Motivar Para Aprender En El Aula Cris

IAN GILBERT. 1ª EDICIÓN, 2005.

Motivar para aprender en el aula

Las siete claves de la motivación escolar

Editorial PAIDÓS

Barcelona, Buenos Aires, México

Cristina Siles Hermosilla, Psicología de la educación, UV grupo H

Capitulo 1 ¿Motivados para qué?

La respuesta a la necesidad de motivación se haya en el saber cual es la realidad de cada persona, conocer cual es su punto de partida, se puede utilizar la motivación que se posee de forma natural y adaptarla con creatividad a nuestra propia materia, ¿cuál es su porqué?¿a dónde quieren ir?¿qué quieren hacer?, sepámoslo y entonces podremos empezar a abrir la puerta a la auténtica motivación.

La idea de un cerebro diseñado para la supervivencia se ha resumido en alguna parte del extremo inferior del aprendiz acelerado con la escueta pregunta: ¿Qué hay en ello para mí? (QHEEPM). Cuando los niños entran en clase, la pregunta siempre es la misma: ¿qué hay para mí?, ¿para qué sirve?, ¿por qué me he de molestar en aprender esto?

Es importante enseñar a los alumnos el porqué deben aprender y cual es el beneficio que van a obtener, buscar la razón para motivar partiendo de la motivación que el alumno posee porque el deseo ha de proceder del interior, y no ser el resultado del empuje de profesores o entrenadores, ellos necesitan una razón para motivarse y así intentar conseguir sus objetivos, ayudémosles a que posean ese porque lo bastante sugestivo.

Enseñar y estimular a los jóvenes a que trabajen con esa actitud de centrarse en objetivos es una de las mejores habilidades que podemos enseñarles y que van a conservar de forma activa y gratificante durante toda la vida, no hay que ir a por lo mínimo sino a por lo máximo que podemos sacar de nosotros mismos, es muy sabio el especificar un objetivo, evaluar la situación actual para ver en qué medida se aparta del objetivo y aplicar una serie de operaciones para reducir la diferencia y por supuesto enseñarles cómo hacerlo y luego animarles a que empleen sus objetivos para relacionarlos con sus QUEEPM en clase, con ello estamos empezando a aprovechar de verdad el núcleo de motivación interior, además de enseñarles cuál es la clave del éxito.

Sacamos mucho mejor provecho de nosotros mismo cuando sabemos adónde vamos y nos comprometemos a dar al menos los primeros pasos para alcanzar esa meta.

Una fórmula sencilla para definir objetivos:

1. ¿Qué queremos? Seamos concretos. Quiero ir al extranjero no es muy concreto. El extranjero es muy extenso.

2. ¿Cuándo lo quiero? Un objetivo sin plazos no es más que un deseo. Pongamos plazo a este deseo.

3. Empecemos. El viaje de miles de kilómetros empieza con un pequeño paso.

4. Comprobemos una y otra vez. ¿Lo que estoy haciendo me lleva adonde quiero ir? Si la respuesta es afirmativa, sigamos con lo que estemos haciendo. Si es negativa, hagamos lo que debamos hacer para recuperar el buen curso.

5. Disfrutemos del viaje.Como dijo Cervantes: Mejor es el camino que la posada.

A continuación, una lista de deseos, que el lector puede utilizar él mismo o proponérsela a sus alumnos, asegurándose de que escriban las respuestas. Bien estará lo que escriban.

No hay por qué compartir las respuestas con nadie, sólo se requiere que se conteste con sinceridad y de forma completa.

Lista de deseos:

1. Si el mundo se acabara dentro de doce meses, ¿qué cinco lugares visitaría antes de que tal cosa ocurriera?

2. Se ha inventado una poción mágica del “éxito”. Si se toma, cualquier cosa que uno emprenda tendrá éxito. ¿Qué cinco cosas haría si supiera que no puede fracasar?

3. Es la Semana Internacional de la Experiencia Laboral y puede usted probar cualquier oficio del mundo. ¿Cuáles serían los cinco primeros que probaría?

4. Ha sido usted elegido presidente del mundo. ¿Qué cinco cosas introducirá para hacer del mundo un lugar donde todos se sintieran mejor?

5. Tiene usted un bolígrafo mágico. Todo lo que escribe se hace realidad. La magia sólo dura tres minutos. Escriba deprisa sus planes para los próximos cinco años. Incluya los títulos, la enseñanza superior, los planes para años sabáticos, las aficiones que desearía desarrollar, las personas que quisiera conocer, los lugares a los que desearía ir, etc.

Si no se abre el lado creativo del proceso de definición de objetivos, es posible que nunca nos demos cuenta de cuánto hay en la vida que buscamos.

Enseñemos a apuntar alto y a desarrollar estrategias para afrontar lo que no vaya tal como se había planeado, y no ese pavor que les lleva a retirarse ante la posibilidad del desangaño.

Los niños necesitan apoyo y protección. También necesitan <<endurecimiento>>, en especial los que mejor rinden en nuestras clases, que desconocen qué es el fracaso.

Cuanto más hagamos por ellos, menos decidirán hacer solos, con lo que creamos un

círculo vicioso de impotencia aprendida. En última instancia, cuanto más empujemos

nosotros desde fuera, menos podrá hacer el niño solo desde dentro por lo que hay que preparar una automotivación para que sepan lo que están haciendo, el porqué de ello y los impulse hacia lo que quieren.

Es importante el proceso de no intentar ser mejor que cualquiera sino mejor que uno mismo, superarse dia a dia, es decir, preguntarse en primer lugar, si estamos haciendo todo lo que podemos y, en segundo lugar, si estamos siendo mejores que la última vez (tanto alumno como profesor), por lo tanto, en el análisis final, únicamente el propio individuo puede determinar correctamente su éxito. De hacerlo así, una generación futura aprenderá a vivir según sus propios criterios y niveles, y no una vida desesperada y sentenciada por las comparaciones y la falta de rendimiento.

Sin embargo, no todo es

...