Erich Fromm

CAMBIOS CON LA EDAD EN LA SEXUALIDAD MASCULINA

Los cambios con la edad en la sexualidad del hombre, a diferencia de la mujer, no suponen un cambio con tanto impacto como la menopausia. Sin embargo, el tamaño de los testículos y la respuesta del pene disminuyen, aunque se mantiene la capacidad para producir andrógenos.

Los cambios son paulatinos desde los 30 a los 40 años y hay mucha variabilidad. A diferencia de la mujer, no hay un cambio con tanto impacto como la menopausia y la capacidad reproductora se mantiene a lo largo de toda la vida. El tamaño de los testículos disminuye aunque mantienen la capacidad para producir andrógenos. Disminuye la producción de niveles de testosterona. En caso de niveles muy inferiores a los normales, se puede recurrir a terapia de reposición con testosterona.

Cambios en la respuesta sexual

a. El deseo puede ser menor por razones psicosociales y/u hormonales.

b. En la excitación se produce un menor ascenso testicular y más lento. No hay dolor, a diferencia de la mujer.

Disminuye la sensibilidad en el pene. La erección es más lenta (a los 18 años 3 segundos, a los 45 años 20 s., a los 75 años hasta 5 min.) y requiere mayor estimulación. Menor turgencia del pene erecto (menos abultado y elevado). Las erecciones espontáneas disminuyen, siendo raras a partir de 55 años, y requieren estimulación táctil.

c. Orgasmo. Hay un menor número e intensidad en las contracciones. Menor necesidad física de eyacular, por lo que se da retraso en la eyaculación, incluso ausencia de sensación de inevitabilidad eyaculatoria.

d. Resolución. Se alarga el tiempo que ha de pasar para una nueva erección (periodo refractario) y puede requerirse hasta días.

Preocupación por la apariencia y el atractivo físico.

Estos cambios corporales no tienen por qué eliminar la actividad sexual coital o reducirla sensiblemente, ni tampoco afectar a su grado de satisfacción.

En una sociedad orientada a la juventud, como la estadounidense, la gente de edad madura dedica mucho tiempo, esfuerzo y dinero a tratar de verse joven. Sin embargo, la investigación hasta ahora no ha encontrado una intervención que realmente haga más lenta la tasa de envejecimiento.

En el 2001, más de 1,6 millones de personas de personas recibieron inyecciones de botox, un medicamento que alisa temporalmente las arrugas faciales y el ceño del fruncido al paralizar los músculos que la causan. El medicamento desaparece en cuestión de meses y necesita repetirse de manera regular.

Hasta hace poco, las mujeres eran las principales víctimas de la búsqueda incansable de la juventud.

En la actualidad está disminuyendo el doble criterio del envejecimiento; los hombres también sufren por la gran importancia que se concede a la juventud. Esto es particularmente cierto en el mercado de trabajo y el mundo de los negocios. No es coincidencia que los tratamientos “antienvejecimiento” para los hombres hayan entrado en auge en una época en que se reducen los puestos en las empresas. Los hombres ahora gastan tanto como las mujeres en productos cosméticos y están recurriendo a la cirugía plástica en grandes cantidades.

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