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Algunas Consecuencias Psíquicas De La Diferencia Anatómica Entre Los Sexos


Enviado por   •  1 de Agosto de 2013  •  694 Palabras (3 Páginas)  •  595 Visitas

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Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925)

En el varoncito el niño retiene el objeto de la madre desde el período lactante, toma al padre como rival, que se sepulta por la angustia de castración y el interés narcisista por los genitales. El complejo es doble, activo y pasivo acorde con la disposición bisexual. También quiere sustituir a la madre (actitud femenina). Anterior al complejo hay una identificación tierna hacia al padre; también en la prehistoria Edípica hay onanismo, cuya sofocación activa el Complejo de Castración. Este onanismo descarga la excitación sexual Edípica.

Inicialmente fue la madre para ambos el primer objeto; pero la niña debe resignarla como objeto. La ligazón con el padre y el deseo de tener un hijo con él fue la fuerza pulsional del onanismo infantil. El Complejo de Edipo tiene en la niña una larga prehistoria, una formación secundaria. El niño descubre la zona genital dispensadora de placer durante el chupeteo. La niña nota, en la fase fálica, el pene de un niño, y lo supone como el correspondiente superior de su órgano y cae víctima de la envidia de pene. El niño primero desmiente su percepción, más tarde cobra influencia la amenaza de castración, que volverá significativa su observación: su recuerdo lo mueve afectivamente y lo somete a la creencia en la efectividad de la amenaza. Dos reacciones resultarán: horror frente a la criatura mutilada, o menosprecio triunfalista hacia ella. La niña ha visto el pene, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo. Se bifurca el Complejo de Masculinidad de la mujer. Puede provocar la esperanza de recibir uno o la desmentida, se rehúsa a aceptar la castración, se afirma en que posee un pene y se comporta como un varón.

Con la admisión de la herida narcisista se establece un sentimiento de inferioridad. Intenta explicarlo como castigo personal, y empieza a sentir un menosprecio por el varón.

Aunque la envidia del pene haya renunciado a su objeto no cesa de existir: pervive en el rasgo de carácter de los celos, y en la primera fase de pegan a un niño en que otro niño, del que se tiene celos debe ser golpeado.

Otra consecuencia es el aflojamiento de los vínculos tiernos con el objeto madre a quien se responsabiliza de la falta de pene. Además la madre ama más al niño que posee pene.

La masturbación clitorídea sería una actitud masculina, y el despliegue de la feminidad tendría por condición la remoción de ésta forma de satisfacción. Tras la envidia de pene se produce una contracorriente opuesta al onanismo que es un preanuncio de aquella oleada represiva que en la pubertad eliminará gran parte de la sexualidad masculina para dejar espacio a la feminidad. Esta sublevación temprana contra el onanismo fálico es producto de la afrenta narcisista enlazada con la envidia del pene, que reza: es mejor dejar de competir

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