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CUANDO LOS INTESTINOS PIENSAN POR TI.


Enviado por   •  3 de Enero de 2012  •  834 Palabras (4 Páginas)  •  543 Visitas

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Según parece confiar en tus instintos no es muy diferente que confiar en tus intestinos. Según la tradición y la ciencia actual tal vez eso de “tener una corazonada” ocurre un poquito más abajo, en nuestras tripas.

En la antigüedad existía la creencia de que la inteligencia no estaba forzosamente ubicada en el cerebro si no que más bien se repartía por todo el cuerpo. Durante mucho tiempo -y somos muchos los que así lo hemos aprendido en el colegio- se nos dijo que la cabeza era el centro de la inteligencia del hombre…hasta que los últimos estudios en neurología vuelven a dar la razón a la tradición.

INTESTINOS PENSANTES

¿Sabías que a lo largo de tu sistema digestivo tienes tantas o más neuronas que en la cabeza? El intestino viene a ser una especie de cerebro secundario que tiene sus propias opiniones y funciones, básicamente advertirnos del peligro. Hoy os traemos este interesante artículo sobre el tema que seguro será muy revelador para mucha gente:

Alguna vez se ha preguntado por qué antes de un examen o una difícil reunión de negocios sentimos malestar en el estómago, por qué cuando estamos sometidos a una carga extra de trabajo y nos estresamos podemos experimentar estreñimiento durante algunos días o, mejor aún, por qué sentimos el aleteo de mariposas en la boca del estómago cuando nos enamoramos. En pocas palabras, ¿por qué muchas de nuestras emociones están conectadas a nuestro sistema intestinal?

Las respuestas a estas preguntas estarían cifradas en nuestro segundo cerebro. !Sí¡. Leyó bien: tenemos un segundo cerebro. Y una ciencia relativamente nueva, la neurogastroenterología, se ocupa de su estudio.

Técnicamente, este segundo cerebro que tiene tantas neuronas como el que reposa sobre nuestros hombros, se conoce como Sistema Nervioso Entérico y su función consiste en controlar los cerca de 25 centímetros de esófago, 30 centímetros de duodeno, seis metros de intestino delgado y 1,5 de intestino grueso.

Esto, además de ejercer una estricta vigilancia sobre uno de los puntos más críticos de nuestro cuerpo, la luz del intestino en la que se alojan millones y millones de bacterias pertenecientes a más de 300 especies distintas. Con su homólogo de arriba, mantiene una constante comunicación, con mensajes no siempre agradables como la proximidad de la náusea o la diarrea.

Aunque fue descubierto en 1921 por muchas décadas se ignoró su importancia. Fue en 1996 cuando se realizo un verdadero interés por el tema. el libro El segundo cerebro, resucitó el interés por esta sucursal de nuestra cabeza en medio de las tripas. En él se rebeló que el 90% de la serotonina, el neurotransmisor estrella de nuestros circuitos cerebrales, en realidad se encuentra en las neuronas del intestino.

“En lugar de alojar

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