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TÉCNICAS PARA EL CONTROL DE LA ANSIEDAD EN LOS EXÁMENES


Enviado por   •  29 de Mayo de 2012  •  1.704 Palabras (7 Páginas)  •  633 Visitas

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TÉCNICAS PARA EL CONTROL DE LA ANSIEDAD EN LOS EXÁMENES

María de la Fe Rodríguez Muñoz

TÉCNICAS PARA EL CONTROL DE LA ANSIEDAD

EN LOS EXÁMENES

«No es grande el que triunfa sino el que jamás se desalienta»

J.L. Martín Descalzo

Cuando llegan las fechas de los exámenes, para algunos alumnos comienza un calvario, del que en ocasiones es difícil salir. Aparecen sentimientos de inseguridad, angustia, miedo, bloqueos o pensamientos del tipo «no voy a ser capaz de aprobar tal o cual asignatura…»; «me pongo a estudiar y me quedo en blanco…»; «cuando estoy en un examen soy incapaz de contestar, me quedo en blanco…», o sensaciones fisiológicas como temblores, taquicardias, dificultades para dormir. Todos estos síntomas convergen en lo que los expertos han denominado ansiedad ante los exámenes. Este es un tipo de ansiedad (no de fobia, puesto que en la mayoría de las ocasiones no existe un componente de evitación al estímulo fóbico que impida a los alumnos presentarse a las pruebas de evaluación) asociada a la época de exámenes que provoca dificultades en el acceso a los conocimientos adquiridos para poder utilizarlos en los exámenes.

Este problema es sufrido, como señalan algunos autores, por aproximadamente entre un tres y un cinco por ciento de la población universitaria. En el caso de los estudiantes de la UNED, y debido a las peculiaridades específicas de este colectivo, como la presencia de cargas familiares y laborales que deben compatibilizar con el estudio de una carrera universitaria, hacen que la probabilidad de sufrir «ansiedad ante los exámenes» sea mayor. Sin embargo, no se quiere presentar un panorama desolador sino, más bien al contrario, colocar este problema en sus justos términos y dotar, en la medida de lo posible, desde estas breves líneas, de habilidades que puedan ayudar al sufrido estudiante de la UNED, a quien no se le puede negar una enorme valentía por compaginar, habitualmente, familia, trabajo y estudios universitarios.

Este problema de ansiedad suelen sufrirlo, en mayor medida, aquellos alumnos que mejor preparan y dominan las asignaturas pero que en el momento del examen son incapaces de recordar. No obstante, es verdad que la absoluta ausencia de ansiedad denota en muchas ocasiones que somos conscientes de que no hemos estudiado o, al menos, no lo suficiente para poder aprobar. Por eso, y aunque pueda parecer una paradoja, cierta dosis de ansiedad es buena y necesaria y durante miles de años ha supuesto una respuesta de adaptación del hombre frente a un entorno hostil. Si en mitad de la selva nuestros antepasados prehistóricos al otear el horizonte hubieran visto un león y se hubiesen parado a pensar si era necesario correr o no, lo más probable es que hubieran sido devorados y hoy no nos encontraríamos aquí elucubrando sobre estos temas.

El hecho de estar tenso hace que percibamos, pensemos y actuemos con mayor claridad, es decir, podemos hablar de ansiedad saludable. Sin embargo, el problema aparece cuando la ansiedad sobrepasa un cierto punto, cuando el nivel de excitación o de activación sobrepasa ciertos umbrales. Es entonces cuando el rendimiento decae. Esta circunstancia ya fue advertida en la famosa Ley de Yerkes-Dobson. En ella señala cómo la tensión debe de ir subiendo para alcanzar niveles saludables y, como se puede observar en el gráfico, cómo, si no estuviéramos activados, nuestro rendimiento sería inferior. Al igual que si se sobrepasan dichos niveles de activación se llega a rendir menos y a sufrir agotamiento y tensión emocional. UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

SERVICIO DE PSICOLOGÍA APLICADA (SPA)

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Por tanto, nuestra efectividad será menor tanto si no estamos activados como si lo estamos en exceso y, como decían los latinos, en el punto medio se encuentra la virtud.

Para los casos de excesiva activación fisiológica es recomendable el uso de la relajación. Para ello, seguro que conocerás libros o discos (casetes) que te ayudarán al aprendizaje o, en su caso, a la práctica de dicha técnica (en la bibliografía te sugerimos un título). Ansiedad y relajación son dos términos incompatibles y, por tanto, cuanto más entrenes tu cuerpo a estar relajado, menos tensión sentirás.

Además de practicar diariamente la relajación, debes poner a punto tu máquina corporal. Para ello, uno de los primeros aspectos a tener en cuenta es la alimentación. Nuestro rápido ritmo está haciendo que los patrones de alimentación estén cambiando hacia comida rápida: sándwich, bocadillos, bollería… Si en todo momento es necesario cuidar este aspecto, en época de exámenes hay que tenerlo más en cuenta. A ninguno de nosotros se nos ocurriría participar en un rally con nuestro coche en reserva, pues tampoco deberíamos hacerlo con nuestro organismo, ya que este necesita también combustible para seguir funcionando.

Siguiendo con la metáfora del automóvil, cuando hacemos un viaje largo es recomendable parar, descansar y estirar las piernas. Sin embargo, es habitual encontrarse con estudiantes que la noche o noches anteriores a los exámenes y durante la celebración de los mismos apenas duermen dos o tres horas. Un consejo básico, para intentar reducir la ansiedad es procurar dormir las horas necesarias —entre siete y ocho—, para proveer a nuestro cuerpo de un descanso reparador.

La gestión del tiempo es otro pilar fundamental en la lucha contra la ansiedad. Dicha gestión debe comenzar prácticamente desde que se acaba la convocatoria de exámenes y nos encontramos a tres o cuatro meses vista de la siguiente convocatoria. Una buena ayuda pasa por planificar objetivos a corto, medio y largo plazo, de tal manera que seamos UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN

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