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El Cine Latinoamericano


Enviado por   •  27 de Enero de 2015  •  3.130 Palabras (13 Páginas)  •  224 Visitas

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Los países latinoamericanos fueron recibiendo al Cinematógrafo al igual que en el resto del mundo, a finales del siglo XIX. Las circunstancias sociales, económicas y políticas marcaron con los años su progreso cinematográfico, en el que tanto tuvieron que ver los promotores españoles, franceses e italianos como la presencia de las películas estadounidenses en sus pantallas. Muy pronto el mercado de cada uno de los países comenzó a estar controlado por el cine de Hollywood. No obstante, esta situación no impidió que en diversas épocas floreciesen aportaciones que mostraron la singularidad de la producción latinoamericana, que se apoyaría a lo largo del tiempo y en gran medida en la coproducción entre países de habla hispana.

El cine latinoamericano padeció el problema del aislamiento económico entre los distintos países, lo que impidió la creación de un mercado latino de cine. De manera que la mayor parte de su producción dependía de la capacidad económica de cada país y del tamaño de sus mercados internos.

Desde el origen del cine sonoro, en 1930, hasta 1996, el 89% de la producción total cinematográfica se concentró solo en tres países: Argentina, Brasil y México.

Hasta mediados del siglo XX, el cine mexicano y en menor medida el argentino, tuvieron una considerable presencia latinoamericana, con exponentes como Cantinflas o Libertad Lamarque. Pero a partir de la década de los 60, la presencia internacional del cine mexicano y argentino desapareció. Es entonces cuando surge la noción de "cine latinoamericano" como una manifestación artística emparentada, no tanto por el idioma sino por temáticas y propuestas estéticas emparentadas, así como por la perspectiva de construir un mercado de cine latinoamericano, intedrado por espectadores con la necesidad de verse a si mismos.

EL CINE MEXICANO

La llegada del cine a México, a través del representante de los hermanos Lumiére, fue todo un éxito al hacer su primera presentación ante el propio presidente de la República, el general Porfirio Díaz, el 6 de agosto de 1896.

A partir de ese momento, la presencia del cine en México fue en ascenso. Gabriel Viere abrió una sala de exhibición cinematográfica en el entrepiso de la Droguería Plateros. Oficialmente la primera función que se dio al público fue el 27 de agosto de 1896, aunque con anterioridad se dio una función para dar a conocer el maravilloso invento a la prensa.

La respuesta del público fue única e hizo posible que las funciones de cine "Droguería Plateros" se convirtieran en una experiencia cotidiana en la capital del país. En Guadalajara, el público prefirió el cinematógrafo de los Lumiére porque ofrecía más calidad y variedad en sus cintas, al utilizar el vitascopio, invento de Tomás Álva Edison.

Gabriel Viere y Ferdinand Bon Bernard, su socio, dejaron México a finales de 1897, cuando vendieron el cinematógrafo. Fue entonces que el empresario Ignacio Aguirre se convirtió en el primer exhibidor mexicano.

Al igual que Aguirre, otros hombres de negocios llevaron el cine a varias ciudades del país, con lo que fueron abriendo camino a un arte que se convertiría en una prolífica industria.

El cine mexicano se dio a la tarea de representar la realidad de acuerdo con las corrientes ideológicas dominantes. El positivismo veía en el cinematógrafo a un instrumento neutro, capaz de captar y presentar la realidad, tal y como era, por lo que el cine fue considerado como una herramienta capaz de transformar la educación y la ciencia.

De igual manera, el cine fue utilizado por políticos de diversas corrientes para hacerse propaganda y enfrentar a sus enemigos. El pueblo, por su parte, hizo del cine una diversión. Lo mismo tenía la oportunidad de asistir a una función quien podía pagar el elevado precio de las salas de lujo, como quienes por unas cuantas monedas veían la película con los letreros al revés, ya que la pantalla era utilizada por ambos lados.

No obstante que en México el desarrollo de la industria cinematográfica fue más lento, en comparación con otros países, en la capital como en muchas otras ciudades el cinematógrafo ocupó un importante sitio en la vida de la sociedad.

El cine quedó incorporado a la vida cotidiana de los mexicanos, al convertirse en una referencia obligada, medio de educación, motivo de anécdotas y de conversación entre familiares y amigos.

Desde su origen, el cine se convirtió en un importante medio de comunicación porque reúne al mismo tiempo a un elevado número de personas. Esta cualidad le ha servido para que también se le reconozca como una valiosa herramienta de propaganda.

En 1896 el cine hizo su aparición en México y de inmediato se popularizó, ya que contó con la aceptación del propio general Porfirio Díaz. Las vistas, como se llamaba a las tomas de unos cuantos minutos que mostraban la vida cotidiana.

La objetividad y capacidad de comunicación masiva del cine fueron aprovechadas de inmediato por los políticos, como medio para hacer propaganda, de acuerdo con sus intereses.

Porfirio Díaz utilizó al cine para registrar, en películas de mayor duración que las "vistas", algunos acontecimientos oficiales de particular importancia, como las fiestas presidenciales de 1906, celebradas en Mérida, Yucatán; el viaje de Justo Sierra a las ruinas de Palenque, en 1909, y su entrevista con el entonces presidente de Estados Unidos, Taft, llevada a cabo en octubre del mismo año, en la ciudad de El Paso, Texas.

No sólo el gobierno de Porfirio Díaz hizo propaganda en el cine. Como presidente de la República, Francisco I. Madero creó las "apoteosis", tomas con final jubiloso proyectado al final de la función, cuya intención era mostrarlo junto con su esposa y dejar en el espectador una buena imagen del matrimonio presidencial.

Durante la Revolución Mexicana, los caudillos de las diferentes facciones en pugna tampoco fueron ajenos a este uso propagandístico del cinematógrafo. Victoriano Huerta, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón dejaron testimonio de sus actos a través de la cinta de plata. Muchas de las acciones de guerra fueron filmadas como documentales y eran exhibidas con éxito entre el público.

El caudillo triunfador inaugurando obras o realizando actividades en beneficio del pueblo, fueron las principales imágenes. Políticos y caudillos aprovecharon el cinematógrafo para mostrar el lado negativo de sus enemigos y denigrarlos, como lo hizo Victoriano Huerta para señalar los errores del zapatismo.

El cine durante la Revolución Mexicana jugó el papel que le asignaron los protagonistas de alto rango en esta lucha por el poder político y económico. En la actualidad, las

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