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Los Poderes Verticales


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2012  •  1.389 Palabras (6 Páginas)  •  379 Visitas

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Los poderes verticales

Tomando el diseño urbano como el planeamiento y exploración de las condiciones físicas de una ciudad, donde la arquitectura engloba un hecho a más escala y técnica con el ánimo de configurar un todo; podemos analizar la situación urbana poco exitosa en la mayoría de los casos, en donde un conjunto de objetos autónomos han creado el llamado "Espacio Moderno" cuya esencia es la ausencia de memoria y su pecado, el desconocimiento del lugar.

"¿Como hablar de la ciudad moderna, que a veces empieza y deja de ser moderna y de ser ciudad? Lo que era un conjunto de barrios se derrama más allá de lo que podemos relacionar; nadie abarca todos los itinerarios, ni todas las ofertas materiales y simbólicas deshilvanadas que se presentan. Los migrantes que atraviesan la ciudad en muchas direcciones e instalan, precisamente en los cruces sus puestos barrocos de dulces regionales y radios de contrabando, hierbas curativas y videocasetes. ¿Cómo estudiar las astucias con que la ciudad intenta conciliar todo lo que le llega y trata de contener el desorden: el trueque de lo campesino con lo importado, los embotellamientos de carros frente a una manifestación de protesta, la explosión del consumo frente a la demanda de desocupados, los duelos entre mercancías y comportamientos venidos de todas partes? ".[1]

Los planificadores de la ciudad han ido creando una arquitectura autónoma, muchas veces formalista y de espaldas a su entorno como si la labor urbanizadora fuera cuestión de ensamblar una máquina de las afecciones del lugar donde la implantan y lo que es más grave, sin precisar la importancia del Hombre, como el único capaz de simbolizar esos espacios creados en la ciudad y que hacen de éste, el receptor de todas estas manifestaciones de la urbe.

Precisamente éste proyecto de ciudad basado en el Modernismo y en la utopía; recurre a la planeación para asegurar que se ejecute su proyecto; centrándose en el manejo de los recursos, en la administración del territorio, encaminado hacia un plan de orden del espacio urbano. Este orden lamentablemente desde la planificación y el diseño urbano ha sido determinista; o sea la creencia de que cambios en la forma de la ciudad promueven cambios en el comportamiento, aumentan el bienestar, la interacción social, etc. Desconociendo factores como los sociales, económicos, del medio ambiente como los realmente importantes.

Con relación a éste discurso moderno de reivindicación ante la dirigida intención de conductismo; se antepone lo humano. Que como masa se apropia de una forma práctica y utiliza su entorno físico, lo moldea según sus imaginarios, sus prácticas, hasta el punto de mimetizarlo y por lo tanto creando un sofisma de distracción de lo que se supone es esa colectividad. Y es aquí cuando la política coloca su mirada en ese territorio; la ciudad, lo urbano, como escenario legítimo de ese sistema de relaciones urbanas de masa y empiezan a maquinar sobre ésta una serie de actuaciones con prerrogativas de desarrollo, que llevan muchas veces a desestabilizar el equilibrio existente instaurado desde la misma génesis de la ciudad.

Estas prácticas de intervención sobre el espacio público, indudablemente han partido de una exclusión del otro, con la premisa de que este es el lugar de la colectividad, de que el espacio público es el contenedor de la masa, de la muchedumbre, de la sociedad. Con este concepto de lo público como territorio que contiene la estructura de la sociedad, de los urbs, se sirven de pretexto para las intervenciones, las cuales tienen como intención algunas veces deslegitimar el hecho de identificar en la calle, en el parque, en la esquina, en la plaza, en el monumento, en lo patrimonial, en el paisaje, la existencia de una sociedad que se estructura dentro de él.

Es así como estas formas de intervención donde no tiene cabida lo "monstruoso", se convierte en muchos casos como un acto de identificación, de estandarización, de control, de codificación de un escenario como espacio de un supuesto de sociedad. La codificación del espacio público urbano, es un acto de sacralización. Se impone una verdad absoluta y se sacraliza en la medida que una vez ejecutado, no parece tener discusión. Como si fuera una verdad incomprensible a los ciudadanos comunes; Y sagrada también, porque se hace imposible de discutir o cambiar.

¿Quién pone en duda hoy que el espacio público es el del colectivo urbano? Así pudiéramos rebatir racionalmente dicha idea; lo que la hace dominante es el hecho que la han vuelto una idea sacra y con ello

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