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Los Hijos De La Malinche


Enviado por   •  14 de Marzo de 2012  •  1.159 Palabras (5 Páginas)  •  1.767 Visitas

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LOS CIENTIFICOS LOCOS NUNCA MUEREN !

A las generaciones crecidas a la sombra de la televisión les puede parecer increible, pero el estereotipo del "científico loco" ¡es más viejo que Jerry Lewis!

"El timo del científico loco"

Se puede uno hacer una idea viendo esta caricatura del taller del alquimista en el siglo XVII. El alquimista y su ayudante están tan profundamente centrados en conseguir un trozo de la piedra filosofal para poder transmutar cualquier metal en oro, que no tienen ojos para nada de lo que pasa fuera de su crisol. Esta percepción tergiversada de la dedicación exclusiva a la búsqueda del conocimiento todavía perdura en nuestra idea colectiva de cómo es un científico típico. Los científicos locos como los del cómic de la derecha son por supuesto una raza aparte.

Científico loco o profesor chiflado ?

Hollywod es como un espejo de nuestra sociedad o al menos de parte de ella. Y al igual que ocurre con algunos espejos, nos devuelve imágenes distorsionadas de la realidad. Cuando se les agota un tema, los productores de "la industria" lo convierten en parodias o dibujos animados. En "El profesor chiflado" Jerry Lewis hizo la más conocida parodia moderna del científico loco y despistado, con un guión directamente extraído de la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hide. También hemos visto muchos dibujos animados sobre el tema.

¿Y que hay de los científicos locos ?, siempre tan malos y a punto de conquistar el mundo ellos solitos o como mucho con la ayuda de algún asistente meramente instrumental. Estos son ya un verdadero clásico.

Estos estereotipos están tan deformados que se han quedado simplemente en mero entretenimiento. Pero hay otros estereotipos en torno a la ciencia y los científicos con implicaciones mucho más sutiles.

Viejos clásicos

El Dr. Victor Frankenstein ha sido el perfecto ejemplo de científico loco desde que fue creado por la pluma de Mary Wollstonecraft Shelley en 1818. Su atrevimiento al intentar conquistar la chispa de la vida (el soplo vital, no la coca-cola) le costo el castigo del destino en manos de su propia creación viviente.

Y el no fue el único. El Dr. Jekyll también sufrió la venganza de la Naturaleza; en este caso fue sobre su propia persona, en forma del hoy bien conocido trastorno de doble personalidad inducido por pócimas.

Estos dos personajes tienen mucho en común. Ambos eran en un principio científicos laboriosos llenos de buenas intenciones, ambos trabajaban en proyectos filantrópicos aunque aislados del resto del mundo y, por supuesto, ambos se vieron desbordados por los resultados de su trabajo.

La moraleja de estas historias es evidente. Nos previene de los posibles funestos resultados cuando tratamos de superar a nuestra Madre Naturaleza y osamos descubrir sus más preciados secretos. Como una buena madre victoriana, la Naturaleza nos castigará.

Clásicos más viejos todavía

Cuando se trata de inventar castigos para los humanos, los humanos podemos presumir de una muy larga tradición. De hecho podemos encontrar diversas e interesantes historias en este sentido en "los clásicos" (los antiguos griegos por ejemplo) antes incluso de que se inventara la ciencia tal y como la entendemos hoy en día. Eran los tiempos en los que los dioses gobernaban el mundo y eran dueños de los destinos de los mortales.

Prometeo no era un dios, sólo un titán. Y era también al parecer demasiado amigo de la clase humana. En los viejos tiempos de la creación se dedicó a favorecer a nuestra especie frente al resto de los

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