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Niños Y La Separacion De Los Padres


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  1.776 Palabras (8 Páginas)  •  229 Visitas

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Los niños y la separación de los padres

Los pequeños no lo entienden

Es a partir de los cuatro o cinco años cuando los niños son conscientes de que papá y mamá tienen problemas y cuando sufren el divorcio. La primera reacción de los hijos es el desconcierto por una situación que saben que existe, pero que no entienden.

Ellos han conocido a sus padres siempre juntos y no pueden darse cuenta de los problemas que provoca el hecho de que ahora comiencen a ver menos a su padre o a su madre. El niño, además, suele ser víctima de crisis nerviosas o depresivas si la tensión entre los cónyuges se traslada a los otros miembros de la casa por discusiones o enfrentamientos violentos.

Poco después, los pequeños suelen negarse a admitir lo que ya es un hecho: insisten en la reconciliación de los padres o protestan cada día porque no pueden ven al progenitor que se ha ido de casa. Este periodo puede resultar más o menos largo en función de la manera en que se haya producido el divorcio; en definitiva, según los padres hayan logrado explicar y hacer lo menos dolorosa posible la situación

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Evitar que presencie discusiones

Si realmente no se quiere hacer que el hijo sufra por los problemas de sus padres es necesario excluirlo de la tensión que se genera por esta causa; eso no quiere decir que no sepa que existen graves diferencias. Cuanto mayor es el niño, mejor puede asimilar el hecho de que existen problemas, siempre que no los perciba a través de gritos, insultos y discusiones violentas. Si éstas se producen, no debe ser delante de los hijos; si el motivo de la discordia es su educación, algo que han hecho mal o su custodia tras el divorcio, las medidas de precaución deben extremarse.

Separación amigable

Varios estudios de psicología infantil desarrollados en Estados Unidos y la Unión Europea han demostrado que el niño sufre mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos que posteriormente, cuando vive sólo con uno de los dos y ve al otro en un nuevo ambiente e, incluso, con una nueva pareja. Estas reacciones no son difíciles de entender; los niños quieren sentir que sus padres son felices; lo contrario les provoca muchas alteraciones.

Si la separación es amigable a sus ojos, la tensión generada desaparecerá. El pequeño percibe que su papá y su mamá ahora sonríen y juegan con él más que antes; además ahora tiene dos casas que son suyas, dos cuartos, dos armarios de juguetes y en cada visita su progenitor le tiene preparado un programa de diversiones que antes, cuando vivían juntos, solía disfrutar con mucha menos frecuencia.

¿Cómo enfrentar la separación de los padres?

La Separación de los padres es siempre una situación dolorosa para todos los miembros de la familia, por lo cual es importante permitir a los niños manifestar sus sentimientos de rabia y frustración, acogerlos y no enjuiciarlos. Ellos requieren muchas veces de la ayuda profesional, no deben sentirse culpables del rompimiento

¿Cómo fortalecer el vínculo con aquel o con el que no se vive ?

Lo más recomendable es el contacto frecuente, al menos conversaciones por teléfono, para que así la visita de fin de semana no sea algo extraordinario. Considere además, las cartas, los e-mails, que pueden ser herramientas facilitadoras de la comunicación con los/as hijos.

Que los encuentros se destaquen por ser de buena calidad, es decir, que se disfruten, que el niño esté bien, tranquilo, que se sienta acompañado. Que sean instancias en las que exista el diálogo entre padre/madre e hijo, que el niño pueda hablar de su escuela, de sus notas, de algún paseo, de sus amigos, de su casa, etc.

La escuela o colegio es un ámbito de suma importancia en la vida del niño, por ello es aconsejable que, aunque no vivan juntos, comparta todo lo relacionado con él: llévelo o tráigalo alguna vez, converse con los profesores, participe de las reuniones de padres, fiestas y actividades especiales; mírele los cuadernos, facilítele material para sus tareas, etc.

Es saludable que el niño conozca cómo es la vida diaria de su papá o mamá (es decir, de aquél que no vive con él), por ejemplo, que sepa sobre su trabajo, que conozca el lugar donde vive, con quién vive, etc. esto le disminuirá el nivel de ansiedad.

¿Qué pasa si las visitas no son regulares?

Cada vez que el papá -o la mamá- dice que viene y no lo hace, o bien llega mucho más tarde de la hora que estipuló, los niños vuelven a vivir el abandono que sintieron cuando supieron que los padres se separaban. Ello les causa mucha angustia y miedo a quedarse solos.

Una situación similar se produce cuando la madre o el padre, que vive con él/ella, se opone a que el/la niño vea a su progenitor, ya que lo priva de un cariño necesario.

Lo mejor es que las visitas sean programadas y fijas. Así el/la niño/a sabrá, por ejemplo, que todos los domingos puede esperar a su padre listo y lleno de emoción, o que todos los días lo irá a buscar a la salida del colegio para llevarlo a casa. La idea es establecer una rutina que no debería romperse, a menos que las causas fuesen realmente justificadas. También puede darse espacio al encuentro espontáneo si ambos desean compartir una ocasión especial.

Lo bueno es que hagan algo que disfruten todos. No se trata de

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