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Deficit De Atencion E Hiperactividad


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2012  •  4.111 Palabras (17 Páginas)  •  593 Visitas

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La agresividad siempre ha sido un tema de actualidad, especialmente la agresividad juvenil. Estos jóvenes que destacan por su hostilidad suelen poseer un historial de conductas agresivas que se remonta a edades tan tempranas como las del periodo preescolar

Los niños agresivos hiperactivos de 4 meses son más problemáticos que los niños agresivos, los hiperactivos y el grupo control. Las diferencias se acentúan con la edad, a los 8 años son el grupo percibido más negativamente por sus madres, con más desventajas ambientales y más problemas escolares (Sanson, Smart, Prior y Oberklaid, 1993).

Los niños agresivos retraídos tienen un peor ajuste que los niños agresivos y los retraídos. La combinación de varias conductas desadaptadas aumenta la vulnerabilidad hacia problemas de interacción. Varios autores explican estos déficits en la interacción basándose en la interpretación que hacen los demás cuando se combina la agresividad con una postura de retraimiento; también sugieren que el comportamiento retraído podría ser un marcador de otro tipo de déficit social; o la postura agresiva podría tener otras connotaciones negativas derivadas del retraimiento (son niños más persistentes en ganar, asociales, etc…) (Ladd y Burgess, 1999)

El mal funcionamiento adaptativo, referido a la ejecución de las actividades diarias que requieren suficiencia personal y social, se considera un índice de mal pronóstico. Niños caracterizados por hiperactividad-impulsividad-inatención más agresividad y que, además, tienen una mayor disfunción adaptativa, son diagnosticados con mayor frecuencia de trastorno de conducta y depresión mayor en comparación con los niños de igual diagnóstico pero con un buen funcionamiento adaptativo. Los padres de estos niños más desfavorecidos suelen presentar conductas paranoicas y utilizar prácticas de educación menos positivas con sus hijos. (Shelton, Barkley, Crosswait et al., 1998; Greene, Biederman, Faraone et al., 1997)

Tradicionalmente se ha dicho que estos niños tienen un temperamento difícil, pueden tener pequeños problemas neurológicos, se mueven en ambientes deficitarios, en su familia hay problemas matrimoniales, éstas son familias coercitivas, posiblemente tengan una madre deprimida o con alguna otra psicopatología y hayan tenido un apego inseguro

se observa que el carácter activo y el humor variable correlacionan positivamente con agresividad en niñas, en cambio en niños no se hallan correlaciones significativas, únicamente una tendencia hacia la hostilidad entre los niños activos (Hinde, Tamplin y Barrett, 1993).

Los aspectos de dificultad y resistencia al control, características temperamentales observadas en bebés, son buenos predictores de conducta externalizante en edad preescolar y a los 8 años. La resistencia al control predice problemas de conducta externalizantes pero no internalizantes, mientras que el constructo de dificultad predice ambas conductas problema. (Bates, Bayles, Bennet et al., 1991).

Numerosos estudios identifican el temperamento como moderador de las interacciones del niño con sus cuidadores. Siguiendo la explicación que nos aporta el modelo biopsicosocial, la secuencia podría ser la siguiente: niños con un carácter activo, intenso, irritable, tienen más probabilidad de reaccionar de forma conductualmente inapropiada o exagerada ante cualquier pequeña dificultad. Estos niños, debido a su conducta explosiva, tienden a crear estrés en su relación con la madre. Esto puede hacer que estas madres tiendan a evitar el contacto con su hijo “difícil” y a percibir la conducta del niño como problemática; esto implicaría una interacción madre/hijo defectuosa, que puede ser el inicio del desarrollo de ciclos coercitivos que llevan a la instauración de conductas agresivas (Maccoby y Jacklin, 1980; Sanson, Oberklaid, Pedlow y Prior, 1991; Patterson, Dishion y Reid, 1992). En esta secuencia no sólo el temperamento estaría implicado, sino también una falta de recursos familiares para responder adecuadamente a las dificultades de interacción del niño y unas circunstancias ambientales estresantes (Sanson

En la infancia, son normales los ataques de agresividad. Lo que pasa es que algunos niños persisten en su conducta agresiva y en su incapacidad para controlar su fuerte genio, pudiendo sentirse frustrados delante del sufrimiento y del rechazo de los demás. Según las teorías del impulso, la frustración facilita la agresión.

El comportamiento agresivo del niño es normal y debe ser vivido por él. El problema es saber controlarlo. Muchas veces el niño provoca un adulto para que él pueda intervenir por él y controlar sus impulsos agresivos, ya que no puede con todo. Por eso, el niño necesita de un "no hagas eso" o "pare con eso". Los niños, a veces, piden una riña. Es como si pidiera prestado un controle a su padre o madre. Del mismo modo que los padres enseñan a caminar, a hablar, a comer, etc. a sus hijos, deben enseñar también a controlar su agresividad.

Controlar la agresividad del niño

Hay que tener cuidado solamente para que el niño no se convierta en un terrorista o sumiso, ni permitir todo ni devolver su agresividad con otra agresividad. La teoría del aprendizaje social afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la conducta de modelos agresivos. Es muy importante, por ejemplo, que el niño tenga y encuentre un buen modelo en sus padres. Los niños se relacionan con los demás de la misma forma que lo hacen sus padres. Si ellos mantienen una relación tranquila con los demás, es así que el niño se portará delante de sus amiguitos. Si la relación es mas bien conturbada, probablemente el niño seguirá ese modelo de comportamiento.

Educar a los niños es una tarea difícil, que requiere trabajo. Pero que vale la pena tentar acertar, tener equilibrio y consenso entre los padres para que en la educación del niño no ocurra fallo de doble comunicación. Si uno de los padres permite todo y el otro nada, eso confundirá al niño y probablemente se rebelará.

Hiperactividad, agresividad y déficit de atención

Comencemos por definir lo que es la hiperactividad o lo que es más exacto de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad. Para que nos entendamos, esto quiere decir que es un niño muy inquieto y al que le falta la atención de una forma muy llamativa.

La hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil alrededor de los dos o tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con la sintomatología que hoy vamos a abordar en esta información.

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