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Resumen ética Para Amador De Fernando Savater


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2012  •  1.884 Palabras (8 Páginas)  •  1.289 Visitas

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RESUMEN

ÉTICA PARA AMADOR

FERNANDO SAVATER

Entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no si queremos seguir viviendo. De modo que a lo que nos conviene solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan mal y a eso lo llamamos «malo». Saber lo que nos conviene, es distinguir entre lo bueno y lo malo. La libertad es cuando podemos decir «sí» o «no”, quiero o no quiero. No somos libres de elegir lo que nos pasa sino libres para responder a lo que nos pasa. No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno quiere). A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres, es a lo que llaman ética.

La mayoría de nuestros actos los hacemos casi automáticamente, sin darle demasiadas vueltas al asunto, ya que a veces darle demasiadas vueltas a lo que uno va a hacer nos paraliza. «Motivo»: es la razón que tienes o al menos crees tener para hacer algo, la mejor respuesta que se te ocurre a la pregunta « ¿por qué hago eso?», a estos motivos les llamaremos órdenes. Cada uno de esos motivos inclina tu conducta en una dirección u otra, explica más o menos tu preferencia por hacer lo que haces frente a otras que podrías hacer. Las costumbres, en cambio, vienen más bien de la comodidad de seguir la y también de tu interés de no contrariar a los otros, es decir de la presión de los demás. Las órdenes y las costumbres tienen una cosa en común: parece que vienen de fuera, que se te imponen sin pedirte permiso. En cambio, los caprichos te salen de dentro, brotan espontáneamente sin que nadie te los mande.

Libertad es poder decir «sí» o «no»; lo hago o no lo hago, esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y no lo quiero, pero también, darte cuenta de que estás decidiendo. Nadie puede ser libre en mi lugar, nadie puede dispensarme de elegir y de buscar por mí mismo. La palabra «moral» etimológicamente tiene que ver con las costumbres, y también con las órdenes, «debes hacer tal cosa» o «ni se te ocurra hacer tal otra». Sin embargo, hay costumbres órdenes que pueden ser malas, o sea «inmorales», por muy ordenadas y acostumbradas que se nos presenten. Lo «Moral» es el conjunto de comportamientos y normas que solemos aceptar como válidos; «ética» es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras «morales» que tienen personas diferentes.

No le preguntes a nadie qué es lo que debes hacer con tu vida: Pregúntatelo a ti mismo. «Haz lo que quieras» no es más que una forma de decirte que te tomes en serio el problema de tu libertad. Una cosa es que hagas «lo que quieras» y otra bien distinta que hagas «lo primero que te venga en gana»... El hombre no es solamente una realidad natural sino también una realidad cultural. Por eso hablar a alguien y escucharle es tratarle como a una persona, por lo menos empezar a darle un trato humano. Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, la humanización es un proceso recíproco, para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humanos a ellos; si para mí todos son como cosas o como bestias, yo no seré mejor que una cosa o una bestia tampoco. Por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto a fin de cuentas de dar la buena vida.

Cuando tratamos a los demás como cosas, lo que recibimos de ellos son también cosas. Lo del trato es importante, al no convertir a los otros en cosas defendemos por lo menos nuestro derecho a no ser cosas para los otros. A las cosas hay que manejarlas como a cosas y a las personas hay que tratarlas como personas: brindarles atención. La palabra «imbécil» viene del latín baculus que significa «bastón»: el imbécil es el que necesita bastón para caminar, es decir, necesitan apoyarse en cosas de fuera, ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad y la reflexión propias. Conclusión: Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia. Por supuesto, hay que reconocer que ciertas personas tienen desde pequeñas mejor «oído» ético que otras y un «buen gusto» moral espontáneo, pero este, «oído» y ese «buen gusto» pueden afirmarse y desarrollarse con la práctica.

La conciencia que nos curará de la imbecilidad moral presenta los siguientes rasgos: a) Saber que no todo da igual porque queremos realmente vivir y además vivir bien. b) Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos corresponde a lo que de veras queremos o no. c) A base de práctica, ir desarrollando el buen gusto moral de tal modo que haya ciertas cosas que nos repugne espontáneamente hacer. d) Renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente responsables de las consecuencias de nuestros actos. Palabras como «culpa» o «responsable», suenan a lo que habitualmente se relaciona con la conciencia, ¿Que de dónde vienen los remordimientos? Para mí está muy claro: de nuestra libertad. Si no fuésemos libres, no podríamos sentirnos culpables de nada y evitaríamos los remordimientos, no es más que el descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la libertad. Responsabilidad es saber que todas mis decisiones dejan huella en mí mismo antes de dejarla en el mundo que me rodea.

Lo que a la ética le interesa, es cómo vivir bien la vida humana, la vida que transcurre entre humanos. En todo lo que llamamos « civilización», «cultura»,

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