Mitos Del Empresario

MITOS Y MITOS

Mitos… mitos y mas mitos… la Llorona, la mohana, Uitoto, la madre monte, la pata sola; esa cualidad tan defectuosa propia del ser humano, esa cualidad a veces tan alabada, digna incluso de premios que elogian la imaginación y la mentira, esa cualidad humana de inventar realidades, y llevarlas al punto de creerlas verdades; esa cualidad nos persigue, nos convive, mitos y mitos, realidades a medias, realidades imaginarias, agrandan y degradan, pero siempre cambian la percepción, objetiva o no, de eso que generalmente no conocemos.

Son tantos los “mitos modernos”; son tantas las ideas tergiversadas que tenemos de acciones tan sencillas y fáciles de entender o de ser, mas sin embargo estas se nos hacen tan obvias que desconfiamos, y buscamos la quinta pata al gato, y sencillo, si no la encontramos, la inventamos, por que si no la podemos ver es que es invisible, pero de que existe, existe.

Cuando intentamos adentrarnos un tanto, en el inmenso y misterioso mundo empresarial, encontramos un camino difícil, un camino lleno de historias, historias de muertos y fantasmas, fantasmas aterradores, fantasmas cuya misión es ahuyentar de ese camino a cualquiera que intente atravesarlo. Y hay que decirlo la mayoría no tenemos el valor suficiente para vencer esos terroríficos fantasmas, y llegar al final del primer sendero que conduce tan solo a la entrada del mundo, y entonces descubrir que, como sucede siempre en aquella famosa serie del perro miedoso que persigue fantasmas, todos aquellos mounstros son simplemente falsos.

En términos generales los mitos surgen como productos de miedos y creencias, creencias generalmente basadas en simple suposición o una observación lejana en el mejor de los casos. Ahora bien, en cuanto a los empresarios y todo lo que a el concierne estos mitos, como si fuera poco, parecieran tener algo de realidad al estar aparentemente sustentados en algunos de empresarios, y peor aun, por antiguos “empresarios”.

I. Quizás el primer punto que se interpone en el camino, es esa idea tan generalizada de “uno nace, no se hace”; si bien es cierto, que es necesario ciertas cualidades cognitivas y emocionales, también es cierto, que en gran medida estas cualidades, se fortalecen, se fomentan dependiendo del entorno en que se desarrolle la persona. Seria equivalente a pensar que una persona con mal pulso no le seria posible ser medico; ignorando que si bien se requieren ciertas habilidades estas se consiguen con el estudio y la practica, mas que con la simple inclinación o no.

II. Casi como un siamés, pegada a esa idea de “nace no se hace”, viene la hermana gemela, y quizás tan malvada y equivocada como la primera, pero esta alimentada al parecer por alguna especie extraña de desprecio o quizás hasta odio, por que solo así se explicaría el afán de crear menosprecio en una labor tan digna como es ser empresario. Se llega a considerar al empresario como aquel que no sirvió para nada de lo que sirve una “persona normal”; aunque triunfe se le ve como un fracasado, como a que le toca montar un negocio, y le fue bien. Esta idea es tan vana, y tan superficial, como cuando decimos que un color es feo, solo por que no es de nuestro agrado. Es ilógico pensar que un empresario es un fracasado; más aun cuando tenemos la certeza, que es más valiente que quien lo llama fracasado. Se suele suponer que el empresario es aquel malo para el estudio, malo para estar en compañía, socialmente inconforme, o cualquier cantidad de barrabasadas; y no es decir que el empresario es solo cualidades, no; es cuestión de ver un poco mas allá, así como hay empresario geniales, excelentes en todos los aspectos humanos, también los hay mediocres, pero no son geniales o mediocres por que sean o no empresarios, lo son por que logran o no un desarrollo de su persona; y esto se ve no solo en el ámbito empresarial, también en empleados, pero todo esto es mas concerniente a la persona que a al oficio que realice.

III. Y seguimos avanzando por el sendero del terror, y a cada paso se aparecen mas y mas espantos, uno tras otro, como formando todos parte de un todo, uno conlleva a otro, como para hacer mas peso, y se montan encima, haciendo una pirámide de cabeza, que llevaremos en las espaldas hasta que constatemos que son solo mitos.

Solo mitos, “naces no te haces”, “perdedor” o “fracasado”; y el tercer mello… para ser empresario no se estudia, o mejor, el empresario no estudia; eso se parece mucho a: “voy al Realty, me lo gano y me hago rico”. Y no es que no suceda, es que es poco común. Siendo objetivos, que tan probable es que una persona de nuestra época, se convierta en empresario por puro instinto? Que tan probable es que encuentre apoyo, únicamente por tener ganas y buenas ideas?; entonces aparecerá mas de uno el dueño de X empresa, apenas llego a 9 grado…. Excelente punto;

“El”: tercera persona del singular::::::1

Si hablamos de un dueño de una empresa, seria lógico tomar esto como referencia sabiendo que solo en nuestra ciudad hay más de dos mil empresas constituidas? Seguramente no. En general los empresarios son personas estudiadas en diversas áreas del saber; pero que han decidido trascender las barreras propuestas por una sociedad al parecer irremediablemente conformista.

IV. Tampoco falta el estudiado que considera que al convertirse en empresario relega su estatus, “baja de estrato”… olvidando, que el que le da empleo, de alguna manera también es empresario; y lo mejor, le dice JEFE. Que paradoja tan contradictoria cierto?

V. Y bien, siguiendo nuestra espeluznante aventura, otra serie de mitos se atraviesan en nuestro andar, desprendidos de sus antecesores, engañando la ilógica lógica, que antes ya se ha aplicado; llegando a una conclusión, tan facilista, como inestable: “Es mas seguro ser empleado”. Y dando un simple vistazo, grosso modo, difícilmente seria refutable; pero como seremos justos, y en este caso también le encontraremos la quinta pata al gato, miraremos mas allá; ¿que tan común es que una persona trabaje toda su vida en una misma empresa? O al menos gran parte de su vida; o lo que se supondría mas sencillo; ¿que tan cierto es ese otro “mito optimista” que dice que, “fácilmente” se pueden escalar muchos puestos dentro de una organización? ¿Es acaso falso que sea muy común encontrar un tope en la escalera de ascenso, tope normalmente regulado por “favoritismos y amistades”, y una escalera en la que también es fácil perder la dignidad o relegarla? ¿O acaso algún estudiado economista, podría decir que es falso, que de una u otra manera, un pensionado es

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