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Cómo Ayudar A Los Que Se Debaten Con La Atracción Hacia Las Personas De Su Mismo Sexo


Enviado por   •  18 de Marzo de 2013  •  2.104 Palabras (9 Páginas)  •  460 Visitas

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Cómo ayudar a los que se debaten con la atracción hacia las personas de su mismo sexo

POR ÉLDER JEFFREY R. HOLLAND DEL QUÓRUM DE LOS DOCE APÓSTOLES

de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Un agradable joven de poco más de veinte años se hallaba sentado frente a mí. Tenía una sonrisa simpática, aunque no sonrió mucho durante nuestra conversación. Lo que más me llamó la atención fue el dolor que se reflejaba en sus ojos.

“No sé si debo seguir siendo miembro de la Iglesia”, me dijo. “No creo ser digno”.

“¿Por qué no habrías de ser digno”, le pregunté.

“Porque soy homosexual”.

Supongo que pensó que sus palabras me iban a sorprender. Pero no fue así. “¿Y qué…?”, le pregunté.

Una expresión de alivio le cruzó la cara al percibir la compasión en mí. “No me atraen las mujeres, sino los hombres. He tratado de dejar de lado esos sentimientos o de cambiarlos, pero…”

Dejó escapar un suspiro. “¿Por qué soy así? Los sentimientos que tengo son algo muy real”.

Permanecí en silencio un momento y luego le dije: “Necesito saber un poco más antes de aconsejarte. Mira, la atracción hacia los del mismo sexo no es un pecado, pero las acciones provocadas por esos sentimientos sí lo son, exactamente igual que con sentimientos heterosexuales. ¿Violas la ley de castidad?”

Él sacudió la cabeza y dijo: “No, no la violo”.

Esto me tranquilizó. “Te agradezco que tengas el deseo de resolver este asunto”, le dije. “Hace falta tener valor para hablar del tema y te admiro por mantenerte limpio”.

“En cuanto al porqué de tus sentimientos, no puedo responder a esa pregunta. Puede haber una serie de factores que influyan y pueden ser tan diferentes como las personas son diferentes entre sí. Algunos, incluso los que causan tus sentimientos, quizás no los sepamos nunca en esta vida. Pero el saber por qué te sientes así no es tan importante como saber que no has transgredido. Si tu vida está en armonía con los mandamientos, entonces eres digno de prestar servicio en la Iglesia, de disfrutar de plena hermandad con los miembros, de asistir al templo y de recibir todas las bendiciones de la expiación del Salvador”.

Fue evidente que mis palabras le hicieron sentir mejor. Continué: “Te tratas injustamente al considerar tu persona sólo por tu inclinación sexual. Ésa no es tu única característica; por lo tanto, no debes prestarle más atención de la que merece. Primero y fundamentalmente eres un hijo de Dios, y Él te ama.

“Más aún, yo te amo y mis hermanos de las Autoridades Generales te aman. Recuerdo un comentario que hizo el presidente Boyd K. Packer al dirigirse a las personas que se sienten atraídas hacia las personas de su mismo sexo: ‘No los rechazamos…’, dijo. ‘No podemos rechazarlos, pues ustedes son hijos e hijas de Dios. No los rechazaremos, porque los amamos’”1.

Hablamos durante unos treinta minutos, más o menos. Sabiendo que no podía ser su consejero personal, lo referí a los líderes locales del sacerdocio que le correspondían. Después nos despedimos. Creo haber visto en sus ojos una expresión de esperanza que no tenía antes. Aun cuando le quedaban por delante dificultades para vencer —o simplemente soportar—, tuve la impresión de que las enfrentaría bien.

Dios ama a Sus hijos

Cuando un ángel hizo a Nefi una pregunta sobre Dios, él respondió: “…Sé que ama a sus hijos; sin embargo, no sé el significado de todas las cosas” (1 Nefi 11:17). Yo también afirmo que Dios ama a todos Sus hijos y reconozco que muchas preguntas que aquí tenemos, incluso algunas relacionadas con la atracción hacia los del mismo sexo, deben esperar una respuesta futura, tal vez en la otra vida.

Lamentablemente, hay personas que creen tener la respuesta para todo ahora y proclaman sus opiniones por todas partes. Afortunadamente, esas personas no representan a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Aunque creo que los miembros están deseosos de ser compasivos hacia aquellos que son diferentes a ellos, nuestra tendencia a apartarnos cuando enfrentamos una situación que no comprendemos es parte de la naturaleza humana. Eso es verdad particularmente cuando nos encontramos con casos de atracción hacia el mismo sexo. Tenemos tan escasa información fiable al respecto que los que quieren ayudar se sienten un tanto inseguros. Admito mi propia incompetencia en el asunto pero, como deseo ayudar, permítanme ofrecer algunas sugerencias para apoyar a los que tengan seres queridos o amigos que sientan atracción hacia las personas de su mismo sexo.

El plan de felicidad de nuestro Padre

Primero, dejemos completamente en claro lo que Dios quiere para cada uno de nosotros: quiere que tengamos todas las bendiciones de la vida eterna; quiere que lleguemos a ser como Él. Para ayudarnos a lograrlo, nos ha dado un plan, el cual está basado en verdades eternas y que no se altera de acuerdo con las tendencias sociales de la época.

Una de las partes fundamentales de ese plan consiste en tener hijos, que es una de las razones esenciales por las que Adán y Eva salieron del Jardín de Edén (véase 2 Nefi 2:19–25; Moisés 5:10–12). Se les mandó fructificar y multiplicarse (véase Moisés 2:28), y ellos decidieron obedecer ese mandamiento. Nosotros debemos seguir su ejemplo casándonos y proporcionando los cuerpos físicos para los hijos espirituales del Padre Celestial. Obviamente, una relación con alguien del mismo sexo es contraria a ese plan.

Por razones variadas, el matrimonio y los hijos no están a inmediata disposición de todas las personas. Tal vez no se reciba una propuesta matrimonial; tal vez aun después de haberse casado, no exista la posibilidad de tener hijos; o quizás en el presente no se sienta atracción hacia el sexo opuesto. Sea cual sea la razón, las más ricas bendiciones de Dios estarán finalmente a disposición de todos Sus hijos si son limpios y fieles.

Por medio del ejercicio de la fe, del esfuerzo personal y de la confianza en el poder de la Expiación, algunos pueden resolver en la tierra el problema de la atracción hacia su mismo sexo y casarse; otros, sin embargo, tal vez nunca se libren de ella en esta vida.

Como hermanos de la Iglesia, familiares y amigos, debemos reconocer que los que se sienten atraídos hacia personas de su mismo sexo enfrentan algunas restricciones exclusivas con

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