Calidad De Vida

“La mente asocia el aprendizaje en la medida en que se asimila lo que se está escuchando y entendiendo, fruto del lenguaje aplicado”.

La comunicación está en el centro mismo de la conducta de todos los seres humanos. Las personas dedican grandes cantidades de tiempo a conversar cara a cara, a hablar por teléfono, a enviar mensajes por el correo electrónico, a escribir informes, redactar trabajos o responder preguntas, reuniones, salas de clases, conferencias o encuentros colectivos. Lo cual no ocurre sólo en el plano de las relaciones interpersonales, sino también en los grupos, y en las organizaciones. En consecuencia, es necesario entenderla y particularmente, aprender las competencias necesarias para generar comunicación exitosa entre las personas, enfrentar y superar sus malentendidos y ser protagonistas y actores de relaciones personales y laborales cada vez más satisfactorias. Evidentemente todos los seres humanos somos capaces de comunicarnos entre sí, pero desafortunadamente no todos somos capaces de asimilar el proceso que cumple el ser humano para desarrollar nuestra forma de expresión teniendo en cuenta y semejando un proceso de aprendizaje, para exponer lo que realmente queremos decir sin que la comunicación sea tosca o mal interpretada.

Cuando nos comunicamos con otras personas sea por cualquier medio, antes de comunicarnos la mente siempre está procesando información que estamos escuchando y de la manera más rápida trata de resolver o dar respuesta, lo que los seres humanos no sabemos comprender es que no siempre lo que emitimos con nuestro lenguaje, es lo que realmente habías pensado, por esto muchas veces transferimos o decimos cosas que pueden ser perjudiciales para las personas.

Por lo tanto la mente es tan rápida que debemos escuchar y entender lo escuchado, para luego exponerlo de una manera clara, de esta manera estaremos utilizando de la mejor forma el lenguaje aplicado.

Al asociar la mente con el aprendizaje lo relaciono con inteligencia emocional, pues es la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar los estados emocionales personales y de los demás, dirigiendo y equilibrando las emociones. Edward Thorndike (1920) la definió como “la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres y actuar sabiamente en las relaciones humanas”, quién la llamó Inteligencia Social.

La inteligencia emocional determina la manera en que el ser humano se relaciona y entiende el mundo; teniendo en cuenta las actitudes, los sentimientos y engloba habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la automotivación, la confianza, el entusiasmo, la empatía.

El autoconocimiento (conciencia de uno mismo), es la capacidad que tiene la persona de reconocer sus propios sentimientos, emociones o estados de ánimo y cómo lo puede afectar. El autocontrol (auto-regulación),

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