada el hombre El hombre de nuestra sociedad actual, está viviendo en una fase en donde los problemas de injusticia y de moral abundan, en donde el individualismo es cada vez más evidente, donde las leyes del estado no están por completo enfatizadas en el manejo de las guerras y la solución de los conflictos porque estos cada vez son más evidentes y donde el crecimiento económico y la obtención de poder es lo más importante para el estado. Gracias a esto es que en nuestra sociedad, la violencia y la guerra abundan de una forma similar, pero en un contexto diferente a la de Thomas Hobbes en su libro, trata de entender como el hombre se relaciona como sociedad, y explica las leyes en la que este está sometido, se explica porqué de las guerras del hombre y como se podría llegar a la paz, Pero esto el debe proceder mediante el estado el cual tiene el poder de regular y controlar mediante las leyes que esta misma crea.

Por consiguiente, analizando la importancia de este libro en base a los derechos humanos cabe destacar que la primera y más evidente es la consideración del Estado como 'salvador' del hombre miserable, egoísta e incapaz por sí mismo de asegurarse su futuro sin necesidad de luchar contra otros semejantes. El Estado hobbesiano es un Estado que asume y hace suya la ley fundamental de preservación de la vida y la asegura mediante la promulgación de ciertas leyes naturales. De esta manera se convierte en un Estado protector de derecho. “Hobbes es, al mismo tiempo, un representante del Estado benéfico o policía, no reconoce ninguna propiedad independiente de la voluntad estatal, es decir, que todo el orden de la propiedad está condicionado por la ley”. El papel central y protagonista del Estado se deriva de la incapacidad de los individuos para la vida social, cosa que les viene de su naturaleza egoísta, pasional, enferma, como hemos visto que describe Hobbes. Y esta es otra aportación que subyace de fondo a toda su Filosofía y que irá encontrando su lugar en los escritos y en el pensamiento posteriores a Hobbes hasta el punto de que una vez asumida se justificará y se considerará como algo positivo. El autor del Leviatán califica como indeseable la vida humana en Estado de Naturaleza porque la persecución por la propiedad y por los bienes individuales genera un estado de guerra que exige, a todas luces, una solución. Esta afirmación, unida a la convicción de que el hombre es incapaz de actuar virtuosamente a no ser que se le obligue sirviéndose del miedo al castigo, hicieron pensar a autores posteriores que lo que en principio era considerado como malo, no lo era tanto, y así hasta que se llegó a canonizar el mismo impulso egoísta del hombre. Así fue como “La lógica de Hobbes convirtió el egoísmo en postulado de una Filosofía social.” Las pasiones, como motor de la vida humana y, por ende, fundamento de los derechos individuales, comienzan a ocupar el lugar privilegiado en la moral, “quedando abierto el camino a una nueva legitimación o consagración del egoísmo humano.

No obstante, el ser humano pasa a ser considerado un individuo, un ser aislado del resto de los miembros de su mismo género y especie que se encuentra solo y que únicamente tiende lazos sociales por egoísmo. Frente al individuo solitario aparece el Leviatán, el Estado al que el sujeto se somete pero no por reverencia, sino por temor. Desaparece, por tanto, la sociedad, o más bien, ésta queda identificada con el Estado no se entenderá ya la sociedad como una realidad natural con una finalidad propia que es compartida por todos sus miembros, sino como algo artificial que procede de la suma de individuos, cada uno de los cuales tiene sus propios intereses por los que luchará hasta donde le permitan las leyes establecidas por el soberano. Entre la pérdida de la sociabilidad natural y el individualismo más atroz sólo hay un paso. Y es precisamente este individualismo tajante el elemento más

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