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Patologias Emergentes


Enviado por   •  16 de Mayo de 2012  •  7.933 Palabras (32 Páginas)  •  435 Visitas

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PATOLOGIAS EMERGENTES

La VIOLENCIA en la convivencia de los ADOLESCENTES

Josep CORNELLÁ i CANALS

Especialista en Pediatría. Master en Paidopsiquiatría

Acreditación en Medicina del Adolescente por la A.E.P.

Presidente (1996-2004) y Socio de Honor de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente

Vocal y Asesor en Salud Mental del Comité de Adolescencia de Asociación Latinoamericana de Pediatría ( ALAPE ), y Socio de Honor de la Sociedad Argentina de Salud Integral del Adolescente

Coordinador del Programa de Atención a los Adolescentes del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya

Miembro del Comité Técnico de la Facultad de Medicina de la Universitat de Girona y Colaborador de la cátedra de Paidopsiquiatría de Montpellier

AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Soy una abierta ventana que escucha,

Por donde va la tenebrosa vida.

Pero hay un rayo de sol en la lucha

Que siempre deja la sombra vencida.

(Miguel Hernández)

AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA.

Existe una frecuente confusión entre ambos términos. Se habla indistintamente de agresividad y violencia, sin que queden claras las diferencias conceptuales, de diagnóstico, de tratamiento y de prevención.

La violencia es una forma de comportamiento agresivo. Los actos de violencia o agresión pueden ser tanto físicos como no físicos. Como ejemplo de acto agresivo no físico hallamos el comportamiento verbal que incluye amenazas o intimidación. ¿Cuándo se convierte en violento un acto agresivo? Cuando la intensidad del comportamiento aumenta y el impacto del comportamiento es más severo. En cierto modo los términos de violencia y agresividad a menudo conducen a confusión, es decir, se puede entender como un continuo en el comportamiento de normal a letal, pero la agresividad no es lo mismo que la violencia.

La agresividad: de lo fisiológico a lo patológico:

“La agresividad es una característica de la naturaleza humana y ha sido fundamental para la evolución de la especie. Los comportamientos agresivos del hombre primitivo servían para la defensa de las hembras y las crías, la búsqueda de alimentos y la defensa del territorio. Es decir, estaban al servicio de la supervivencia. Sin embargo, a lo largo del tiempo, los comportamientos agresivos han modificado y ampliado este primer objetivo y han servido para que unos individuos sometan a otros, y para llevar a cabo la destrucción masiva del ser humano” (1)

La agresividad humana normal incluye comportamientos que poseen efectos negativos mínimos en el desarrollo psicológico de los adolescentes y/o en el entorno.

La historia natural de la agresividad muestra un pico de la misma a los dos años de edad, y la mayoría de individuos muestran una trayectoria descendente a partir de aquí. En cierto modo es algo para lo que estamos programados, a causa de toda clase de razones biológicas y sociales. Al llegar a la adolescencia una minoría de gente joven aparece en las estadísticas de violencia. Como porcentaje de la población general son pocos.

Este comportamiento “normal” usualmente es temporal, transicional y a menudo condicional, su intensidad y frecuencia a menudo disminuyen como resultado de una intervención mínima o de ninguna intervención. Estas formas pueden no ser consideradas como violencia: ciertas formas de agresividad son tan comunes entre los adolescentes que pueden ser clasificadas como parte de la “experiencia adolescente normal”.

Pero existe una evolución de esta agresividad que podemos considerar “fisiológica” hacia la violencia. Se ha hablado de un continuum que explicaría esta evolución.

La agresividad como comportamiento antisocial:

Pero la agresividad puede evolucionar hacia conductas antisociales. Se trata de una conducta antagonista, poco amistosa, asocial, hostil y alienadora. Suele comenzar en forma de negativismo y desafiamiento. A menudo se halla en oposición directa a las normas, valores, escuela, comunidad, cultura o sociedad. Las formas más graves pueden resultar en la muerte de una persona o animal.

La agresividad como comportamiento violento:

Incluye aquellos actos realizados con la intención (o intención percibida) de causar daño físico a otra persona o que conducen a daño mental o físico a otros (incluyendo la muerte).

Sus componentes incluirían: empujar, agarrar, abofetear, patear, golpear con el puño o un objeto, amenazar con un arma cortante o de fuego o usar armas para herir a alguien. Sus consecuencias son daño físico de gravedad, trauma psicológico (Síndrome de Estrés Postraumático) e incluso la muerte.

Que los adolescentes se vean involucrados en la delincuencia juvenil puede conllevar efectos adversos en su desarrollo psicológico y en su funcionamiento.

El comportamiento violento grave:

Es aquel comportamiento que:

- Causa daño físico a humanos o animales.

- Se realiza contra la voluntad de la otra persona.

- Se comete con un arma o amenazas físicas

- Son indicadores de infracción o delito: asesinato, homicidio, asalto, violación, robo, asaltos sexuales, abuso o maltrato de menores, abuso físico,...

Concepto de continuum (figura I y figura II):

Por lo tanto, y de forma introductoria, deben quedar claros los siguientes conceptos sobre un supuesto “continuum” entre agresividad y violencia:

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