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El Hombre En Busqueda Del Sentido


Enviado por   •  28 de Junio de 2013  •  2.258 Palabras (10 Páginas)  •  474 Visitas

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ENSAYO: EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO

"Yo afirmo que nosotros no inventamos el sentido de nuestra vida, nosotros lo descubrimos” V.FRANKL.

La última de las libertades humanas; la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino. No es nuestra elección decidir cómo será nuestra vida, pero sí elegimos la manera en que nos enfrentaremos a ella y la actitud que presentamos.

En la vida siempre se nos van a presentar situaciones que nos desagradan o preferiríamos no vivir pero lamentablemente no se pueden cambiar, pero lo que sí está en nuestras manos es la actitud con la que nos enfrentamos a las diversas situaciones y las cosas positivas que podamos aprender de ellas todo depende de la manera en que decidamos encontrarle el sentido a la vida aunque parezca que todo está perdido y no hay a simple vista nada por el cual seguir viviendo o luchando, ese es un reto el de saber encontrarle el sentido a nuestra existencia ya sea viendo a nuestro alrededor o dentro de nosotros mismos.

¿Quién nos hace sufrir? ¿Quién no nos reconoce? ¿Quién controla nuestra vida? ¿Quién nos lastima?

¿Tus padres? ¿tu pareja? ¿Tu jefe? ¿El vecino? un amor? Sin duda podríamos armar una lista infinita de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil; De hecho, solo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no nos han dado nuestro lugar, el lugar que creemos merecer, que se han alejado y nos han hecho sentir profundamente tristes por el abandono, con un dolor que se siente tan profundamente que sentimos que nos duele el cuerpo y que será tan difícil de seguir con nuestra vida. Nos pasamos largas horas de nuestros días rumiando el problema en la más negra desesperanza.

Sentimos que ya no hay nada por que vivir que ya nada ni nadie tiene sentido, que esta vida no merece ser vivida. Nos encontramos entonces en un verdadero vacío existencial: vacío que, a nivel personal, se manifiesta como un sentimiento de falta de sentido tedio e indiferencia, y puede dan origen a una patología: la neurosis noógena. La vida sin sentido la experimentaras como un absurdo; se reflejara en el aburrimiento: en el desinterés por las cosas; y en la indiferencia: la falta de iniciativa por mejorar uno mismo, por cambiar el mundo. En ocasiones he dicho y también escuchado: “no sé qué hacer con mi vida, no le encuentro un sentido, un objetivo hacia el que moverme”.

Desde que estoy en este camino de estudiar psicología cada día estoy más convencida de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? porque estás hablando mal de mí? En fin……

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona lo he vivido en carne propia. Hace algunos años dije hablando con una amiga muy querida:

"Necesito que Héctor me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero". Y así, con ese piso tan débil, traje tres hijos a este mundo y en menos de 10 años me encontré absolutamente perdida cuando Héctor decidió abandonarme, lo que me llevo a un abismo donde me dolía el alma y, lo más terrible, no sabía cómo continuar viviendo con lo que tenía . Pero el tiempo pasa y la visión de las cosas cambia y cierto día me pregunté: ¿Realmente esa será la auténtica felicidad?¿Solo con el existo? comprendí que era una estupidez darle tanto poder sobre mí a otra persona , que era aún peor que alguien que no soy yo se la pase decidiendo mi estado de ánimo y bienestar. Y muy indigno querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente.

Debí entonces desaprender lo aprendido y volver a construir mi vida con lo que me quedaba, que con el pasar del tiempo descubrí que son cosas valiosísimas. No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones. Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que piense que alguien me lastima, me hace sufrir o controla mi vida, debo recordar: No es él, no es ella… No es mi madre mis hermanos mi jefe o los vecinos. SOY YO quien lo permite y está en MIS manos volver a recuperar el control DE MI VIDA.

"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas- la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino". V.FRANKL

"Lo más urgente hoy es llevar a los hombres a descubrir su capacidad de conocer la verdad y su anhelo de un sentido último y definitivo de la existencia JuanPablo II

Cuando nos enfrentamos a situaciones de crisis personal, profesional, de pareja, familiar, ante la pérdida de un hijo o de una persona amada, de un trabajo, de un hogar, de una ruptura sentimental, la enfermedad de un ser querido, o en momentos de cambio personal significativos (de buscar rutas personales, por ejemplo)… nos planteamos cuál es el sentido de nuestra vida. Estos momentos suelen estar llenos de padecimientos, malestares, psicológicos, emocionales, hasta físicos. Nuestro cuerpo, nuestra psique, expresa en sus diferentes maneras cómo se siente y vivimos como personas esta etapa de la vida. La sensación de vacío, en estos momentos, puede convertirse en un difícil compañero de viaje para nosotros.

En algunos momentos no sabemos por dónde comenzar a recorrer el camino que nos lleve a una mayor satisfacción con la vida, a disfrutar de ésta con lo que tenemos, o buscando cómo cambiar circunstancias para lograr paso a paso, como una hormiguita, labrando un camino (el suyo) que nos lleve a una vida diferente, a esas nuevas posibilidades de satisfacción con nosotros mismos.

Sabias son las palabras que dicen que: Para encontrarse con uno mismo, primero hay que estar “perdido”.

Darle sentido a la vida para algunos está en la profesión, para otros será la maternidad/paternidad (o sus hijos), el formar una familia como forma de “darle sentido a sus vidas” (como si su vida anteriormente careciera previamente de sentido), hay personas que piensan que su sentido de vida siempre está en el futuro y acostumbran decir cuando tenga esto… cuando sea profesional… cuando deje esta ciudad … cuando tal o cual… olvidando que la vida y su sentido debe estar en el ahora conscientes de nuestro ser, conectados con el todo con el universo.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Si algo he percibido de la obra de Viktor Frankl, es el valor inconmensurable de la vida. La lucha por su subsistencia en su historia destaca que lo más importante del hombre es el espíritu, la dignidad, el amor que no se trata de buscar el sentido de la vida en las opiniones de los otros, en las acciones de los otros en sus deberías, sino de empezar por nosotros mismos desde nosotros , poder explorarnos, debemos detenernos , darnos tiempo y espacios para conocer QUIÉNES SOMOS , QUÉ QUEREMOS , HACIA DÓNDE VAMOS Y HACIA DÓNDE QUEREMOS IR. Partiendo de NUESTRO “aquí y ahora”.

Quizás en ti (o yo) ahora consiste en encontrarle sentido a tu vida, reconociendo inicialmente que te sientes perdido. Y, posteriormente, asumiendo que esto lleva un trabajo de autoexploración, de autoconocimiento, posiblemente de un desarrollo personal, quizás de cambios significativos y relevantes en tu forma de sentir o de vivir, puedes correr riesgos… para encontrar la satisfacción en tu día a día, en tu vida, sin sentido pero sin duda sé que es mejor correr estos riesgos que vivir una vida sin sentido.

¿Qué sentido tiene el sufrimiento entonces en esta visión de V.FRANKL?

Al enfrentarse con un destino ineludible e irrevocable, la vida ofrece la oportunidad de realizar un valor supremo de cumplir el sentido más profundo: aceptar el sufrimiento. El valor no reside en el sufrimiento en sí, sino en la actitud frente al mismo, en la actitud para soportarlo. "El sufrimiento deja de ser sufrimiento, en cierto modo, en cuanto encuentra un sentido, como suele ser el sacrificio".

Al aceptar el desafío de sufrir con entereza la vida mantiene su sentido único hasta el último instante y la conserva hasta el final, en su acepción más literal.

Uno de los axiomas básicos de La Mirada de Frankl dice que “lo primordial del hombre no es gozar del placer, o evitar el dolor, sino buscarle un sentido a la vida”. Y en esas condiciones el hombre está dispuesto hasta a aceptar el sufrimiento, siempre que ese sufrimiento atesore un sentido

Una persona puede quedarse enganchada a esa situación dolorosa, enquistada, a sus sentimientos, a sus creencias antiguas, a pensamientos y formas de hacer estancadas, rigidizadas, y que ya no le sirven para sentirse a gusto consigo mismo. Sintiendo así que no hay, que no encuentra, que no existe para él una forma de salir de dónde está, resignada a su presente desdichado, vacío.

Algunas personas pueden comenzar un camino propio de exploración (como mencionaba más arriba), autoconocimiento, que le lleve a un darse cuenta, por sí mismo (a través de lecturas, de darse espacio para conectar consigo mismo…), de sus necesidades, de cómo hacer para ir explorando nuevas vías de satisfacción de éstas.

También puede ocurrir que la persona haya intentado diversas vías, formas de hacer, sin embargo, no puede por sí misma solucionar viejas situaciones inconclusas que le retienen en viejas formas de hacer, o de proceder en su vida, que le imposibilitan un darse cuenta profundo de sus posibles mecanismos de defensa que le impiden avanzar, o sobre cómo establece las relaciones con el otro, conocer qué le sucede internamente (emocional, corporal, psíquicamente, sus introyectos, sus resistencias, su forma de psicosomatizar…), qué le impide cambiar, poder asumir algunos riesgos que le permitan nuevos aprendizajes…

Es, en este último caso, cuando la persona ante su deseo y necesidad de introducir un cambio significativo en su forma de vivir, en su estado emocional, de relacionarse consigo mismo (y quizás con los otros), puede plantearse la necesidad de la ayuda y el apoyo profesional de un psicoterapeuta que le guíe para encontrar su sentido a su vida, a sentir mayor satisfacción con ésta, quizás a eliminar una posible amargura, tristeza, rabia … de su vivencia diaria, en definitiva, para sentir que su vida merece la pena vivirla plena y satisfactoriamente.

Ese permitirse un acompañamiento terapéutico, el trabajo de sí mismo en el campo, en la relación con el otro, en la situación de seguridad de la terapia, lleva a la persona al inicio del proceso de autoconocimiento , de darse cuenta y desarrollo personal del que hablábamos (de despliegue de una mayor conciencia, de nuevas capacidades, de exploración de su sentir y de nuevas formas de sentir, de manifestarse hacia sí y hacia los otros, de sentir, de descubrimiento de su autenticidad…) en el encuentro con el otro, el terapeuta. Conforme avanza la terapia, estos descubrimientos, le irán proporcionando a la persona las oportunidades de aplicar lo que descubre, lo que experimenta en la relación con la figura de seguridad, su terapeuta, a otros marcos, a otros entornos de su vida y en otras relaciones que mantiene esta persona. Y si además yo puedo ser su terapeuta ambos habremos encontrado un nuevo sentido en nuestras vidas. El hombre en busca de sentido es un libro bastante enriquecedor, ya que Viktor, por medio de un análisis psicológico hacia prisioneros del campo de concentración Auschwitz, da a conocer comportamientos que son dignos de recordar y admirar. Frankl y su testimonio hacen de la lectura algo interesante. La lectura me deja algo muy importante: libertad interna. Esto quiere decir la capacidad de decidir y por consecuente adaptarse al destino propio. Decidir en situaciones de total dificultad, eso quiere decir cargar la cruz con amor.

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