Una Nueva Tierra
Enviado por rorigel1 • 24 de Noviembre de 2012 • 5.454 Palabras (22 Páginas) • 498 Visitas
Una nueva tierra
Resumen
La esencia del EGO.
La mente egotista, la llamamos egotista porque hay una sensación de ser, de yo (ego) en
cada pensamiento, en cada recuerdo, interpretación, opinión, punto de vista, reacción y
emoción.
La esencia de toda actividad mental consta de ciertos pensamientos, emociones y
patrones reactivos repetitivos y persistentes con los cuales nos identificamos más
fuertemente. Esa identidad es el EGO.
El “yo” conceptual no puede sobrevivir sin el “otro” conceptual. Los otros son más “otros”
cuando los vemos como enemigos. En un extremo de la escala de este patrón egoísta
inconsciente está el hábito compulsivo de hallar fallas en los demás y de quejarse de
ellos.
Utilizar adjetivos ultrajantes es la forma más cruda de esos rótulos y de la necesidad del
ego de tener la razón y triunfar sobre los demás.
Resentimos la codicia de la gente, su deshonestidad, su falta de integridad, lo que hace,
lo que hizo en el pasado, lo que debió o no hacer. Al ego le encanta. En lugar de pasar
por alto la inconsciencia de los demás, la incorporamos en su identidad.
No reaccionar al ego de los demás es una de las formas más eficaces no solamente de
transcender el ego propio sino también de disolver el ego colectivo de los seres humanos.
Una persona se convierte en enemiga cuando personalizamos la inconsciencia de su ego.
Perdonar es pasar por alto o no reparar.
Lo mismo que se le hace a una persona se le puede hacer a una situación: convertirla en
enemiga. La implicación siempre es: esto no debería estar sucediendo, no quiero estar
aquí, no quiero tener que hacer esto; es una injusticia conmigo. Por supuesto, el peor
enemigo del ego es el momento presente.
No se deben confundir las quejas con el hecho de hacer ver a una persona una
deficiencia o un error a fin de que pueda corregirlo.
El resentimiento suele ser la emoción que acompaña a las quejas y lamentos, también
puede venir acompañado de una emoción más fuerte como la ira u otra forma de
malestar. De esa forma trae una carga de energía mayor. Las quejas se convierten
entonces en reactividad, otra manera de fortalecerse el ego.
Tener la razón, fabricar el error. Cuando nos quejamos, la noción implícita es que
tenemos la razón mientras que la persona o la situación motivo de la queja o de la
reacción está en el error. Cuando tenemos la razón nos ubicamos en una posición
imaginada de superioridad moral con respecto a la persona o la situación a la cual
juzgamos y a la cual encontramos en falta.
El ego siempre confunde las opiniones y los puntos de vista con los hechos. Además, no
comprende la diferencia entre un suceso y su reacción frente a dicho suceso.
Considerar que tenemos la razón atribuyendo a otros el error es una disfunción mental
que perpetúa la separación y el conflicto entre los seres humanos.
Todo aquello que resentimos y rechazamos en otra persona está también en nosotros.
La lucha contra la inconsciencia puede llevar a la inconsciencia misma. Jamás será
posible vencer la inconsciencia, el comportamiento egoísta disfuncional, mediante el
ataque. Aunque lográramos vencer a nuestro oponente, la inconsciencia se habrá alojado
en nosotros, o el oponente aparecerá con otro disfraz.
¿Puede tomar conciencia de cómo se acelera su mente para defender su posición,
justificar, atacar y culpar?
La conciencia es el poder oculto en el momento presente; es por eso que la llamamos
también Presencia.
Solamente la presencia puede liberarnos del ego y solamente podemos estar presentes
ahora, no ayer ni mañana. Solamente la presencia puede deshacer el pasado que
llevamos sobre los hombros y transformar nuestro estado de conciencia.
Lo que queda es la luz de la conciencia en la cual van y vienen las percepciones, las
experiencias, los pensamientos y los sentimientos. Ese es el Ser, el verdadero Yo interior.
Cuando me reconozco como tal, lo que sucede con mi vida deja de ser absoluto y pasa a
ser relativo.
La fuerza que motiva el comportamiento del ego, cualquiera que éste sea, siempre es la
misma: la necesidad de sobresalir, de ser especial, de tener el control; la necesidad de
tener poder, de recibir atención, de poseer más. Y, por supuesto, la necesidad de sentir la
separación, es decir, la necesidad de la oposición, de tener enemigos.
La emoción subyacente que gobierna toda la actividad del ego es el miedo. El miedo de
ser nadie, el miedo de no existir, el miedo de la muerte.
El ego necesita sentirse superior. Si una persona tiene más, sabe más, o puede hacer
más que yo, el ego se
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