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Orientacion Educativa


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2011  •  532 Palabras (3 Páginas)  •  974 Visitas

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Este análisis comienza haciendo una clara distinción entre lo que es la verdad y en qué consiste el pensar bien: el pensar bien consiste o en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella. La verdad es la realidad de las cosas. Si algo es real, existente, inmediatamente se convierte en verídico, sino caeríamos en un error. Todo esto lleva a que si conocemos la realidad de las cosas, o sea, la verdad, podremos pensar bien, de lo contrario no podríamos, ya que sería una pérdida de tiempo. Hay que conocer la verdad para pensar bien. El pensamiento correcto es aquel que conoce bien la verdad y no el que, con aparente corrección, intenta hablar sobre ella. Hay diferentes modos de conocer la verdad y el autor nos hace una distinción entre ellas.

Dice que a veces la verdad la conocemos del modo que no lo es, y esto es debido a que la realidad que nosotros vemos no es la verdadera realidad. Aunque también podemos conocer la verdad perfectamente y cuando lo hacemos se asemeja a un espejo, en el que vemos las cosas tal y como son. Algo que principalmente es la atención que donde la mente forma parte de esto, y el tener atención es el primer medio para atender bien. El no poner la atención adecuada se cometerá errores ya que no puedes ver sin mirar, oír sin escuchar, por lo que es importante poner atención a cada unos de los aspectos donde nuestro espíritu no está donde debe ser. Para esto hay que tener el hábito de atender estudiando, por lo general a las personas en general les falta tener el hábito de poner atención ya que ni tenemos la vaga idea de lo que se trata o están hablando en el caso de que sea una lectura en voz alta no lo pensamos o meditamos para formar un juicio, se nos presentan los hechos incompletos y se caen en errores. El buen pensador es aquel que lo ve todo, pero a causa de esto pueden no ver nada de lo que hay. Los contrarios al buen pensador son los que ven en los objetos lo justo para ver, no más de lo que hay. Pero eso a veces puede ser un problema porque si se ve poco, no ve lo suficiente. Los más exactos son los hombres privilegiados, que lo ven todo muy claro, preciso, y esto se refleja en sus escritos y en sus actos.

Cada profesional destaca en su campo gracias a que conocen perfectamente en lo que trabajan, conocen los objetos que tratan. Pero este conocimiento tiene que ser práctico, tiene que abarcar hasta los pormenores que serían pequeñas verdades. A todos nos interesa pensar bien, no sólo a los filósofos. El entendimiento es una luz que siempre tiene que estar encendida para que funcione. Si no la accionamos puede ser peligroso.

Para pensar bien no hace falta aprenderlo con reglas, sino más bien con modelos. No es lo mismo enseñar a pensar a la fuerza, con teoría, que enseñar con ejemplos. Una buena enseñanza se hace con ganas y de manera sencilla y práctica.

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