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Los Siete Locos


Enviado por   •  5 de Junio de 2012  •  1.502 Palabras (7 Páginas)  •  1.489 Visitas

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Los Siete Locos: Una novela del Siglo XX

El valor de la novela estriba, aparte su valor literario, en aportar la perspectiva de la intrahistoria, que permite engarzar en los hechos históricos los acontecimientos biográficos individuales. Aunque los personajes sean entes de ficción, la construcción de caracteres se apoya en la realidad, de manera que los rasgos que los componen, generales o específicos, son producto de la observación del autor. Esas técnicas sitúan la serie dentro del movimiento de renovación de la novela que se incorpora a las ideas de los años 30. Usa el monólogo, alternancia en la focalización, perspectivismo, cambios de puntos de vista para aludir a un mismo hecho o la ruptura de los límites entre ficción y realidad.

El discurso de un relato es una organización de hechos que se propone como verdadera. Constituye un universo en el que no tienen cabida las condiciones de verdad del mundo no literario, pues es un universo cerrado, con sus propias leyes, de cuya realidad participa todo aquel que se entrega a su lectura. Es éste un pacto, un contrato de veridicción, en el que los participantes se comprometen a aceptar y respetar la ilusión de verdad de un texto. Pero esta ilusión debe ser coherentemente sostenida por la estructura del relato, por su apego o desapego a determinado género, por la representación que de los hechos efectúa el narrador, por el afán que el autor tiene de opacar el estatuto de ficción del texto literario.

El tópico de tinte existencial, la soledad: sus causas y efectos, porque se presupone que ERDOSAIN, está solo y desde su soledad se desprenden hechos y situaciones que lo llevan a un camino sin salida. Se abordará la soledad desde dos vertientes: individual y social, buscando determinar causas y efectos, considerando el eje ERDOSAIN en relación con SU PADRE - MAESTROS - ELSA - LA BIZCA-DIOS.

puede ser entendida también como una crítica de una sociedad que quita trascendencia al hombre, lo inclina hacia el individualismo y debilita la interacción afectiva con los otros. Retrata a un tiempo al hombre en tanto producto de dicha sociedad, y en sentido negativo a una sociedad que lo juzga y que desoye la responsabilidad que le corresponde.

La soledad del Héroe

Lo primero que nos interesa del análisis de esta obra es la constatación en ella de una crisis de sentido experimentada por los personajes principales, como luego veremos. Pienso que la soledad del hombre es la causa principal por la cual un escritor puede llegar a organizar una novela entorno a una sistemática deconstrucción de los mitos clásicos. La concepción clásica del héroe ya no es la misma que en la antigüedad. La explicación definitiva de los fenómenos, incuestionable o, al menos, duradera, da paso a un campo abierto de interpretaciones diversas, a la relatividad epistemológica y existencial. El hombre pierde el centro. La inseguridad se vuelve cotidiana. Es el ambiente que se vive en los primeros años del siglo y que, inevitablemente influyó en las manifestaciones artísticas coetáneas. Por eso, antes de intentar esta aproximación a la complejidad que se abordará, cabe explicar brevemente este fenómeno.

Esta terrible experiencia del mal ocasionado por quienes carecen de otro valor que no sea el de la eficacia se ha producido, además, en una sociedad que había perdido hacía tiempo su confianza en los valores religiosos y morales de antaño: los filósofos de la sospecha, como los llama Ricoeur, la habían aniquilado ya. El diagnóstico del mal que afecta a la sociedad de los comienzos del siglo no es, pues, muy alentador. Es un mal que arranca del siglo precedente y que con Nietzsche, médico de la cultura, podemos identificar como nihilismo. Ante semejante panorama y sin asideros desde los que reconstruir la esperanza dañada, el hombre parece encaminarse irremisiblemente hacia un mundo embrutecido en que la barbarie, la muerte, la nada, el sin-sentido constituyen el único horizonte. Nietzsche con la proclamación solemne de la muerte de Dios expresaba el hecho de que vivimos en la época del absurdo y el sin-sentido más radicales. El hombre no podía encontrarle sentido al mundo y, por ello, se hacía imprescindible el advenimiento de un nuevo ser capaz de crear una cultura más allá del nihilismo y la muerte. El hombre absurdo ante el caos y el dolor. La perplejidad ante el sin-sentido y una profunda soledad.

La crisis de sentido es un rasgo de las sociedades modernas y Roberto Arlt inmerso en su momento no pudo menos que reflejarlo mediante su obra: Rompió, de hecho, con el monopolio discursivo

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