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La Dislexia,causas De Fracaso Escolar


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  3.478 Palabras (14 Páginas)  •  633 Visitas

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Efectos negativos de la dislexia

Los niños con dislexia, que ven a sus compañeros leer y progresar, pueden sentirse como "tontos" porque les resulta difícil seguirles el ritmo. A medida que avanzan en la escuela primaria, los problemas pueden empeorar, ya que la lectura ocupa un papel más importante en el aprendizaje.

Generalmente, los niños con esta dificultad evitan la lectura porque les resulta difícil o estresante. Como consecuencia, se pierden valiosas prácticas de lectura y se atrasan con respecto a sus compañeros de clase. Además, su autoestima puede verse muy afectada.

¿Cuáles son las causas más frecuentes del retraso escolar?

Para intentar buscar un remedio, antes tendremos que descubrir cuál es la raíz, la causa del fracaso.

En circunstancias normales, el niño que acude al colegio lo hace con la ilusión de aprender. El ambiente, tal como está hoy organizada nuestra sociedad y según su escala de valores, tiende a favorecer la ilusión por el triunfo. Son numerosas las familias que se rigen por las notas escolares para establecer su «código» de premios y castigos. De hecho, son muy pocos ya los valores reconocidos que no vayan unidos a situaciones de éxito. Es muy difícil animar a unos padres angustiados por los fracasos escolares de un hijo, haciéndoles observar que hay en él otras muchas cualidades que merecen elogio: generosidad, bondad, disciplina; lo que realmente cuenta es el «boletín», el resultado de las evaluaciones, la mayoría de las veces reducido a unos fríos códigos, fruto de la cibernética.

Hemos de buscar el motivo por el que un niño en una situación escolar de estimulo y con unos métodos adecuados a su edad y que son válidos para la mayoría de sus compañeros, es incapaz de seguir el normal rendimiento de la clase.

En primer lugar, puede haber un defasaje del contenido escolar, motivado por diversas causas; las más frecuentes son aquellas que crean en el niño situaciones temporalmente «cargadas» afectivamente: problemas emotivos, familiares, enfermedad de los padres, etc.

Niños que, sencillamente, han asistido con poca regularidad al colegio, que han tenido que viajar, o ser trasladados por motivos familiares de uno a otro centro con el "típico despiste" ante un ambiente y unos métodos diferentes.

Niños con inmadurez afectiva, no ya por situaciones temporales sino por causas diversas, y que aún con niveles de inteligencia que podemos considerar normales, presentan una conducta y un rendimiento por debajo de su edad cronológica.

Los niños que presentan una dificultad específica en el área verbal, sufriendo por ende alteraciones en el área de la expresión escrita son los que sufren una dislexia. Estos son niños con una inteligencia dentro o superior a la media, pero con un rendimiento notablemente inferior a sus posibilidades.

*Los datos que sobre ellos nos dan los profesores y los padres suelen tener unas características típicas: su comprensión verbal es bajísima, la lectura mecánica casi siempre es defectuosa, las confusiones en la escritura son muy frecuentes. Suelen describirlos como distraídos, e incluso con mala voluntad, pues "repiten" mal aquello que se les corrige.

Niños que los padres confiesan que en casa son "despistados", no saben hacer los mandados, buscar las cosas. Niños que no sienten interés por la lectura, incapaces de entregar una ficha sin que esté llena de borrones, tachaduras o faltas. Alumnos que suelen contestar algo que no se relaciona con las preguntas que se les han hecho, puesto que al confundir las palabras cambian su simbolismo.

Pueden ser imaginativos, creadores, inquietos, agresivos, líderes del grupo, o bien inseguros, apáticos, angustiados, según hayan reaccionado ante el fracaso escolar, factor común en todos ellos.

Hay algunos que solamente serán incapaces de superar el área de Lenguaje, llegando a obtener buenas calificaciones en Ciencias y en Plástica, y otros a los que sus dificultades impiden la asimilación del total de las materias escolares.

De hecho la dislexia deja de ser un simple problema pedagógico y en muchos casos puede transformarse en un angustioso problema personal.

De forma sencilla y práctica quisiéramos clasificar las dislexias. Conscientes escribimos "dislexias" porque pensamos que no hay un solo tipo de dislexia, como no existe un tipo único de niño disléxico.

NIÑOS FRECUENTEMENTE CONSIDERADOS DISLÉXICOS

• Niños inmaduros: resultan difíciles de definir; se les llama, niños «frontera», «límites», «inmaduros». No los podemos encuadrar dentro de lo que se ha dado en considerar como «normal», pero tampoco dentro de lo que se entiende por anormal (término que hace tiempo se está luchando porque desaparezca).

Son niños que por su infantilismo, su escaso razonamiento y sus faltas de comprensión verbal, raramente pueden someterse a las normas de aprendizaje y disciplina propias de una enseñanza normalizada, casi siempre masiva y que exige niveles intelectuales y patrones de conducta bastante homogéneos.

Pasan fácilmente, a los ojos de padres y educadores, como vagos, distraídos, sin interés alguno. No es raro que se conviertan en niños inseguros, con una enorme sensación de fracaso, angustiados ante las exigencias de la vida escolar, en ocasiones falsificadores de notas, agresivos con los compañeros, inquietos en casa; o bien en alumnos, al parecer, inconscientes de sus problemas, que se refugian en una falsa confianza "todo me ha salido bien", "es que me tienen rabia". Vemos que muchos de estos rasgos son comunes al niño disléxico, porque unos y otros, por distintas causas, son niños fracasados.

La conducta del niño intelectualmente inmaduro suele ser muy infantil, nos sorprende con "arranques" o rabietas típicos de etapas anteriores de desarrollo.

Su falta de comprensión a la hora de explicarle las lecciones, la imposibilidad de que consiga aplicar personalmente los conocimientos adquiridos, suele estar en contraposición con su facilidad para entender la "tele" o para ser en muchos casos "vivos" e ingeniosos para los juegos, lo que es ocasión para que el comentario común de la mayoría de los padres sea: "lo que él quiere, o lo que a él le interesa lo aprende bien". En esto se refugian para no llevar a su hijo a quien pudiera darles una orientación adecuada.

Llega un momento en que el niño se convierte en un marginado por las numerosas repeticiones de curso, el recurso del profesor particular que nada remedia, etc.

Los

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