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Etica Para Amador


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2013  •  28.142 Palabras (113 Páginas)  •  1.219 Visitas

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COLEGIO SUPERIOR PARA LA EDUCACIÓN INTEGRAL INTERCULTURAL DE OAXACA

BACHILLERATO INTEGRAL COMUNITARIO Nº 14

CLAVE:

20EBD0014G

MATERIA:

ETICA

TEMA:

ETICA PARA AMADOR

MÓDULO V

VIDA Y SALUD

ALUMNA:

ELISSA VASQUEZ VASQUEZ

ASESOR:

L.I. SENEN LOPEZ OSORIO

JALTEPEC DE CANDAYOC, COTZOCON, MIXE, OAX., A 23 DE SEPTIEMBRE 2013.

Introducción

Siempre los seres humanos han tratado de poder definir o saber qué es y para qué nos puede servir la famosa ética en nuestras vidas, bueno la ética no es más que un invento del mismo ser humano con el fin de que todas las personas que conforman e interactúan en una sociedad o comunidad puedan vivir de manera plena y armoniosa, evitando así tener enfrentaciones o conflictos que puedan interferir o destruir dicha comunidad que se ha podido mantener por cierto tiempo.

Fernando Savatar en su libro de “ética para Amador” intenta explicar de manera muy sencilla y con palabras digeribles qué es la ética, a su vez de que cosas la conforman y cómo se puede saber si una persona va por el buen camino para así llegar a vivir bien o vivir humanamente como hace referencia el autor. Además menciona diferentes ejemplos que se pueden presentar de manera cotidiana en cualquier persona, con lo que sus acciones o formas de pensar nos hace ver las cosas de diferente manera y cuestionarnos si esta bien lo que hizo o si esta mal, si es lo que nosotros hubieramos hecho según nuestra forma de pensar o para conseguir nuestras metas, viendolo egoístamente.

La libertad es una condición muy fuerte que tienen las personas al momento de que se va a realizar una acción, ya que con ella se pueden obtener demasiadas cosas favorables pero a su vez podemos tener como resultados inesperados o que nadie quisiera tener o haberse imaginado. Es por eso que es tan importante la libertad en los seres humanos para poder vivir de cierto modo con armonía, pero es aquí donde entra tambien lo que es la conciencia, ya que esta es uan respuesta o consecuencia de cuando las personas se encuentran en libertad, ya que cuando se obra bien es cuando las personas quieren de cierta manera ser atribuidas por sus actos, en cambio cuando se obra mal, entra el remordimiento el cual evita llevarse el crédito o las consecuencias de dichos actos que hayan perjudicado a alguien.

CAPITULO PRIMERO

DE QUÉ VA LA ÉTICA

Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de realizar tales estudios, podemos prescindir tranquilamente de ellos. Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien para vivir: yo, por ejemplo, lamento no tener ni idea de astrofísica ni de ebanistería, que a otros les darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha impedido ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del fútbol pero estás bastante pez en béisbol. No tiene

mayor importancia, disfrutas con los mundiales, pasas olímpicamente de la liga americana y todos tan contentos. Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica, ni ebanistería, ni fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero se vive. Ahora bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse, nos va la vida. Es preciso estar enterado, por ejemplo, de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa

buena para la salud; o de que una dieta de clavos (¡con perdón de los fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo. Tampoco es aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le atiza un mamporro las consecuencias serán antes o después muy desagradables. Pequeñeces así son importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir.

En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. No nos convienen ciertos alimentos ni nos convienen ciertos comportamientos ni ciertas actitudes. Me refiero, claro está, a que no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o también procurar rodearse del mayor número de enemigos posibles.

Pero de momento vamos a suponer que lo que preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los dejaremos por ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos «malo». Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir -todos sin

excepción- por la cuenta que nos trae. Como he señalado antes, hay cosas buenas y malas para la salud: es necesario saber lo que debemos comer, o que el fuego a veces calienta y otras quema, así como el agua puede quitar la sed pero

también ahogarnos. Sin embargo, a veces las cosas no son tan sencillas: ciertas drogas, por ejemplo, aumentan nuestro brío o producen sensaciones agradables, pero su abuso continuado puede ser nocivo. En unos aspectos son buenas, pero en otros malas: nos convienen y a la vez no nos convienen. En el terreno de

las relaciones humanas, estas ambigüedades se dan con aún mayor frecuencia. La mentira es algo en general malo, porque destruye la

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