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Iniciacion A La Abogacia


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2013  •  3.177 Palabras (13 Páginas)  •  2.416 Visitas

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Cuando se inicia y pasamos por las puertas del Palacio de Justicia, entramos al mundo de los litigantes y gente de justicia, definiendo justicia como: “voluntad constante de dar a cada quien lo suyo”, siendo este el ideal y lo soñado por todos los hombres, ya que está no esta exenta de errores o de considerarla justa, pues juzgar es la obra más difícil del espíritu humano. El juez quien desde la Revolución Francesa es representante del pueblo, tiene el poder de dar solución humana y la falta de atención es su mayor reproche; bien decía Bergeret: “No temería yo gran cosa de las malas leyes, con tal de que fuesen aplicadas por buenos jueces”.

Existían dos clases de abogados, “los abogados del rey” : encargados de los asuntos contenciosos de su dominio, a quienes se les confería el título de procuradores, también podían litigar en los asuntos en que el rey no estaba interesado, habían que resistir a su voluntad, ocupaban sobre todo de asuntos administrativos, y pronto se convirtieron en “consejeros del rey”, formaban el consejo del procurador real: el procurador tenía la “pluma” y ellos la “palabra”, por lo tanto también eran “gente de la nación”. Los abogados generales solo existieron hasta el siglo XV, porque sólo defendían negocios de particulares.

Los escribanos, frecuentando abogados y jueces, creían conocer el litigio y se anunciaban para encargarse de toda clase de procuraciones, así se dio el nombre de “procuradores generales” referentes a asuntos litigiosos, adoptaban el título de “abogados”. En 1789 desapareciendo los Parlamentos y la Orden de abogados también desaparecen; Quedando entonces los “apoderados” quienes se batían a duelo por las causas de los bienes de las iglesias, pero con el desarrollo de la población, desaparecieron puesto que ya no se sentía la necesidad de su protección. El abogado lleva el verbo de justicia y debe ser partícipe de la justicia por lo tanto colaborar con la obra del juez, pues son sus auxiliares para impartir justicia.

INICIACIÓN A LA ABOGACÍA.

Quien quiere lograr el éxito de la abogacía, debe llegar al foro armado de todos sus conocimientos, practicar la esgrima y hacer ejercicios en maniobras simuladas. La tradición perpetuaba su autoridad a través de los tiempos. El abogado debía consagrarse desinteresadamente a la defensa de los infortunios. Berryer, consideraba la pasantía un periodo de prueba en que el joven abogado se inicia en las dificultades del arte, mediante la Ordenanza de 1344 se les dijo: “No deben jóvenes abogados, apresurarse ni precipitarse en el alegato sin tener sólidos fundamentos”. Estos tenían que escuchar alegar a los mayores frecuentando las audiencias, así es como comprenderán lo que el alegato ha de ser y se familiziarán con la profesión. Por ello conviene tomar por escuela a todo el Foro, en vez de tener un solo maestro. Después de haber escuchado el joven abogado se presenta a la Barra del tribunal, designado por el Bastonero, en un asunto de asistencia judicial.

En los establecimientos de San Luis (1270) precisan que el abogado ha de ser “comisionado de oficio” para la defensa de indigentes, de las viudas y de los huérfanos. Así es como nace siglos después en un Consejo de Estado bajo el mando de Enrique IV que en todas las Cortes habría abogados y procuradores de pobres, así el abogado jamás debía olvidar que su función principal es la de socorrer a alguien, defender el derecho que todos tienen de obtener justicia.

BREVE HISTORIA DE LA ORDEN DE LOS ABOGADOS.

Los ciudadanos en la antigua Grecia debían sostener por sí mismos sus derechos ante los jueces. La ley de Solón obligaba a las partes a comparecer personalmente ante el Tribunal y a explicar ellas mismas sus razones; pero podían contar con la asistencia de un pariente o un amigo de complementara esas explicaciones, es así como aparece el papel de “logógrafos” pues vendían discursos que los litigantes se aprendían de memoria y pronunciaban después ante los jueces, pero el litigante, a veces era incapaz de recitarlo y nadie venía a socorrer su turbada memoria, de ahí la intervención de un orador judicial. Los logógrafos, consultante y litigante se convirtieron en un verdadero abogado, quien debía presentar excelente disciplina, y tenía que ser de condición libre. Los oradores debían prometer no servir sino para hacer triunfar a la justicia y la verdad, mantenerse en los límites de la modestia. Esta disciplina tendía ya al mantenimiento de la dignidad y del honor a la profesión y que habría de servir de ejemplo a los abogados de Roma.

En Roma surge la función del abogado. Los patricios y pontífices eran los patrones y defensores de los plebeyos, era su consejero en todos los asuntos contenciosos y su defensor ante la justicia, con el paso del tiempo los plebeyos quedaron en libertad de escoger a su defensor; el abogado ocupó el lugar del patrono, conservando a su título y de ahí la expresión de “patronus” con el que se designó a los abogados y la de “cliente” que ha perdurado a través de los siglos; en estos tiempos la ley prohibía que el abogado recibiera cosa alguna por considerarlo vergonzoso.

Las Galias fueron muy famosas por su elocuencia judicial, de ahí se formaron las barras que son ideas de oposición, usada para designar a quienes proponen barras o defensas, a los abogados; el “foro” es la abogacía. Tiempo después se abolieron los combates judiciales y se organizaron Cortes regias de justicia, donde los abogados se les denominaba “anti parlantes” porque hablaban antes de pronunciarse sentencia. En 1317, Felipe de Valois creó una Ordenanza el “cuadro”, y en la mismas época el Foro de Paris les dio el nombre de “orden” donde se había creado una caballería en las leyes en favor de los legistas, en reconocimiento a los servicios prestados, pero ni adquiriendo un cuerpo legal reconocido por todos los parlamentos se les considero o formaron una corporación. El decano era el jefe de la orden que era la primera autoridad moral a la que los abogados se sometían. Hacia fines del siglo XVI, era costumbre tener al bastonero de la cofradía de San Nicolás, que era religiosa y comprendía a los procuradores, (encargados de dar consejos y litigar) y escribanos, (encargados del procedimiento) del parlamento. En el consejo de la orden los abogados constituían una verdadera magistratura, y la carta magna del foro era esencialmente: su autonomía, es un ente moral, dotado de personalidad civil, que administra y controla la profesión por medio de la asamblea general de las columnas, el consejo de la orden y el bastonero; siempre ha sido escuela de libertad, el bastonero dirige la orden pero quien manda es la orden.

Disciplinas

Cada

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