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Resumen Del Libro La Resistencia De Ernesto Sabato


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2013  •  2.884 Palabras (12 Páginas)  •  3.042 Visitas

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LA RESISTENCIA DE ERNESTO SABATO

El comentario hacia este libro ha sido motivo, de la lectura que hizo el profesor Roberto Carballo sobre unos párrafos del mismo, como viene haciendo habitual todos los lunes y martes de la asignatura Sistema Económico Mundial, el profesor nos regala algunas líneas sobre diferentes lecturas, y debo admitir que el día que nos leyó sobre “La Resistencia”, entro en mi un deseo de hacerme con este libro, empecé a leerlo esa misma semana pero por diferentes motivos no llegue a terminarlo. Cuando nos propusieron entre una lista de libros en cual estaba este, mi remordimiento al no haber terminado esta gran lectura hicieron volver a empezar con una mirada más entusiasta a leer el libro.

El libro contiene seis apartados, los cuales cada uno de ello los titula: primera carta, segunda carta… así hasta la quinta carta para después terminar con un apartado llamado epilogo: la decisión y la muerte. Comentare cada uno de estos.

• Primera carta: lo pequeño y lo grande.

Este primer escrito Ernesto Sabato tiene un sentimiento de que las posibilidades de una vida más humana están a nuestro alcance y por ello también la necesidad de poder transmitir ese sentimiento que le invade, así comienza el libro, con la reflexión que hace a los lectores de de la esperanza de que todavía se pude conseguir si empezamos a valorar la vida de otra manera. Valores que él llama del espíritu que todavía están ahí aun siendo conscientes de la amenaza de la condición humana.

A medida que nos realizamos de manera más abstracta, más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios.

La televisión hace que quedemos como prendados de ella, y hace que nos cueste abandonarla y perdemos la capacidad para mirar y ver lo cotidiano.

Recoge la frase de Marx modificándola y diciendo “la televisión es el opio del pueblo”, ya que uno va quedando aletargado delante de la pantalla y aunque no encuentre nada de lo que busca, lo mismo se queda ahí, incapaz de levantarse y hacer algo bueno. Nos quita las ganas de trabajar en alguna artesanía, leer un libro, o ir al bar con algún amigo o conversar con los suyos. Es algo a lo que nos acostumbramos como a falta de algo mejor.

Sabato recoge muy bien esta idea, diciendo que el estar sentado frente al televisor anestesia la sensibilidad, hace lenta la mente, perjudica el alma.

La presencia de un hombre se expresa en el arreglo de una mesa, en unos discos apilados, en un libro, en un juguete. El contacto con cualquier obra humana evoca en nosotros la vida del otro, deja huella a su paso que nos inclina a reconocerlo y a encontrarlo. Pero si vivimos como autómatas seremos ciegos a las huellas que los hombres nos van dejando.

La medicina es una de las aéreas donde puede verse una contra ola que golpea esta trágica creencia en la abstracción. Una enfermedad es quizás en la ruptura entre su propio soma y su medio físico y cultural, que puede ser provocada por un impulso sometico y otras por un impulso anímico, espiritual o social. Sabato considera que enfermedades modernas como el cáncer pueden ser debidas al desequilibrio que la técnica y la sociedad moderna han producido entre el hombree y su medio. ¿El cáncer no es acaso un cierto tipo de crecimiento desmesurado y vertiginoso?

Cambios mesologicos provocaron la desaparición de especies enteras y así como los grandes reptiles no pudieron sobrevivir a las transformaciones que ocurrieron al final del periodo mesozoico, podría suceder que la especie humana fuese incapaz de soportar los catastróficos cambios del mundo contemporáneo. El hombre no ha tenido tiempo para adaptarse a las transformaciones que su técnica y su sociedad van produciendo a su alrededor y Sabato afirma que las enfermedades modernas son los medios de que se está valiendo el cosmos para sacudir a esta orgullosa especie humana.

En las páginas siguientes Ernesto Sabato nos habla de la fidelidad y la traición, a la que el hombre tiene el sentimiento como un destino de cumplir. Pero ese destino no es como fatalidad. Sabato cree que la libertad nos fue destinada para cumplir una misión en la vida, y sin libertad nada vale la pena.

En este primer capítulo el escritor finaliza con estas frases: “que admirable es a pesar de todo que el ser humano, esa cosa tan pequeña y transitoria, tan reiteradamente apalatada por terremotos y guerras, tan cruelmente puesta a prueba por los incendios y naufragios y pestes y muertes de hijos y padres. Sí, tengo una esperanza demencial, ligada , paradójicamente a nuestra actual pobreza existencial y al deseo, que descubro en muchas miradas, de que algo grande puede consagrarnos a cuidar afanosamente la tierra en la que vivimos” .

“Creo en los cafés, en el diálogo, creo en la dignidad de las personas, en la libertad. Siento nostalgia, casi ansiedad de un infinito, pero humano a nuestra vidas”.

• Segunda Cara: los Antiguos valores

Su segundo escrito Ernesto Sabato se encuentra en la antigua ciudad de Salta, sentado en la plaza “volvieron mis obsesiones de siempre” así comienza esa nueva carta.

Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquéllos que no tienen valor en dinero sino en belleza. Sabato recuerda cuando era niño, aun se mantenían valores que hacían del nacimiento, el amor, la adolescencia, la muerte un ceremonial bello y profundo. El tiempo de la vida no era el de la prisa de los relojes sino que aun guardaba espacio para los momentos sagrados y para los grandes rituales.

Había épocas buenas y épocas calamitosas, pero dependan de la naturaleza, de las cosechas; el hombre no sentía que debía obrar siempre y en cualquier momento para controlar el acontecer. Ahora la humanidad carece de ocio, en buena parte porque nos hemos acostumbrado a medir tiempo en modos de producción.

La vida de los hombres se contaba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la adversidad. Estos grandes valores como la honestidad, el honor, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas.

Otro valor perdido es la vergüenza, como dice el autor hay en día uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones. En otro tiempo su familias se hubiera enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión los llevan y los tratan como a un señor.

Sabato resalta el valor que se daba antes a las palabras,

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