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El Sueño De Irma


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2011  •  1.793 Palabras (8 Páginas)  •  778 Visitas

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El Sueño de Irma o el Rescate de los Sueños en la Práctica Analítica Gerardo R. Herreros

"Siempre que comenzaba a dudar de la exactitud de mis vacilantes conocimientos, cada vez que lograba referir un sueño, absurdo y embrollado en el sujeto, se renovaba mi confianza de hallarme en el buen camino"

S. Freud

Este ensayo, surge de una serie de interrogantes nacidos en la observación del poco espacio dado a los sueños en la literatura, en las supervisiones, presentaciones de casos y en sesiones "ultracortas libres" de ciertos ambientes analíticos en los últimos tiempos. A pesar de ello no es un tema desvalorizado en el psicoanálisis, muy por el contrario.

Para ello, recurriré a la historia:

A los dos meses de publicados los "Estudios sobre la histeria", más precisamente, la noche del 23 de Julio de 1895, Sigmund Freud soñó y a la mañana siguiente augurará -años más tarde a su amigo Fliess en una carta donde imagina una placa conmemorativa- que ese día había descubierto el enigma de los sueños. Con el nombre de "El sueño de la inyección de Irma" se lo cita y estoy seguro que todos lo conocemos.

Lacan afirma que Freud lo relató para ser analizado por nosotros. Junto con los historiales, es posible observar que este sueño fue de lo más trabajado por infinidad de analistas: cito sólo a Lacan, Anzieu, Rosolato, Cottet, Erikson, Fendrick, Grinstein, Leavitt, Schur etc.

¿Y cómo fue analizado?. Tomando a Freud como analizante. ¿Por qué?. Porque nos brinda sus asociaciones, su interpretación, porque no es únicamente un objeto que descifra, es también una palabra de Freud y además... porque es un sueño.

No creo casual que tanto Freud como Lacan tomen este sueño como inaugural, como "el sueño de los sueños". Su valor radica en que fue el primero, en que fue el más asociado por Freud, el más citado por él a lo largo de la Traumdeutung , en que aparece en un momento muy importante de su vida vinculado con ambas paternidades, la del psicoanálisis y la de Ana, la que sería su "seguidora"; permitiéndonos en todo esto leer algo del deseo de Freud (1).

Sueño valioso y ejemplar donde se pone de manifiesto el lugar privilegiado de los sueños en la práctica analítica, espacio donde se juega qué es lo que se privilegia en la escucha dentro del relato del sueño por el paciente: Leamos a Freud y su análisis de cada fragmento, y leamos a Lacan que toma como texto de re-análisis el sueño y las asociaciones posteriores.

Con el relato de este sueño y sus ocurrencias nos es posible situar ciertas coordenadas de la memoria freudiana, sus vínculos, sus afectos, sus preocupaciones en la época de su efervescencia creadora, su familia, la relación con las mujeres y por sobre todo su concepto de inconsciente que luego iría modificando.

El sueño de la inyección de Irma, nos permite pensar el método freudiano, y lo que Freud considera su sentido: No da vueltas, dice que el sueño es realización de deseo y los aportes de Lacan nos ponen en la senda de poder pensar que tipo de deseo se juega aquí. No sólo el preconsciente de las preocupaciones de la víspera sino el que se realiza como en todo sueño en la formulación misma. En este caso, en los gruesos caracteres de la trimetilamina se condensa y metonimiza parte de la historia personal de Freud con su mujer, sus amigos, su hija aun no nacida y sus maestros. Pero también por el hecho de ofrecer un sueño, nos muestra que la teoría de los sueños está en el origen del psicoanálisis que es lo mismo que decir en el deseo freudiano.

Si un sueño tiene tal importancia en el nacimiento del psicoanálisis, es porque los sueños tienen un lugar relevante e impar en la práctica analítica.

¿Qué quiero decir con esto?. Que el sueño como formación del inconsciente tiene ciertas particularidades únicas. Si la censura, la represión y la resistencia hacen gala de todo su poder en las palabras, hasta despreciar y negar todo aquello que por inconsciente que sea, muestre un volado del deseo, en el sueño ya hay un paso más dado hacia el abismo. Es decir, a nadie se le ocurre suponer que no ha sido él mismo quien produjo ese enigma que es el sueño. Enigma que puede ser soslayado en las otras formaciones del inconsciente, como acontecimientos casuales o baladíes. Con la interrogación atávica que el sueño sostiene, el psicoanálisis ya juega con una pieza de más: Esto, algo querrá decir. Si bien desde el principio de la historia, se sustentó la idea de que los sueños portaban una profecía, las diferencias capitales que produce Freud con relación a los onirománticos, tendrán que ver con el mecanismo de formación, el método de interpretación y la implicación subjetiva.

El sueño será el lugar de máximo desdoblamiento dónde el soñante se interroga, y dónde se presentifica descarnadamente el sujeto acéfalo del inconsciente, eso pensará sólo. Como si fuera poca su importancia, el sueño también le servirá a Freud como paradigma de la pulsión de muerte y Lacan en su seminario de 1955 sobre "El Yo en la teoría de Freud y en la Técnica del Psicoanálisis" reanalizará el sueño de Irma y comenzará a articular lo real, lo simbólico y lo imaginario; posteriormente en varios seminarios lo utilizará en función de conceptos fundamentales teóricos y clínicos.

Si los psicoanalistas recogemos los desechos de la ciencia y lo ponemos a trabajar, si nos interrogamos sobre

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