Reseña " La Pequeña Gran Mujer"

AYLWARD, Gladys, La pequeña gran mujer en China, Michigan, Portavoz, 1970, pp.159

La pequeña gran mujer en China consta de dieciocho capítulos. “Los millones de la China”, “Sobre la marcha”, “De lazo del cazador”, “Entre las mulas”, “Entre los pies”, “Nueve peniques”, “La señora Ching”, “Calma antes de la tormenta”, “En guerra”, “La huida”, “La larga jornada”, “El estetoscopio” , “El DIOS que ama”, “El señor Shan”, “Aun hasta la muerte ”, “De regreso a Inglaterra”, “Wong Kwai” y “Un viejo traje”

Aylward Gladys cuenta las incontables intervenciones de DIOS en su vida diaria, así como su deseo por hacer la voluntad de Dios a cualquier precio.

Ella al reconocer a Jesucristo como su salvador, decide dedicar a DIOS su vida, Aylward narra cómo cierto día lee un artículo de revista, en donde ella se da cuenta que “millones de chinos jamás habían escuchado el mensaje de Jesucristo”1 , es cuando descubre que eso es lo que realmente quiere hacer, ir a China, así es como comienza a buscar ayuda en las sociedades misioneras , pero en vez de eso no consigue nada; decepcionada de su fallido intento comienza a trabajar en la casa de dos misioneros jubilados, donde aprende realmente lo que es depender de DIOS, pero con la idea firme de ir a China.

Ella decide trabajar en casa, para pagar su pasaje de Inglaterra a China, y también trabaja de camarera sus días libres, Aylward durante ese tiempo difícil de luchar por su cuenta, menciona que “a causa de muchos y casi milagros incidentes pequeños, en lugar de necesitar tres años para ahorrar el pasaje, en pocos meses ya había logrado reunir en su totalidad 47.10 libras esterlinas ”2 así ella llena de emoción decide localizar a la señora llamada Lawson, una misionera que vivía en China, con los datos suficientes de cómo localizar a Lawson, Aylward se pone en marcha hacia China.

En el largo camino a China estuvo a punto de arrepentirse pero encuentra aliento en las palabras de DIOS: “no temas recuerda que yo soy el señor.” En su camino hizo varias paradas en distintos lugares, hace una parada en Rusia donde sin darse cuenta se convierte en prisionera, viéndose incapaz y sin otra alternativa para poder escapar, decide convertirse prisionera de una embarcación japonesa, donde Aylward, cuenta que el trato del capitán con ella, era de lo más agradable y respetuoso.

Al llegar a Japón un joven la está esperando, para así llevarla a China con la señora Lawson, quien la recibe en su hogar (una posada humilde y carente de lujos).

A su llegada al pueblo, Aylward era observada por todos, por su increíble color de piel y sus rasgos ingleses, a pesar de todo, ella se acostumbro rápidamente. Al principio ella lo único que hacía era cuidar las mulas de los hombres que llegaban allí, con el fin de que ellos se sintieran a gusto, mientras la señora Lawson junto con el señor Lu compartían la palabra de DIOS. Y con el tiempo Aylward logro aprender el idioma con solo escucharlo. Después de un tiempo de vivir en China, es llamada Aylward ante el mandarín, ella un poco asustada se presenta ante él y pregunta; de que está siendo acusada para estar ahí, el mandarín

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