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¿Le Tiene Miedo A Los Muertos?


Enviado por   •  20 de Agosto de 2011  •  1.652 Palabras (7 Páginas)  •  726 Visitas

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¿Les tiene miedo a los muertos?

“¡CLARO que no! —tal vez responda usted—. Los muertos no pueden hacerme nada.” Pero ¿sabía que hay millones de personas que sí les tienen miedo? En muchas zonas del mundo —entre ellas algunos países hispanohablantes— está muy extendida la creencia de que los muertos se convierten en espíritus y pueden volver del más allá.

Por ejemplo, en Benín (África occidental) se cree que los seres humanos tienen una parte espiritual que sobrevive a la muerte y puede regresar para matar a miembros de su propia familia. Muchas personas llegan a vender propiedades o hasta endeudarse para aplacar a los espíritus con ritos y sacrificios. Incluso hay quienes tratan de comunicarse con ellos a través de prácticas espiritistas. Y no es extraño que algunas personas vivan espeluznantes experiencias que atribuyen a seres de ultratumba.

Una de tales personas fue Agboola, quien vive cerca de la frontera entre Benín y Nigeria. Él cuenta: “Aquí el espiritismo está presente en todo aspecto de la vida. Existe la tradición de lavar ceremoniosamente a los difuntos a fin de prepararlos para el mundo de los espíritus. Yo aprovechaba el jabón que sobraba para mezclarlo con unas hojas y elaborar un ungüento. Luego, mientras lo untaba en mi rifle, decía en voz alta qué tipo de animal quería cazar. Este tipo de costumbres son comunes en esta región y parecían dar resultado. Sin embargo, el espiritismo también tiene otra cara, una mucho más aterradora.

”Como dos de mis hijos fallecieron en extrañas circunstancias, yo temía que alguien me hubiera lanzado un maleficio. Así que fui a consultar a un hombre mayor famoso por sus poderes mágicos. Él confirmó mis sospechas y me reveló algo aún peor: que los espíritus de mis hijos iban a convertirse en esclavos de su asesino cuando este muriera. También me dijo que a mi tercer hijo le pasaría lo mismo. Y, en efecto, mi hijo falleció pocos días después.”

Fue entonces cuando Agboola conoció a John, un testigo de Jehová de Nigeria que utilizó la Biblia para aclararle la verdad sobre los muertos. La explicación que recibió le cambió la vida, y lo mismo puede hacer con quienes viven esclavos de este tipo de creencias.

¿Pueden los muertos hacernos daño?

Ningún ser humano, por muchos poderes que afirme tener, está tan capacitado como Jehová Dios para contestar esta pregunta. ¿Por qué? Porque Él es el Creador de todos los seres vivos “en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles” (Colosenses 1:16). Él creó a los ángeles para vivir en el cielo, y al hombre y los animales para habitar la Tierra (Salmo 104:4, 23, 24). Además, todas las formas de vida dependen de Dios (Revelación [Apocalipsis] 4:11). Por tanto, hacemos bien en analizar lo que su Palabra, la Biblia, dice acerca de la muerte.

Las Escrituras muestran que el primero en hablar de la muerte fue el propio Jehová: él les advirtió a Adán y Eva que si le desobedecían, iban a morir (Génesis 2:17). ¿Qué implicaría eso? Lo aclaró más tarde, al decir: “Polvo eres y a polvo volverás” (Génesis 3:19). Por tanto, cuando las personas mueren, su cuerpo se descompone y vuelve al polvo. En efecto, su vida termina por completo.

Adán y Eva decidieron rebelarse contra Dios, y se les sentenció a la pena capital. Sin embargo, los primeros en fallecer no fueron ellos, sino su hijo Abel, quien fue asesinado por su hermano mayor, Caín (Génesis 4:8). ¿Tenía miedo Caín de que su difunto hermano fuera a vengarse? No. Lo que le angustiaba eran las posibles represalias de las personas que sí estaban vivas (Génesis 4:10-16).

Veamos ahora otro ejemplo bíblico que ocurrió muchos siglos después. Ciertos astrólogos informaron al rey Herodes que dentro de sus dominios había nacido el “rey de los judíos”. Esta noticia le inquietó tanto que, para deshacerse de aquel posible rival, mandó asesinar a todos los niños varones de Belén menores de dos años. Pero no logró matar a Jesús, pues un ángel se le apareció a José y le dijo: “Toma al niñito y a su madre, y huye a Egipto” (Mateo 2:1-16).

Cuando Herodes murió, el ángel le indicó a José que volvieran a Israel, “porque [habían] muerto los que buscaban el alma del niñito” (Mateo 2:19, 20). Aquel ángel —que procedía del mundo de los espíritus— sabía que Herodes, una vez muerto, no podía hacerle ningún daño a Jesús. En efecto, José ya no tenía por qué temer a este rey. Pero sí tenía razones para tener miedo de su sucesor, Arquelao. Por eso se llevó a su familia a vivir a Galilea, fuera de la jurisdicción de este tiránico rey (Mateo 2:22).

¿Qué lección aprendemos de estos relatos? Que los muertos no pueden hacernos nada. Entonces, ¿cómo se explican experiencias como la de Agboola?

¿Espíritus de personas muertas, o demonios?

Años más tarde, Jesús tuvo varios encuentros con algunos espíritus malignos. Estos lo reconocieron y lo llamaron “Hijo de Dios”. Jesús también sabía quiénes eran ellos; no dijo que fueran espíritus de personas muertas, sino “demonios”, es decir, criaturas espirituales malvadas (Mateo 8:29-31; 10:8; Marcos

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