El desarrollo temprano del lenguaje

Normalmente el niño aprende de forma implícita a entender y a expresarse verbalmente mediante sus competencias innatas, si está expuesto a situaciones en las que se usa el lenguaje en contexto comunicativo. El uso cognitivo y pragmático del lenguaje precede e induce la adquisición de las reglas formales del código verbal; este es un hecho que debe ser tenido en cuenta por el entorno educativo familiar y escolar. Si esto es así, se debe a que el humano posee aptitudes que le hacen especialmente ávido del material verbal, y esta avidez se satisface a través de situaciones en las que los actos de habla son significativos y suponen una diada con acuerdos implícitos entre los sujetos (niño-adulto o niño-niño).

Adquisición del sistema fonológico y expansión del léxico. 2.1.- Balbuceo. A partir del tercer mes de vida, los simples gritos de llamada de atención, demanda o manifestación placer se van acompañando y sustituyendo progresivamente por balbuceos, en los que ya existe una cierta resonancia y pre-articulación El balbuceo indiferenciado inicial de los bebés hasta la edad de 6 meses es similar en todos los niños independientemente del sistema lingúístico del entorno, que juegan con su aparato fonatorio retroalimentando sus emisiones mediante su propia escucha y repetición de sus emisiones. Algunos autores distinguen, a partir de los 3 meses, que las vocalizaciones iniciales van, en cierto modo, traando de imitar la entonación de la producciones verbales de los adultos

En el segundo semestre las emisiones del bebé van a ir ajustándose al canon fonético y fonológico de sus semejantes adultos, tratando de imitarlo mediante sucesivos ajustes y retroalimentación auditiva desde las propias emisiones y las del adulto: así, el balbuceo protocanónico, calificado por algunos autores como rudimentario o marginal, contiene cada vez más elementos sonoros pertenecientes a la lengua del entorno, mezclados con vocalizaciones inespecíficas. Por fin, hacia finales del primer año casi todas las emisiones del niño constituyen balbuceo canónico, es decir, ajustado a las reglas formales del habla en la que está inmerso el bebé. En este periodo el niño juega a emitir sílabas repetidas [ma-ma], [ma-ma-ma], [pa-pa], [a-ba-a-ba], [ta-ta], [ga-ga] etc.

Arranque y expansión del vocabulario. El sistema representacional del léxico comienza a adquirirse cuando el bebé establece con la madre y/o con los demás adultos próximos relaciones de sujeto a sujeto con intenciones y accede a la noción simbólica de que determinadas cadenas sonoras se asocian en ambas mentes con significados correspondientes a objetos o acciones. Así, serán las figuras materna o paterna las que se conmoverán cuando el niño emita [mama] o [papa] en medio hispanohablante y reforzarán subrayando con sonrisas, repeticiones o miradas de acuerdo, la conexión lexical de estas formas fonológicas incipientes con su significado, así aparecen las primeras palabras

Entre 12 y 18 meses de edad el niño con desarrollo normal emite al menos 10 palabras correctamente pronunciadas más una jerga en la que cabría distinguir hasta un centenar de palabras diferentes que también reconoce y comprende. - Entre 18 y 24 meses meses emite 50 palabras comprensibles y es capaz de reconocer y entender 300-400 palabras. - A los 3 años usa unas 1000 palabras si el medio psicolingüístico al que el niño está expuesto es suficientemente rico y estimulante; en la vertiente expresiva viene a utilizar aproximadamente un vocabulario de 500 términos. - Entre los 4 y 6 años (periodo de escuela infantil) ocurre una segunda ‘explosión lexical’ mediante la progresiva, pero rápida incorporación a su léxico de muchos más términos, hasta 2000, de los cuales usa la mitad en la expresión. Las dislalias normales de edades anteriores ya se han reducido y su habla adopta, desde los 4 a 5 años, una forma similar a la de los adultos, compretsamente inteligible. - A los 6 años, cuando comienza la escolaridad primaria, su léxico y su vocabulario son polisémicos (el niño conoce que un mismo término posee distintos significados y los aplica según el contexto oracional y la realidad correspondiente). Comienza a entender también que una misma realidad puede expresarse mediante términos diferentes (sinonimia) y comprende, aún mejor, que muchos términos se oponen en su significado a otros tantos (antónimos o contrarios).

Adquisición de la sintaxis. - Entre 18 y 30 meses el nño descubre y empieza a usar la sintaxis progresivamente. En un principio utiliza holofrases o palabras-frase; así, al decir [tote] (coche) puede querer significar ‘viene un coche’ o ‘quiero subir a ese coche’ o ‘dame el cochecito (para jugar)’, por ej. - Entre 20 y 24 meses comprende enunciados de dos palabras y a los 24 meses es capaz de emitirlos: vocativo + nombre o verbo [mama vení], verbo + objeto directo [kío abba] (quiero agua) nombre o verbo + modificador [momí no] (dormir

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