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Psicología Social Latinoamericana


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  2.088 Palabras (9 Páginas)  •  444 Visitas

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1.-Surgimiento y evolución de la psicología latinoamericana:

El inicio académico de la Psicología social en América latina puede fijarse en los años 50, surgiendo conjuntamente con la mayor parte de las escuelas de psicología y con el reconocimiento de la necesidad social de la profesión. En 1952 se funda la primera escuela de psicología en Cuba (Universidad Católica Sto. Tomas de Villanueva); en 1953 aparece la primera en Brasil, en 1954 la primera en Venezuela y ya para inicio de los 60 (en 1962 aparece la primera en Chile y después se funda la primera en Perú. Cabe destacar que antes de la creación de las escuelas de psicología se impartía la catedra psicología social como asignatura en algunas carreras como: Periodismo, educación (en Cuba) y en Economía (Brasil); el interés por el nivel psicosocial de explicación de muchos fenómenos sociales y psicológicos presente desde mediados del siglo pasado.

Se puede decir que la avanzada de la misma en américa latina se encuentra desde 1983, aproximadamente, en esta fase, a la vez que mantiene una actitud de denuncia crítica.

Lo que caracteriza a esta fase quizá pueda resumiese por ese elemento crítico. La Psicología Social que se está produciendo puede tipificarse por su ubicación en la línea sociológica antes mencionada, marcada por esta perspectiva (no toda Psicología Social sociológica es crítica, ni toda Psicología Social psicológica es acrítica). Es una Psicología Social que se revisa a sí misma, a sus objetivos, a sus fundamentos y a sus efectos, tanto desde la perspectiva marxiana cuanto desde perspectivas que pueden seguir otras corrientes filosóficas. Esa base social es muy clara en los trabajos producidos en los años 80: Durkheim, Marx, la teoría de la dependencia, Freire, Fals Borda, Habermas, Parsons, entre otros autores le suministran un marco teórico, pero siempre sometida a análisis y a la prueba de su capacidad para suministrar elementos capaces de interpretar y explicar fenómenos psicosociales. De hecho muchos autores prefieren hablar de una psicosociología y aún, más recientemente, del rescate y reconstrucción de una Psicología Colectiva (cf. Arciga Bernal, 1989 y Fernández Christlieb, 1989). Asimismo, una Psicología Sociológica de base marxiana se hace claramente presente en algunos países del continente (México, Brasil, Venezuela, Colombia), la cual presenta expresiones tanto críticas como acríticas. A su lado coexiste la Psicología Social marxista cubana.

Pero además es ésta una Psicología Social que busca un nuevo paradigma, y de hecho se inserta en él (Montero, 1989, 1991) ante la creciente incapacidad del que hasta entonces dominaba, para dar respuesta a los problemas que ahora enfrenta. Así, es una Psicología que reconoce el carácter histórico de los fenómenos que estudia (Montero, 1978; Martín-Baró, 1983; Jurema, 1985); que plantea una apertura metodológica, en el sentido de aceptar métodos alternativos y una diferente relación entre quien investiga y su objeto de investigación (Montero, 1984), y rechaza el dominio absoluto del modelo de producción de conocimiento generado en el campo de las ciencias naturales, privilegiando la investigación en ambientes naturales sobre la de laboratorio (Marín, 1978); que reconoce el carácter activo de los sujetos de investigación, productores de conocimiento; que reconoce igualmente el carácter dinámico y dialéctico de la realidad social, y por ende de la condición relativa, temporal y, especialmente, del conocimiento producido; que amplía su objeto de estudio, incluyendo el nivel psicológico de fenómenos tales como la ideología y la alienación (en 1977, Salazar decía ya que la Psicología Social estudia la conducta y la ideología); que admite el carácter simbólico de la realidad expresado a través del lenguaje (Fernández Christlieb, 1986) y que asume explícitamente su compromiso político y social (Martín-Baró, 1986; 1987).

Por supuesto, y como se desprende de la diferencia de impulso y dirección que la subdisciplina tiene en el continente latinoamericano, hay paralelamente una Psicología Social que sigue un rumbo más tradicional o apegado a los dictámenes de algún centro académico europeo o estadounidense, y que está produciendo un buen número de investigaciones acordes a las líneas usuales.

Hay también quien mira las manifestaciones de cambio con escándalo y aún temor, pero ante los resultados, ante el conocimiento producido y su aplicabilidad, no se puede explícitamente negar su relevancia social y su capacidad de dar alguna respuesta a los álgidos problemas que afectan a nuestra América. De hecho, la principal crítica a esta posición, dirigida a la posibilidad de introducir sesgos valorativos establecidos por el compromiso (Rodrigues, 1989) no parece hallar fundamento hasta ahora, por cuanto la adopción de un nuevo paradigma no ha significado el desligarse de la producción científica en general, ni mucho menos establecer un corte que sería histórico. Lo que busca esta Psicología Social es ocupar un lugar per se en la producción de conocimiento, aún a costa de abandonar el «privilegiado» lugar en la cola del león (no exenta de pulgas).

2.-Consecuencias inmediatas del desarrollo de una Psicología Social latinoamericana

El «despegue» de la Psicología Social en la América Latina ha tenido evidentes consecuencias para sí y para su inserción social. En el primer caso debemos más bien hablar de relación de interacción mutua entre crisis, reestructuración y desarrollo distintivo como ciencia. En efecto, la toma de conciencia de la Psicología Social respecto de su rol real, de su rol asignado y de su rol posible en las sociedades latinoamericanas, condujo a una inmediata organización del campo profesional en el sentido de suscitar la creación de una organización internacional, la ALAPSO (Asociación Latinoamericana de Psicología Social de considerable actividad en la segunda mitad de la década del 70 y principios de los años 80, que la llevó a organizar algunos encuentros científicos y a publicar cuatro números de una revista, entre 1981 y 1982. Se crearon, asimismo, asociaciones nacionales tales como AVEPSO (Asociación Venezolana de Psicología Social); ABRASO (Asociación Brasileña de Psicología Social); ACHIPSO (Asociación Chilena de Psicología Social); AMEPSO y SOMEPSO (Asociación Mexicana de Psicología Social y Sociedad Mexicana de Psicología Social), las cuales, con mayor o menor éxito, han logrado crear Publicaciones periódicas (el Boletín de la AVEPSO, publicando cuatrimestralmente desde 1978, es un buen ejemplo de ello) y realizar reuniones científicas en sus respectivos países. Aumenta significativamente el número de publicaciones en el área, no sólo por la existencia de

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