Implicaciones De Los Cambios Del Conocimiento En La Formación Universitaria

La universidad pública hoy en día conserva un pero importante en la formación de la fuerza laboral y la masa crítica necesaria para la reproducción social y aunque no es la única instancia educativa ni el conocimiento se produce privativamente al interior de ella, las universidades siguen siendo las instituciones que conservan el reconocimiento y aceptación suficiente para validar a los individuos ante la sociedad mediante la expedición de documentos que los acreditan como profesionistas.

Respecto de si la universidad debe de centrarse en el saber por el saber; o si debe formar para el mercado; si ha de abrirse completamente a todo aquel que desee ingresar a ella o si ha de poner restricciones en función de los apoyos económicos y de una supuesta calidad educativa (exámenes de ingreso) Igualmente se discute si la universidad ha de propiciar un saber más cada vez más especializado o si por el contrario debe formar con un enfoque integral, más cultural y social.

El conocimiento cambia constantemente, por lo que el riesgo de la obsolescencia es latente; las prácticas profesionales deben adecuarse a los cambios e incorporar las nuevas tecnologías; las relaciones entre profesión, trabajo, éxito económico, no son lineales; además de la pertenencia, la formación universitaria ha de incorporar las nociones de actualización y formación permanente. De igual forma, pareciera que los procesos de evaluación a la calidad educativa han llegado para quedarse, lo que introduce en la formación universitaria nuevos parámetros que hay que atender.

En la sociedad actual se requieren profesionistas que se vayan actualizando día con día y que sean capaces de abordar los problemas de distintas maneras y distintos puntos de vista.

El nuevo orden internacional se manifiesta desde finales del siglo XIX, así como el tipo de organización del trabajo que lo sustenta; ambos configuran la estructura y el sistema de un mercado laboral con capacidad de responder a los requerimientos de la nueva sociedad que se perfila desde entonces. La institucionalización, así como el proceso social que comprende, adoptan diversos sentidos: si se quiere simplificar, puede decirse que algo se ha institucionalizado cuando se convierte en una forma reconocida por la tradición, por su eficacia y por la legitimidad de hacer las cosas de la mejor manera posible. Mediante estos procesos se adquiere una cierta relevancia o prestigio social, reconocimiento y/o legitimación de la actividad que se realiza, trasciende o permanece en el tiempo, es la base para otros procesos o se alude a ella como fuente de tradiciones, autoridad y poder.

Ben- David, concibe el proceso de la institucionalización de tres maneras:

a) Como el resultado de la aceptación social de una cierta actividad que se lleva a cabo como una función socialmente importante.

b) Como un ámbito que está sometido a la existencia de las normas que regulan la conducta de un campo determinado de actividades.

c) Como un desarrollo donde se tiende a la adopción de normas sociales provenientes de diferentes campos de actividad en el ámbito correspondiendo a una actividad física.

Cada campo social va conformándose de manera diferente, de tal forma, que produce parámetros particulares que se adecuan a un marco normativo ad hoc al campo de que se trate.

Cuando una actividad se institucionaliza, le sigue un proceso que es producto de las interacciones e intercambios entre los diversos sujetos que detentan o aspiran a poseer posiciones de poder o influencia en el conjunto de las actividades desarrolladas por esa actividad social. Así se consolidan patrones normativos, formas de organización e intercambios de valores sociales y culturales.

Cada modelo de universidad responde a formas particulares de concebir la ciencia, de desarrollar y transmitir el conocimiento científico: también estos modelos se estructuran sobre concepciones acerca de quienes enseñan, de quienes aprenden y de la forma cómo realizan estas funciones, pero en definitiva la formación profesional que se despliega ha de beneficiar a la sociedad.

El desarrollo de las universidades responde más a la evolución de la ciencia y la tecnología, que al mercado de trabajo y sus demandas, esto porque durante largo tiempo las instituciones de educación superior decidieron con cierta libertad sus planes de estudio, así como las áreas de actividad social que podían tener el carácter de profesiones; si bien las propuestas de la universidad coincidían en ciertas etapas con los requerimientos del mundo del trabajo, con frecuencia estaban desvinculadas de él.

La institucionalización de las llamadas profesiones liberales ha desarrollado el sistema profesional en dos vertientes: las disciplinas intelectuales (académicas), y las que tienen como finalidad la aplicación práctica de las primeras. Esto ha permitido a la vez, la aparición de dos categorías de profesiones en la sociedad moderna; las profesiones de la erudición (las humanidades) y kas profesiones aplicadas (derecho y medicina). Con el tiempo, se fueron sumando a ambas modalidades un número mayor de profesiones; aunque otras aparecen no encajar en ninguna de ellas.

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