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Juana De Arco, De Jules Michelet.


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2014  •  3.120 Palabras (13 Páginas)  •  720 Visitas

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Juana de Arco (Jeanne ď Arc)

Jules Michelet

Juana de Arco (Jeanne ď Arc) es el título del libro del historiador francés Jules Michelet nacido en París (1798-1874), sus obras son principalmente sobre Francia y están escritas con un estilo poético pero contando con apoyo documental. Siendo Michelet uno de los principales historiadores del romanticismo, tuvo un especial interés en la creación de la Francia como país y como otros vio en el periodo medieval una época no de sombras, sino de florecimiento y encontró en la figura de Juana de Arco, como lo explica a lo largo de su libro, el nacimiento de su patria: Francia. En ocasiones, Michelet puede parecer exagerado y sentimentalista pero para la época en la que escribió eso era normal, el historiador tenía como meta hacer sentir a los lectores dentro de los acontecimientos descritos.

En el libro el historiador francés nos presenta la infancia de Juana de Arco y como su lugar de nacimiento, la época y su familia la influyen, después nos describe el momento en que Juana libera a Orleáns y hace consagrar al rey en Reims. El texto finaliza con el proceso llevado por los ingleses y la muerte de la doncella.

A continuación se describirán los puntos principales siguiendo la división que hace Michelet de su libro.

Introducción

En las primeras páginas el autor nos da su sentir sobre el acontecimiento y expone las reacciones de las personas al conocer la historia de Juana de Arco, escribe “…Bien dicha o mal contada, sea joven o viejo el lector, esté o se considere templado por la experiencia, o endurecido por la vida, le hará llorar”. También añade que no hay altares ni canonizaciones pero si lágrimas, puesto que fue canonizada varias décadas después de escrito el libro; hoy si es una santa, aunque para el historiador desde antes lo era, esa muchacha como la llamaba unas veces, fue una mártir, ejemplo de fe y de verdad.

Con Juana de Arco, se siente a Francia amada como a una persona, era hasta antes una reunión de provincias pero después de la doncella, es una patria por la fuerza del corazón. Pensando así, Michelet tiene más que razones para escribir un libro sobre este personaje fundamental en el declive de la época medieval.

Termina su introducción con esta frase “Franceses, acordémonos siempre que en nosotros la patria ha nacido desde el corazón de una mujer, desde su ternura y sus lágrimas, desde la sangre que por nosotros dio”.

Infancia y vocación de Juana

Juana declaró en nombre de Dios que Carlos VII era el heredero y para hacerlo tuvo que tomar las armas, a pesar de lo que se piensa no era raro que las mujeres tomaran la iniciativa, por eso el autor nos da una lista de mujeres combatientes de la época, aunque ninguna con la fama de la doncella.

Entre Lorena y Champaña, en Domremy, nació la valiente muchacha y por ser frontera eran súbditos directos del rey o en otras palabras, no pertenecían a nadie; su único protector era Dios.

Juana era la tercera hija de un labriego, Jaime Darc o ď Arc y de Isabel Romée. Nos dice Michelet que no aprendió a leer ni escribir, recibió su religión de la boca de su madre y todos reconocían que era la mejor muchacha de la aldea.

Cabe aclarar que el autor siendo historiador de profesión hace siempre uso de fuentes documentales cuando hace afirmaciones y aparecen en todas y cada una de las páginas de su libro.

Más adelante escribe que Juana supo lo que era la guerra cuando tuvieron que huir y al volver a su aldea la encontraron saqueada; se empezó a preguntar por algún liberador y que la salvación bien podría venir de una doncella. Eso era de lo que trataba la profecía de Merlín que algo modificada decía que una joven de las marcas de Lorena era la que debía salvar al reino.

Un día de verano vio una luz y escuchó una voz: “Juana, sé buena y prudente, ve a la iglesia a menudo”. Y después “Juana, ve a socorrer al rey de Francia y devuélvele su reino”. La joven sintió mucho miedo y dijo que ella siendo una pobre muchacha no sabría cómo ayudar al rey, pero la voz le dijo con quien ir y que iba a tener ayuda de Santa Catalina y Santa Margarita. Todo lo anterior fue dicho de boca de Juana, en su proceso de interrogación cuando fue apresada. Las visiones cambiaron su vida, tenía que abandonar su hogar y a su madre.

Pasaron cinco años entre su primera visión y la salida de su casa paterna. Fue difícil, la querían casar pero aun así se fue, encontró en su tío la ayuda para que fuera hablar con el señor de Baudricourt pero fue mal recibido, entonces fue ella misma a hablar y decir que venía en nombre de su señor que quería que el delfín se convirtiera en rey y que ella sería el medio para su llevarlo a su consagración.

Logro convencer a los hombres e incluso ayudaron a equiparla y en Febrero de 1429 empezó el rudo y peligroso viaje porque había personas de ambos partidos; los que apoyaban al delfín y los que estaban con los borgoñeses. Cuando llego el consejo no estaba seguro de dejarla ver al rey pero por fin la recibió. Mucha gente estaba curiosa, el rey se escondió entre los demás y a primera vista Juana lo reconoció y aparte le dijo que de parte del señor le decía que era el verdadero heredero de Francia e hijo del rey.

Pidió gentes de armas, pocas o muchas para ir a Orleáns a levantar el sitio para que observaran que lo que decía era verdadero. En Poitiers todo el mundo estuvo de su parte, dicto cartas para los ingleses (ella no sabía escribir) para hacer que se fueran.

Muchos franceses no sabían qué hacer con la joven y por eso pidieron ayuda al arzobispo que les dijo que muchas veces Dios les daba revelaciones a las vírgenes por lo que la reina de Sicilia, suegra del rey, llevo a cabo el examen para el honor de la doncella. Listo el pendiente, equiparon a la joven “Para los espectadores fue maravilloso ver por primera vez a Juana de Arco con su armadura blanca y sobre su hermoso cabello negro, al costado, una pequeña hacha y la espada de Santa Catalina” aunque ella decía que no quería usar su espada para matar a nadie.

Los borgoñeses fueron llamados por el duque de Borgoña, los ingleses se hallaban debilitados, eran de dos mil a tres mil y estaban divididos. Por parte de los franceses había capitanes importantes pero les faltaba la unidad de acción para someter a todas esas voluntades salvajes, hacía falta Dios mismo, más que Cristo, era la Virgen el Dios de esa época, “una virgen popular, joven,

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