LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD PERSONAL Alfredo Fierro
luisa_57620 de Abril de 2013
944 Palabras (4 Páginas)6.250 Visitas
LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD PERSONAL
Alfredo Fierro
La personalidad no nace, se hace. Claro que hay en ella elementos que vienen dados, factores genéticos, que cabe colocar bajo la noción −ahora recuperada por la psicología− de “temperamento”. Pero mucho en ella es adquirido, aprendido: constituye el resultado de la experiencia y dentro de esto, en alguna medida, de la experiencia educativa.
La adolescencia constituye un momento especialmente destacado. Es un periodo todavía de acelerado ritmo en los cambios de la persona, de manera semejante a los primeros años de la infancia y en marcada correspondencia ahora con las transformaciones de maduración biológica y también de las demandas sociales que recaen sobre el adolescente. Se trata, pues, con más intensidad que en otros momentos de la vida, de un “estado de devenir”, y no sólo de un “estado de ser”. Se trata en verdad de un “estado naciente”, en el cual casi todo es posible todavía: se está naciendo a una existencia social y cultural propia o, mejor, personalmente apropiada, en la que la persona misma, por primera vez en su vida, toma decisiones que le ubican en la sociedad en la que vive.
La edad adolescente lo es, sí, de transición, pero en cierto modo todo el curso de la vida humana lo es; y además sería erróneo colocar en su carácter transicional tanto énfasis que se olvidara su valor intrínseco, en sí y por sí misma. Del mismo modo que se desnaturaliza a la infancia cuando se ve en el niño a un adulto en miniatura, se deforma al adolescente cuando se le contempla tan sólo como un adulto en potencia.
La adolescencia es una edad, ella misma, muy cambiante: de unas culturas a otras, de unos tiempos a otros, incluso con el paso de un breve lapso de tiempo. Baste con pensar lo que respecto al proceso de emancipación familiar y de rebeldía significa el hecho −dato correspondiente a la España actual− de que el 50 por ciento de los jóvenes de 25 años siguen viviendo en el domicilio familiar, en la casa de sus padres.
Enfocar el desarrollo de la personalidad en la adolescencia bajo el prisma de la identidad es otorgar relevancia máxima a la cuestión que se hace el adolescente −la mayoría de los adolescentes en nuestra cultura−, cuestión de quién soy, qué hago, qué quiero.
La adolescencia −la pubertad− es un momento de importantes cambios corporales: crecimiento del tamaño del cuerpo, cambio del timbre de la voz, nueva fuerza física, aparición del vello, mayor prominencia de los caracteres sexuales, nuevas sensaciones ahora posibles en relación con el sexo. A esos cambios los acompaña, por otra parte, una mayor conciencia de sí mismo, que empieza por percatarse del cuerpo.
La ansiedad por el propio atractivo corporal y por la eficacia física se ve reforzada por los medios de comunicación cuando presentan y propagan un cierto ideal físico de hombre y mujer que, según los modelos del momento, sería necesario para triunfar en la vida.
Hasta hace poco tiempo, la conducta sexual típica entre adolescentes era la caricia corporal, más o menos profunda, a veces llevando al chico hasta el orgasmo. Hasta ahí podían llegar, pero era lo más que las chicas aceptaban. La palabra de orden era: todo excepto “eso”, todo excepto la penetración. En la actualidad no se exceptúa nada. Una mayor tolerancia por parte de los adultos, de los padres, permite incluso que algunos adolescentes lleven una intensa y variada vida sexual, por otro lado compatible con seguir viviendo en el hogar familiar.
Los adolescentes necesitan no sólo información, instrucción, acerca del sexo, sino también educación. A la instrucción que necesitan sobre órganos sexuales y su funcionamiento, o sobre el uso de preservativos −algo, todo ello, que suelen aprender de los compañeros, pero a medias y con errores−, hay que añadir
...