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Martín Fierro - Resumen Por Capítulo


Enviado por   •  29 de Octubre de 2012  •  7.079 Palabras (29 Páginas)  •  1.622 Visitas

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MARTÍN FIERRO

PRIMERA PARTE: EL GAUCHO MARTÍN FIERRO

Canto 1

El gaucho Martín Fierro se hallaba en una pulpería y decide contar su historia (la canta al compás de la vigüela: guitarra), pidiéndole a Dios y a los santos que lo ayudaran a refrescar su memoria y aclaren su entendimiento. Él decía que no era cantor letrado pero que si se ponía a cantar no iba a acabar nunca. Dice que se ha de morir cantando. Cuando canta “hace gemir a la prima y llorar a la bordona” (cuerdas).

Es un gaucho, “Nada lo hace recular, ni los fantasmas lo espantan” (es muy valiente), no titubea, es blando con los blandos y duro con los duros. Nació como nace el pez en el fondo de la mar. Es libre como un pájaro: Está solo (“no tengo en el amor quien me venga con querellas”) (“hago en el trébol mi cama y me cubren las estrellas”). Solo pelea y mata por necesidad.

Es un gaucho perseguido, que fue padre y marido empeñoso y diligente, pero la gente lo tiene como a un bandido.

Canto 2

Narra primero su vida feliz como gaucho: tenía mujer e hijos y era feliz. Cuando los gallos cantaban se levantaba y junto al “jogón” (fogón) se prendía al “cimarrón” (mate). Luego salía a trabajar. Algunos gauchos domaban caballos, otros trabajaban en el campo recogiendo la hacienda, la época de las yerras (marcar a los animales), etc. Luego a la noche la familia se reunía en la cocina, cenaban y se iban a dormir.

Luego comienzan las desgracias, el gaucho era perseguido por las autoridades, eran maltratados, los golpeaban, luego los mandaban a la frontera o los echaban en un batallón.

Canto 3

Cuenta que tuvo en un tiempo hacienda, hijos y mujer, pero empezó a padecer cuando lo enviaron a la frontera y cuando volvió solo encontró una “tapera”.

Un día estaba cantando en una pulpería y entró el Juez de Paz y realizó una arreada (tomó un grupo de gauchos y los envió a la frontera). Algunos lograron escapar, pero él era manso y no tenía por qué huir, entonces se quedó tranquilo y se dejó agarrar. Pero el Juez lo tenía entre ojos a Martín Fierro porque en las últimas elecciones no había ido a votar, entonces lo consideraba de la oposición, y lo mandó a la frontera. El Juez les decía que a los seis meses los iban a relevar. Fierro se llevó un matucho (caballo viejo), boleadoras, lazo, bozal, etc y fueron al cantón (puesto de frontera) que era peor que una ratonera. Allí había gauchos que estaban desde hace mucho tiempo y al que se quejaba lo estaqueaban. Y les dijeron que azotes (quinientos juntos) le darán al que “resierte” (desertar).

Al principio no hacían nada, pero luego los empezaron a tratar como malevos (malechores) y los obligaban a hacer trabajos duros sin pagarles. Fierro sembró, hizo un corral, un tapial, etc.

Eso era un infierno. Los indios entraban al territorio cuando querían, como no los perseguían andaban sin apuro. Comenzó entonces el instructor a enseñarle el ejercicio a los gauchos reclutas, le dieron armas, que eran lanzas y latones (sables militares), las armas de fuego no tenían municiones. Un sargento le contó que tenían municiones pero que las usaban para cazar avestruces.

El indio robaba, mataba y quemaba poblaciones y sabe manejar las boleadoras. Se llevaban a las cautivas y les descarnaban los pies.

Una vez, los atacaron por sorpresa y un indio se le vino encima a Fierro con una lanza (era el hijo de un cacique) y Fierro le tiró sus boleadoras bajándolo del caballo y matándolo. Luego se subió al caballo del indio y se escapó al fuerte.

Canto 4

El sueldo no les llegaba y estaban en la miseria. Fierro ya no tenía ropa, el poncho y el resto de las prendas fueron quedando en los cantones (puestos de frontera) poco a poco. Sólo una manta le quedaba. Hasta el moro (caballo) le sacó el comandante, quien dijo que lo quería para enseñarle a comer grano.

Al año siguiente las cosas siguieron igual. El pulpero les daba yerba y tabaco a cambio de plumas de avestruz y cuero.

Luego anunciaron la llegada de algo de dinero pero a Fierro no le tocó porque no estaba en la lista para cobrar. Fierro se disgustó se enteró el comandante y lo mandó a llamar y le dijo que este no era tiempo de Rosas y que ahora a nadie se debía, luego llamó al cabo y al sargento para ver cómo habían sido las cosas.

Canto 5

Fierro estaba esperando la ocasión de que entrara un malón de indios para hacerse pasar por cimarrón (salvaje) y volverse para su pago. Decía que eso no era defender la frontera, que era una ratonera, donde el más gato era el más fuerte. Pensaba que si se quedaba se iba a morir.

Entrando una noche al fortín, un gringo que estaba como centinela estaba borracho, no lo reconoció y le disparó, aunque no lo hirió, pero por el ruido salieron los oficiales, lo agarraron a Fierro y lo estaquearon.

Canto 6

Se reunió una militada para organizar una expedición sin carretas ni bagajes (caballos) para sorprender en sus propias tiendas a los indios. Les dijeron que iba a venir un ministro llamado Don Ganza y que iba a reunir el ejército y traer cañones. Fierro explica que él nunca fue un gaucho dominado, que nunca se ha acobardado. Una noche estaban reunidos.

Una noche estaban reunidos el jefe y el Juez de Paz y Fierro se escapó en un sotreta (caballo).

Entonces vuelve a su caso al cabo de 3 años convertido en un desertor, pobre y desnudo. Pero al llegar se encontró que su rancho estaba destruido que solo había quedado la tapera. Lloró y se juró ser más malo que una fiera. Un vecino le contó que el campo se lo pidieron y que la hacienda la vendieron para pagar arrendamientos, sus hijos se fueron a trabajar como peones y su mujer se fue con otro hombre. Fierro piensa que sus hijos deben estar sufriendo y que su mujer se debe haber ido con un gavilán (otro hombre) para no morirse de hambre. Le pide a Dios la bendición para sus hijos y su mujer.

Fierro dice que primero fue manso pero que ahora se convertirá en un gaucho matrero.

Canto 7

Luego Fierro comenzó a ser perseguido porque pensaban que era un vago, y se vio obligado a vivir huyendo. Era desertor, no tenía un peso, no tenía mujer, ni hijos, ni rancho.

Un día se enteró que había un baile por allí y se encontró con muchos amigos que se alegraron al verlo

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