El Bullying

EL BULLYING

El Bullying es un ultraje o maltrato, este término se ha dado a conocer en los últimos años, pero al hablar de “bullying”, estamos hablando en si de abuso, acoso y maltrato. Se da por parte de un agresor, el cual se predispone a arrinconar, amenazar, intimidar y someter a su víctima con el único fin de infundirle temor sin razón alguna u obtener algo de esta. Este penoso tipo de crimen acontece en su mayoría entre personas de escuela o colegio, donde siempre serán los chicos nuevos o de cursos inferiores quienes sufrirán a causa del maltrato impartido por los alumnos de cursos superiores. Quienes soportan estas agresiones hacia su persona son muchos, pero realmente son pocos los que se atreven a hablar con alguien que les pueda prestar su ayuda y así superar y darle final a este comportamiento inhumano.

Agrupa un conjunto de diversas conductas que van desde la violencia física hacia un individuo, que generalmente es un compañero de clase, hasta la agresividad verbal la cual suele ser bastante directa como un insulto, o sutil como esparcir rumores que afecten la reputación de la persona. Esta agresividad verbal, seguramente, logrará perturbar gravemente a la víctima ya que perjudica directamente a su mente, pensamientos y emociones y en algunos casos puede llegar a trastornar su personalidad. Las agresiones verbales que afectan emocionalmente tienden a ser las razones de que los chicos experimenten depresiones, temor a asistir a la institución, ansiedad, deterioro de su autoestima e incluso puede llevarlos al suicidio. La agresión física es también peligrosa, pues en un acto cruel donde golpeen fuerte y potentemente a la víctima, podrían causar severos daños en ella, como lastimarles no solo externa sino también internamente, lo que incluso podría causarles la muerte por daño de órganos internos importantes.

En el bullying no solo tenemos al agresor y a la víctima, existe un tercero que puede marcar una diferencia significativa. El observador, como su nombre lo indica este personaje no participa de manera alguna en el ataque, solo es un testigo de este, de cuando una persona está siendo arrinconada. Pero como testigo es que puede realizar un cambio favorecedor para la persona agredida al intervenir personalmente o acudir a un mayor para que pare las intimidaciones; o solo observar y no hacer nada por desasosiego a volverse una víctima posterior.

Sabemos que quienes sufren este tipo de maltrato físico-mental, aunque no sea fácil o sencillo, tienen la oportunidad de librarse de sus constantes agresores a través de la comunicación con sus maestros o sus padres, quienes juntos trabajaran para que el daño psicológico que ya ha sido causado anteriormente sea remediado y que los periódicos abusos paren. Pero no muchos lo hacen por la existencia del temor o la vergüenza, aun sabiendo que si no denuncian a sus intimidantes, las cosas se pondrán

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