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Entiendes Lo Que Dice


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2012  •  791 Palabras (4 Páginas)  •  318 Visitas

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DE UN PADRE AZTECA A SU HIJO

Posted by: El laudero in leyendas, literatura nahuatl, literatura purépecha

“Hijo mío, has salido de tu madre, como el pollo del huevo, y creciendo como él, te preparas para volar por el mundo, sin que nos sea dado saber por cuanto tiempo nos concederá el cielo el goce de la piedra preciosa que en ti poseemos; pero sea lo que fuere, procura tu vivir rectamente.

Reverencia y saluda a tus mayores y nunca les des señales de desprecio. No estés mudo para con los pobres y atribulados; antes bien date prisa a consolarlos, con buenas palabras.

Honra a todos, especialmente a tus padres, a quienes debes obediencia, temor y servicio. Guárdate de imitar el ejemplo de esos malos hijos, que a guisa de brutos, privados de razón, no reverencian a los que les han dado el ser, ni quieren someterse a sus correcciones: porque quien sigue sus huellas tendrá fin desgraciado y morirá lleno de despecho, o lanzado en un precipicio, o entre las garras de las fieras”.

“No te burles de los enfermos o de los quien tienen alguna imperfección en su cuerpo. No te mofes del que veas cometer alguna culpa o flaqueza, ni se la eches en cara; confundete, al contrario, y teme que te suceda lo mismo que te ofende en los otros.

No vayas a donde no te llaman, ni te ingieras en lo que no te importa. En todas tus acciones demuestra tu buena crianza. Cuando converses con alguno, no lo molestes con tus manos, ni hables demasiado, ni interrumpas o perturbes a los otros con tus discursos.

Si oyes hablar a alguno desacertadamente, y no te toca corregirlo, calla; si te toca, considera antes lo que vas a decirle, y no le hables con arrogancia, a fin de que sea mas agradecida tu corrección”.

“Cuando alguien hable contigo, óyelo atentamente y en actitud comedida, o jugando con los pies, ni mordiendo la capa, ni escupiendo demasiado, ni alzándote a cada instante si estás sentado; pues estas acciones son indicios de ligereza y mala crianza”.

“Cuando te pongas a la mesa, no comas aprisa ni des señales de disgusto si algo no te agrada. Si a la hora de comer viene alguno, parte con él lo que tienes, y cuando alguno coma contigo, no fijes en el tus miradas”.

“Cuando andes, mira por donde vas para que no te tropieces con los que pasan. Si ves a alguno por el mismo camino, desvíate un poco para hacerle lugar. No pase nunca por delante de tus mayores, sino cuando sea absolutamente necesario, o cuando ellos te lo ordenen. Cuando comas en su compañía, no bebas antes que ellos, y sírveles lo que necesiten para granjearte su favor”.

“Cuando te den alguna cosa, acéptala con demostraciones de gratitud. Si es grande no te envanezcas; si es pequeño, no lo desprecies; no te indignes, ni ocasiones disgustos a quien te favorece. Si te enriqueces no te insolentes con los pobres ni con los humildes;

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