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El Cine Documental Como Herramienta En La Construcción De La Memoria Y El Pasado Reciente


Enviado por   •  2 de Julio de 2013  •  3.438 Palabras (14 Páginas)  •  465 Visitas

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Lidia G. Acuña1

Universidad Nacional del Litoral

1. Origen del cine documental, la cámara El cine documental como herramienta en la construcción de la memoria

y el pasado reciente como herramienta

El cine nació en Francia hacia 1894 cuando los hermanos Lumiére demuestran (fi lmando

la salida de los obreros de la fábrica), los resultados obtenidos a partir de las investigaciones

que hicieran en torno al kinestoscopio, que les permitió registrar el movimiento de las cosas.

Así los Lumière son los verdaderos pioneros de un cine documental y testimonial. El registro

documental es tan viejo como el cine, su evolución se encuentra ligado tanto a los desarrollos

tecnológicos como a la renovación del género cinematográfi co.

A comienzo del siglo XX se construye un lenguaje de registros sociales. En 1922 Flaherty

concreta “Nanook” y unos años después Vertov hace “El hombre con la cámara”, mientras

Grierson es el fundador del “cine como creador de conciencia”, este sociólogo escocés fundará

la Escuela de Cine Documental Británica, concreta “Drifters” en 1929. A decir de Grierson:

“yo lucho por el documental simplemente porque en el empleo de la materia verdadera está

incluida también la posibilidad de hacer obra creadora”.2

La línea de Grierson, con su documental social, infl uye en cineastas argentinos. Así se destaca

los trabajos de Fernando Birri, en Santa Fe de los años ‘60, que crea la Escuela Documental

de Santa Fe, en la Universidad Nacional del Litoral. Inaugurando la práctica de los llamados

“fotodocumentales”, verdaderas encuestas fotográfi cas y sociológicas. Realizando Tiré Dié

(1956-58) considerada la primera encuesta social fílmica de América Latina y concretada por

un colectivo de alumnos bajo la dirección de Birri. Luego el cine documental argentino sufrirá

evoluciones, rupturas y cambios hasta la actual irrupción cuantitativa y cualitativa.

Mientras, desde mediados de siglo XX, la renovación epistemológica producida en las

Ciencias Sociales es la que hace aparecer nuevos objetos de estudio adecuadamente vincu-

lados a dimensiones socio-culturales. En una época en la que los medios de comunicación

audiovisuales tienden a jugar un rol social cada vez más signifi cativo nos parece importante

dar a conocer nuestros aportes.

2. Cine documental y pasado reciente

Nuestro artículo se enmarca en la perspectiva de la Sociología de la cultura y la Historia

social. Consideramos que el cine documental es un texto, una producción cultural sometida

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Clío & Asociados. La Historia Enseñada / número 13 • 2009

a la historia de los hechos y de las ideas. Una imagen de lo real que no sustituye a lo real sino

que nos trae la experiencia de otros en el proceso de fi lmar. En nuestro caso la proliferación

de relatos sobre el terrorismo de Estado en Argentina y sus dramáticas consecuencias establece

la memoria como campo de confl ictos.

Así, el cine documental político no busca hoy construir fi cciones, sino intenta mirar de

cerca las fi cciones que sostienen la política en la realidad. La efervescencia testimonial coincide

aquí, precisamente, con el auge del documental como género fílmico, destinado a su registro

de discursos, testimonios, documentos, es decir la memoria como campo de operaciones de

representaciones (Amado, 2005).

Este cine deriva de una evolución del documental en temáticas y modalidades en Argentina.

En consecuencia es oportuno plantear la existencia de etapas en el desarrollo fílmico a partir de

hechos y procesos que implican rupturas y cambios importantes en la historia de nuestro país:

los años ‘60, los ‘90 y el 2001 en la Argentina. Encontramos que en los años ‘60 las producciones

tienen un acento en el cine político, llamado por algunos autores “fi lmografía revolucionaria en

todo sentido” (Krieger, 2007), como “Los cuarenta cuartos”, de Juan Oliva, Instituto de Cine,

Santa Fe, 1962; “La Hora de los Hornos”, de Solanas y Getino, Argentina, 1968 y “México,

la revolución congelada”, Raymundo Gleyzer , Argentina 1965, entre otras.

Luego desde mediados de los ‘90 hemos observado una irrupción del documental en el

contexto de resurgimiento general del cine argentino. Se abordan diversas problemáticas, con

renovadas formas de producción, en temáticas sobre por ejemplo la revisión de la historia y

los hijos del proceso como: “Procesados” de Castro y otros, Santa Fe 1994; “Quién quiera oír

que oiga”, de Hudson, Rosario, 1998; “Veo, veo”, Berta y otros, Rosario, 1996, “Historias

Cotidianas (h)”, de Habegger, Buenos Aires, 1999 y otras producciones.

Esta evolución audiovisual continuó y a partir del 2001 se multiplican las realizaciones con

renovadas formas

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