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La Envidia


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  1.639 Palabras (7 Páginas)  •  334 Visitas

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La envidia

Melanie Klein considera a la envidia temprana como uno de dichos factores, que actúa desde el nacimiento y afecta fundamentalmente las primeras experiencias del bebe.

En la literatura analítica y en la descripción de casos, la envidia desempeña un papel importante, pero con excepción del caso particular de la envidia del pene, hay una tendencia a confundir envidia con celos.

Melanie Klein, en Envidia y Gratitud, diferencia adecuadamente las emociones de envidia y celos. Considera que la envidia es la más temprana, y muestra que es una de las emociones más primitivas y fundamentales. Se debe diferenciar la envidia temprana de los celos y de la voracidad.

Los celos se basan en el amor y su objetivo es poseer al objeto amado y excluir al rival. Corresponden a una relación triangular y por consiguiente a Una época de la vida en que se reconoce y diferencia claramente a los objeto. La envidia, en cambio, es una relación de dos partes en que el sujeto envidia al objeto por alguna posesión o cualidad; no es necesario que ningún otro objeto viviente intervenga en ella. Los celos son necesariamente una relación de objeto total, mientras que la envidia se experiencia esencialmente en función de objetos parciales, aunque persista en relaciones de objeto total.

En la envidia el objetivo es ser uno mismo tan bueno como el objeto, pero cuando esto se siente imposible, el objetivo se convierte en arruinar lo bueno que posee el objeto para suprimir la fuente de envidia.

Es este aspecto dañino de la envidia lo que la hace tan destructiva para el desarrollo, pues convierte en mala a la fuente misma de todo lo bueno, de la que depende el bebe, y por ende impide la realización de buenas introyecciones. La envidia, aunque surge del amor y la admiración primitivos, tiene un componente libidinal menos intenso que la voracidad, y está impregnada de instinto de muerte. Como ataca a la fuente de vida, se la puede considerar la primera externalización directa del instinto de muerte. Surge envidia en cuanto el bebe reconoce en el pecho la fuente de vida y de experiencias buenas; la gratificación real que experiencia con el pecho, reforzada por la poderosa idealización de la temprana infancia, le hace sentir que el pecho es la fuente de todo bienestar físico y mental, un reservorio inagotable de alimento y calor, de amor, comprensión y sabiduría.

La envidia se puede fusionar con la voracidad, constituyendo así otro determinante del deseo de agotar enteramente al objeto, no sólo ya para poseer todo lo bueno que éste tiene, sino también para vaciarlo intencionalmente, a fin de que no contenga nada envidiable.

La envidia actúa además utilizando la proyección, y con frecuencia es éste su mecanismo principal. Cuando el bebe se siente lleno de ansiedad y de maldad y siente que el pecho es la fuente de todo lo bueno, quiere por envidia estropear el pecho proyectándole partes malas y dañinas de sí mismo; en su fantasía, lo ataca escupiéndole, orinándole, defecándole, con flatos, y con la mirada penetrante, proyectiva (el "mal de ojo"). . A medida que prosigue el desarrollo continúan estos ataques, dirigidos ahora al cuerpo de la madre y a sus bebes, y a la relación entre los padres.

un objeto arruinado no provoca envidia.

Necesita un objeto externo que lo mantENGA total e ininterrumpidamente satisfecho; en estas condiciones podía fantasear que él mismo era la fuente de comida, y negar o desdeñar completamente al objeto externo.

Los sujetos idealizan y/o introyectan situaciones, objetos y personas.

Si no satisfacen su envidia, se llenan de una envidia tan destructiva y devoradora que lo destruía y lo envenenaba a él.

Esto no sucede en el caso de personas menos enfermas. Las defensas contra la envidia pueden ser mucho más exitosas. Por ejemplo, desde la temprana infancia se pueden escindir y apartar sentimientos y fantasías envidiosas, y el yo puede ser lo bastante fuerte como para impedir su reemergencia.

Se sienten culpables de voracidad. la envidia escindida y apartada sigue siendo una fuente constante de culpa inconsciente y una amenaza constante de irrupción de una parte psicótica

En un desarrollo más normal, la envidia se integra más. La gratificación que produce el pecho estimula admiración, amor y gratitud, a la vez que envidia. Estos sentimientos entran en conflicto en cuanto el yo comienza a integrarse y, si la envidia no es abrumadora, la gratitud supera y atempera la envidia. El pecho ideal, introyectado con amor, gratificación y gratitud, se hace parte del yo, y el yo mismo se llena más de bondad. De este modo, en un círculo positivo, a medida que aumenta la gratificación, disminuye la envidia, la disminución de la envidia permite mayor gratificación, y esto a su vez estimula la disminución de la envidia. Pero siempre subsisten sentimientos de envidia el) relación con el primer objeto, aunque debilitados. Algunos de estos sentimientos se desplazan del objeto primario al rival, fusionándose con los celos del rival. La envidia del pecho de la madre se desplaza al pene del padre, incrementando la rivalidad con el padre. Si el remanente de envidia hacia el objeto primario no es sentido ya como algo tan destructivo y devastador, puede

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