El túnel, Ernesto Sabato

LA SOLEDAD COMO INVASORA EN EL ALMA DE CASTEL

La soledad en el ser humano se presenta cuando éste se encuentra y siente aislado. Aquella persona que se siente sola experimenta un vacío en su vida; aquel espacio que solo puede ser lleno con compañía. La soledad invade el alma y la vuelve obscura como un túnel, un túnel en el cual el ser se adentra y no consigue escapar y alcanzar la luz del otro lado, una luz que cada vez la concibe más lejana y entonces siente que aquellas paredes obscuras se van cerrando y dejándolo dentro. Es entonces cuando el ser humano experimenta la desesperación por salir de aquel túnel, una desesperación que Ernesto Sábato, en su novela “El Túnel”, ha personalizado en Juan Pablo Castel, un ser que en el transcurso de toda su vida fue sintiéndose solo y en un momento de su vida cuando cae en la cuenta de este hecho intenta remediarlo pero en su desesperación por encontrar compañía llega a obsesionarse por poseer compañía a la fuerza, llega a obsesionarse con la idea de salir de aquella soledad que lo invade.

La soledad puede a su vez traer consigo sentimientos de pesimismo, desolación, amargura, desesperación y odio. Todos estos encaminados hacia un encierro mismo del alma en un mundo obscuro.

Juan Pablo, un hombre que desde su niñez ha visualizado a todas las personas del mundo como “injustas, hipócritas, falsas, miserables, crueles, vanidosas, vengativas e incomprensivas” decide mantenerse alejado de estas y de todo lugar donde encontrase una agrupación de personas; se encierra en un mundo donde solo existe su yo externo y su alma. Este encierro lo lleva a tan solo observar a la sociedad desde su mundo lejano y no permitir que dentro de su alma existan un sentimiento hacia una de estas personas por el miedo a ser defraudado o engañado.

Aquella soledad en la cual Castel se ha enclaustrado lo lleva a un punto en el cual se ve desprovisto de compañía alguna y cae en la desesperación de buscar a alguien que llene aquel vacío en su interior. Castel conoce a María Iribarne, una mujer llena de malos sentimientos, él ciego por su necesidad de compañía ve en María solo aquellos sentimientos que le interesaban encontrar en alguien, ve en ella la oportunidad de salir de aquel túnel en el cual se encontraba claustro. Inclusive en uno de sus sueños nos afirma este sentimiento: “Visitaba de noche una vieja casa solitaria. Era una casa en cierto modo conocida e infinitamente ansiada por mí desde la infancia… La casa del sueño era María”.

Juan pablo se embriaga en aquel requerimiento de compañía y llega a obsesionarse con su encuentro. Su obsesión precisamente lo lleva a intentar controlar a María, a desearla solo para él y de este modo no perderla y encontrarse nuevamente encerrado en su túnel. A pesar de que ella le da a conocer que es casada y anticipadamente le advierte que ella no es una buena persona,

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