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Lo Simbólico, Lo Imaginario Y Lo Real


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  11.990 Palabras (48 Páginas)  •  478 Visitas

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Lo simbólico, lo imaginario y lo real

Jacques LACAN

(Presentación, traducción y notas de Juan Bauzá)

Presentación

El texto que aquí presentamos es la traducción al castellano que corresponde a la conferencia que realizó Lacan el 8 de julio de 1953 para abrir las actividades de la nueva Société Française de Psychanalyse, surgida después de la escisión de la Société Psychanalytique de Paris poco antes, y que hasta ese momento era la única Asociación psicoanalítica en Francia admitida por la Asociación psicoanalítica internacional (IPA). En el grupo disidente, que fundará la nueva sociedad, figuraban además de Lacan, Daniel Lagache, Françoise Dolto, J. Favez-Boutonier y B. Reverchon-Jouve.

En esta conferencia Lacan presenta explícitamente esos tres registros o coordenadas fundamentales, como variables de la función del sujeto y de su realidad psíquica: lo simbólico, que adquirirá el protagonismo principal en su enseñanza de los diez años siguientes (hasta 1962), lo imaginario, con el que trabajaba fundamentalmente desde hacía unos 20 años (desde su tesis sobre la paranoia de 1932) y lo real, protagonista fundamental desde 1963. A pesar de estos protagonismos, esas tres dit-mensions [dicho-mensiones] como las llamará más adelante estarán siempre presentes en el fondo de su obra, y les dedicará de manera especial y específica su seminario XXII (1974-75), titulado R.S.I., en el que los identificará con tres redondeles de cordel que anudará borromeanamente, modelo que utilizará para explicar ciertos aspectos del sujeto y operar con ese nudo en la experiencia analítica.

Por otra parte, aquí y de manera muy original, sobre la que convendría reflexionar algo más de lo que se ha hecho hasta hoy, utilizará además estos tres registros para dar cuenta del proceso analítico.

Mis buenos amigos,

Ustedes podrán ver que para esta primera comunicación llamada “científica” de nuestra nueva Sociedad, he tomado un título que no carece de ambición. Ante todo empezaré por disculparme, pidiéndoles que consideren esta comunicación llamada científica más bien como, por un lado, un resumen de puntos de vista, que los que están aquí y son mis alumnos, conocen bien y con los cuáles están familiarizados desde hace ya unos dos años a través de mi enseñanza; y también como una especie de prefacio o de introducción a una cierta orientación de estudio del psicoanálisis.

[Retorno a Freud]

En efecto creo que el retorno a los textos freudianos que es el objeto de mi enseñanza desde hace dos años , me ha dado, o más bien, nos ha dado, a todos los que hemos trabajado juntos , una idea cada vez más certera de que no hay dimensión más total, abarcativa y próxima a la experiencia auténtica de la realidad humana que la realizada por la experiencia freudiana y que no podemos dejar de retomar a las fuentes y aprehender (appréhender) estos textos verdaderamente en todos los sentidos de la palabra. No podemos dejar de pensar que la teoría psicoanalítica (y al mismo tiempo su técnica que no constituyen más que una sola y la misma cosa) no haya sufrido una especie de retroceso [regresión, retracción, estrechamiento, reducción, recorte) (rétrécissement), y a decir verdad, de degradación. En efecto no parece y no es fácil mantenerse en el nivel de una tal plenitud.

Por ejemplo, un texto como el del "Hombre de los Lobos", pensaba tomarlo esta tarde como base y ejemplo de lo que he de exponerles. Pero hice durante todo el día de ayer una relectura completa del mismo; había hecho al respecto un seminario el año pasado [1951-52] y sin embargo se me impuso la sensación de que era absolutamente imposible aquí darles una idea, siquiera aproximada del mismo; y que de mi seminario del año pasado había una sola cosa que hacer: retomarlo el año próximo.

Pues lo que percibí en ese texto formidable, después del trabajo y progreso que hemos hecho juntos este año [1952-53] alrededor del texto de “El hombre de las ratas”, me hace pensar que lo que había sacado el año pasado como principio, como ejemplo, como tipo de pensamiento característico dado por ese extraordinario trabajo era literalmente un mero "approche", como dicen los anglo sajones; dicho de otro modo un balbuceo. De modo que, en suma, haré tal vez incidentalmente una breve alusión, pero trataré sobre todo, simplemente, de decir algunas palabras sobre lo que quiere decir el planteamiento (position) de un tal problema; sobre lo que quiere decir la confrontación de estos tres registros que son los registros esenciales de la realidad humana, registros muy distintos y que se llaman: lo simbólico, lo imaginario y lo real.

[Lo real I ]

Ante todo, una cosa que es evidentemente sorprendente y que no debería escapársenos; a saber, que hay en el análisis toda una parte de real en nuestros sujetos que precisamente se nos escapa; que sin embargo no escapaba a Freud cuando tenía que vérselas con cada uno de sus pacientes. Pero, por supuesto, aunque no se le escapaba, estaba igualmente fuera de su dimensión y alcance. Uno no podría dejar de sorprenderse del hecho y de la manera en que habla de su “hombre de las ratas”, distinguiendo entre “sus personalidades”. Al respecto concluye: "la personalidad de un hombre fino, inteligente y culto", personalidad que pone en contraste con las otras personalidades con las cuales ha tenido que vérselas. Sí eso se atenúa cuando habla de su “hombre de los lobos”, también habla de ello. Pero, a decir verdad, no estamos obligados a refrendar todas sus apreciaciones. No parece tratarse en el “hombre de los lobos” de alguien de tanta clase. Pero es sorprendente, lo enfatiza como un punto particular. En cuanto a su “Dora”, ni hablemos, si hasta podemos decir que la amó.

Hay pues ahí algo que, evidentemente, no deja de sorprendernos y que, en suma, es algo con lo que tenemos que vérnoslas todo el tiempo. Y diría que ese elemento directo, ese elemento de peso, de apreciación de la personalidad, es algo bastante imborrable (innefaçable) con lo que tenemos que vérnoslas en el registro mórbido, por un lado, e incluso en el registro de la experiencia analítica con sujetos que, en absoluto, caen en el registro mórbido; es algo que, en resumen, siempre debemos retener y que está particularmente presente en nuestra experiencia, la de quienes estamos encargados de esa pesada tarea de elegir a quienes se someten al análisis con un

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