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Enfermedad Mental Y Personalidad


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  3.127 Palabras (13 Páginas)  •  462 Visitas

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M. FOUCAULT. Enfermedad mental y personalidad. Capítulo V: El sentido histórico de la alienación mental.

Fragmento 1:

"El enfermo se siente a sí mismo como un extraño y sin embargo, no es posible darse cuenta de la experiencia patológica sin referirla a estructuras sociales."

- El asunto de este fragmento es una aporía: el enfermo mental se mira a sí mismo y solo ve a otra persona que no conoce. Se ve distinto. Poseido por una fuerza que no se sabe de dónde ha venido. Este dramático desconcierto parecería concernirle solo a él y a los mecanismos que le hayan llevado a esa situación. Y sin embargo, esa patología no tiene una historia exclusivamente indivual. Está insertada de alguna manera en las exigencias que una determinada sociedad marca a los individuos para ser considerados "extraños" o "no extraños". La enfermedad mental como "extrañeza" del individuo respecto de sí mismo, reproduce los ideales de normalidad de la sociedad a la que pertenece.

- Desde la Ilustración, al enfermo mental ya no se le ve como un poseído por una fuerza sobrenatural, un endomoniado. Cualquiera, sin culpa por su parte, puede ser afectado por la locura. Más que como posesión, ésta pasa a ser considerada como una desposesión de facultades humanas mentales. Sin embargo, este tratamiento humanista del loco encierra un reverso oscuro. Efectivamente, si el demente es aquel a quien le fallan algunas de esas facultades, ¿cuáles son éstas? Precisamente faltan aquellas que, en una concepción burguesa de la sociedad, determinan la normalidad del individuo para ser un ciudadano: el uso adecuado de su libertad que permite gobernar la propia voluntad con criterios adecuados. El loco no es capaz de manejar su voluntad de manera normal. Por ello puede ser sustituída por la de otra persona que esté facultada para tomar decisiones socialmente aceptables. Incluso podrá ser internado debido al peligro potencial que supone una libertad descontrolada.

- Vemos que no es lo mismo perder una facultad orgánica que una facultad mental. Por lo general, el deterioro de las facultades físicas no vuelve extraño a quien las padece, ni siquiera para sí mismo. En cambio, cuando esa desposesión es mental, ni la sociedad ni el propio enfermo saben cómo tratar al "nuevo" ser que ahí se manifiesta. Su realidad ha cambiado y el contacto con la realidad no puede ser el mismo.

- El enfermo que ha perdido la facultad que le hace aceptable en la sociedad, pasa de ser un ciudadano a ser excluído de la vida en sociedad. Es un extraño. Sigue siendo un ser humano, pero solo en un sentido abstracto. Pertenece por definición a la comunidad de los hombres, pero no es uno más. Su personalidad ya no es humana. Ya no puede estar con los humanos. Es humano de nombre, pero solo eso.

- Y sin embargo, el extrañamiento que el individuo siente hacia sí mismo y la exclusión social que eso conlleva, hunde sus raíces en las estructuras sociales. Más en concreto, en el corte terrible que existe entre la infancia y la vida adulta. La niñez es la etapa de los cuentos de hadas, hasta la extenuación de la cursilería. La vida adulta es, por el contrario, el tiempo de la cruda realidad. El loco sería el adulto que no es capaz de soportar la cruda realidad y regresa a la infancia, la época en que no era dueño de su voluntad, de sus decisiones, supervisadas siempre por los adultos, pero en la que la crudeza de la vida estaba convenientemente desactivada. Todos los adultos caen en una u otra regresión. La locura es en este sentido una de las formas de regresión en las que el adulto trata de recuperar en la infancia la seguridad y el control de su propia vida perdida en la crudeza de la adultez. Pero es una forma de regresión no aceptada socialmente. La normalidas social solo acepta como no patológicas regresiones como la religión o sobre todo, los ideales sociales como el progreso, el bienestar, el éxito etc, todas ellas perfectamente compatibles con las exigencias de una libertad responsable.

- Más que un loco, el loco es el individuo que padece una regresión no aceptada por la comunidad social, afectada, ella también por diferentes tipos de regresión, sin embargo, normalizadas. El enfermo mental no sería un loco como los demás. Quizá lo más peligroso de su locura sea que pone de manifiesto la lógica interna de los ideales sociales. La patología de las estructuras sociales se revela en toda su crudeza en la enfermedad mental. El enfermo mental nos toca.

Trastornos de la personalidad

Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones.

Cada uno tiene patrones característicos de percepción y de relación con otras personas y situaciones (rasgos personales). Dicho de otro modo, toda la gente tiende a enfrentarse a las situaciones estresantes con un estilo individual pero repetitivo. Por ejemplo, algunas personas tienden a responder siempre a una situación problemática buscando la ayuda de otros. Otras siempre asumen que pueden manejar los problemas por sí mismas. Algunas personas minimizan los problemas, otras los exageran.

Aunque la gente tiende a responder siempre del mismo modo a una situación difícil, la mayoría es propensa a intentar otro camino si la primera respuesta es ineficaz. En contraste, las personas con trastornos de la personalidad son tan rígidas que no pueden adaptarse a la realidad, lo cual debilita su capacidad operacional. Sus patrones desadaptados de pensamiento y comportamiento se hacen evidentes al principio de la edad adulta, frecuentemente antes, y tienden a durar toda la vida. Son personas propensas a tener problemas en sus relaciones sociales e interpersonales y en el trabajo.

Las personas con trastornos de la personalidad generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que sus patrones son normales y correctos. Con frecuencia, los familiares o los asistentes sociales los envían a recibir ayuda psiquiátrica porque su comportamiento inadecuado causa dificultades a los demás. En cambio, la gente con trastornos por ansiedad se causa problemas a sí misma pero no a otros. Cuando las personas con trastornos de la personalidad buscan ayuda por sí mismas (frecuentemente, a causa de frustraciones), tienden a creer que sus problemas están causados por otras personas o por una situación particularmente dificultosa.

Los trastornos de la personalidad incluyen los siguientes tipos: paranoide, esquizoide, esquizotípico, histriónico, narcisista, antisocial, límite, evitador,

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