Ensayo BUrlador De Sevilla

La sociedad española del siglo 17, dividida en clases sociales, se encontraba cursando un periodo de decadencia, en el cual España perdió su posición en Europa. La burguesía dejó de ascender, los campesinos salieron a buscar trabajo en las ciudades y aumentaron los mendigos, pícaros y delincuentes. No obstante, la nobleza y el clero refuerzan su poder con la ayuda de la monarquía absoluta del momento. Esto se debe principalmente a la disminución de oro proveniente de américa, menor práctica de la agricultura y derroches de la clase dominante que terminaron en bancarrotas y empobrecimiento del país.

Dentro de la sociedad encontramos dos extremos: la suntuosidad y lujo de la clase alta, y el desaliento y pobreza de las clases bajas, que sumadas a las derrotas militares y corrupción política constituyen los rasgos característicos de la época, una obsesividad por las apariencias y gusto en el espectáculo.

En este siglo el arte barroco agarra con especial fuerza en los países católicos, especialmente en España.

Es en esta categoría que cae la obra “El burlador de Sevilla y convidado de piedra”, escrita por Tirso de Molina en el siglo 17. La obra habla de las andanzas de Don Juan Tenorio, noble que goza de seducir a mujeres tanto de clases bajas como de la aristocracia. La historia parte en Nápoles, donde Juan burla a la duquesa Isabela haciéndose pasar por su novio. A continuación, Juan escapa a España, su tierra natal, pero naufraga en la costa de Tarragona. Aquí Juan, sin hacer caso de las advertencias de Catalinón, su criado, seduce a Tisbea, pescadora que lo recogió del mar.

Ya llegado Juan a Sevilla, se recibe la noticia de la burla de Nápoles y arregla el rey, matrimonio para él e Isabela. No obstante, sin haber pasado una noche, Juan se encuentra nuevamente en una burla, esta vez hacia la amada de un amigo, Ana. En esta ocasión, Juan no logra concretar su engaño, puesto que es descubierto por el padre de Ana, Don Gonzalo de Ulloa, con quien se bate a muerte y huye.

A las afueras de Sevilla, don Juan se invita a la boda de dos plebeyos: Aminta y Batricio, a los que engaña previo a su noche de bodas sintiéndose y haciéndose sentir el verdadero novio.

Al regresar Don Juan a Sevilla, se topa con la tumba de Don Gonzalo y a modo de burla lo invita a cenar a su casa. Más esto fue el comienzo de la perdición de Don Juan, puesto que el muerto llegó a la comida, y más encima lo invita a almorzar el día siguiente.

Es este día, durante la comida, cuando Juan paga por todos sus pecados. Juan le da la mano a la estatua y es consumido por un fuego que se lleva a ambos al otro mundo, sobreviviendo Catalinón.

Catalinón deprisa va donde el rey, quien esperaba a Don Juan para concretar la boda con Isabela, y les anuncia a los presentes el fallecimiento de Don Juan a manos de Don Gonzalo. Aquí se rearman las parejas a como eran originalmente y, salvo por Tisbea, todos recuperan su honor.

Ya realizado un resumen de la obra, podemos decir que en esta creación de Tirso de Molina nos muestra uno de los beneficios que vio la aristocracia, donde un individuo de la nobleza, explota sus privilegios sociales, aprovechándose así de la inocencia y del deseo de vivir una condición mejor de los demás (en el caso de las mujeres de clase baja) y engañando a muchas mujeres, haciéndose pasar por sus respectivos novios ( en el caso de las mujeres de clase alta).

A partir de la premisa anterior, queremos basar este ensayo, dejando así en claro, la causa de la diferencia en el trato por parte de Juan Tenorio hacia las mujeres de distintas clases sociales, en otras palabras explicar y comprender el clasicismo presente en Juan, refiriéndose también al contexto histórico de la época y cómo este influye en el comportamiento de los personajes.

Durante el siglo XVII, es decir el contexto en el cual se basa la obra, existe una gran desigualdad entre los estamentos, incluso mayor que la que hubo durante la edad media, ya que solo se puede gozar de los privilegios de la nobleza si se hereda por sangre. Por un lado, están los hidalgos que viven puramente de los cargos públicos que se les asignan, pudiendo así evitar los impuestos y vivir dignamente. Al otro extremo, el estado llano, que soporta todas las miserias de la sociedad, teniendo que financiar todo el dinero exigido por el rey y por las demás clases.

El afortunado Juan tenorio, heredó la condición de nobleza y es por esto que puede explotar su capacidad de seductor y de esta forma poder convencer a las damas de que lo que dice es verdad. Mientras que sus infortunadas víctimas sufren desesperadamente, don Juan no parece sentir remordimiento alguno por sus actos, como se aprecia en la siguiente cita:

“Partid los días del año

entre las que ahí encontráis.

Uno para enamorarlas,

otro para conseguirlas,

otro para abandonarlas,

dos para sustituirlas

y una hora para olvidarlas”.

Esto nos hace pensar que Juan no solo es un embustero que quiere satisfacer sus deseos a costa de las mujeres que afecta, sino que también no toma consideración alguna sobre estas, y las ve casi como objetos inanimados, no sintiendo empatía

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