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Enviado por   •  30 de Septiembre de 2012  •  2.116 Palabras (9 Páginas)  •  438 Visitas

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Juan 4:4-26

Jesús y la mujer samaritana. Había dos rutas posibles desde Judea a Galilea. La más larga era a través de territorio gentil por el lado oriental del Jordán; la más corta era a través de Samaria y era la más usada a pesar de la animosidad entre judíos y samaritanos. El v. 4 sugiere que esta última fue una elección necesaria. Quizá Juan está dando a entender que había una razón divina en cuanto concernía a Jesús. Generalmente se supone que Sicar es la moderna Askar, cerca de la antigua Siquem. Aún existe un profundo pozo, que de acuerdo con la tradición es el original. El v. 12 muestra que Jacob era de especial importancia para los samaritanos. Jesús estaba cansado (6); esto parece ser una nota intencional para subrayar la verdadera humanidad de Jesús y también aporta un marco para el comienzo de la conversación. La hora sexta debía ser el mediodía, la más calurosa de la jornada.

Era poco común que una mujer fuera sola al pozo. Puede haber sido considerada como una marginada social. Juan agrega el detalle de que los discípulos estaban ausentes (8) para llamar atención al diálogo entre la mujer y Jesús. La acción de éste hizo a un lado dos prejuicios judíos: la conversación con alguien samaritano y con una mujer. El prejuicio racial se intensifica por la observación de la mujer (9). Jesús debe haber previsto su perplejidad porque la usó para continuar la conversación. La idea de beber por una necesidad física llevó naturalmente al comentario sobre el don de Dios (10), que se convirtió en un tema espiritual. La mujer pensaba en Jesús como en un judío típico, y Jesús procedió en base a este concepto. Si ella hubiera conocido su identidad, le habría pedido agua viva. Esta expresión tenía un doble significado, o sea el de agua corriente o de manantial y el de agua espiritual, o sea conectada con el Espíritu. Los rabinos pensaban en la Torah como agua viva, lo que demostraba su uso metafórico. Sin embargo, no llama la atención que la mujer aún pensara solamente en el nivel humano, como muestra el v. 11. Parecía necio pensar en sacar agua de un pozo profundo sin tener los medios para hacerlo. Su visión no era mayor que un balde. La comparación con Jacob, que había cavado el pozo, le sugirió que Jesús era inferior. Por lo tanto, ella hizo un par de juicios errados. No podía concebir que alguien fuera mayor que el venerado Jacob (cf. la misma incapacidad de los judíos para concebir que alguien fuera mayor que Abraham, 8:53). La verdadera superioridad de Jesús estaba en el hecho de que el agua era viva cuando él la proveía. El pozo de Jacob podría saciar la sed sólo provisoriamente (13). Hay muchos pasajes del AT que relacionan las promesas de Dios con la ilustración del agua (cf. Isa. 12:3; Eze. 36:25-27). La conexión entre el agua y el Espíritu también es una idea del AT (cf. Isa. 44:3). La referencia a la vida eterna (14) está conectada claramente con la actividad del Espíritu, como se ve en 6:63.

Hay similitudes entre esta narración y el episodio de Nicodemo, ya que ambos relatos muestran que los malentendidos llevaban a mayores explicaciones. La mujer del v. 15 aun pensaba en el agua en sentido literal. Imaginaba una provisión continua que evitaría sus visitas al pozo. Aún no había captado la dimensión espiritual. Hay más significado de lo que es evidente en la respuesta de Jesús a la mujer (16). De hecho, había un bloqueo moral. Ella no había captado la naturaleza de su propia necesidad. Estaba obligada a enfrentar la realidad de admitir que no tenía marido, aunque escondió el hecho de que estaba viviendo con un hombre. Jesús estaba demostrando esa mayor visión que Juan hizo notar en 2:25 y que la misma mujer comenzó a reconocer (19). La enseñanza judía desaprobaba que una mujer tuviera más de tres maridos y la idea de concubinato de hecho no tenía apoyo religioso. Por lo tanto, la mujer estaba en gran necesidad moral y espiritual. Notamos el modo gentil en el cual Jesús no sólo la alabó y también la criticó (17, 18).

Cuando ella comprendió que Jesús era un profeta (19), probablemente pensó en una persona inspirada. Este era al menos cierto avance sobre su punto de vista anterior. Aunque la introducción que ella hizo del tema sobre el lugar de adoración puede parecer un desvío para evitar un tema desagradable, es más probable que ella se diera cuenta de que Jesús era algún tipo de profeta judío y entonces quisiera demostrar su conocimiento de las diferencias entre judíos y samaritanos sobre el principal lugar de culto (20). La adoración estaba directamente relacionada con un lugar sagrado. En el pasado, había habido un templo edificado en el monte Gerizim para rivalizar con el de Jerusalén. Aun después que el templo de aquel monte fue destruido por Juan Hircano, los samaritanos continuaron adorando en el monte. No es claro hasta qué punto a la mujer le interesaban esas diferencias, pero ella asumió que era un asunto digno de ser discutido. Jesús usó su respuesta para hacer una declaración profunda que trascendía la discusión sobre la ubicación. Primero hizo a un lado el tema del lugar para plantear el del objeto de adoración (22). Aunque ni Jerusalén ni el monte Gerizim tenían importancia en este asunto, sin embargo, los judíos tenían al respecto una comprensión superior de Dios. Dado que los samaritanos se limitaban al Pentateuco, les faltaba la riqueza teológica de la revelación de Dios del resto del AT. Cuando Jesús dijo que la salvación procede de los judíos (22) no estaba diciendo que todos los judíos serían salvos, sino que por medio de los judíos llegó el conocimiento de esa salvación en las Escrituras. Como en ambos casos se usa el neutro lo que, eso dirige la atención más a la esencia del culto que a la persona adorada. La referencia de que la hora viene (23), modificada por y ahora es, muestra claramente que fue el ministerio de Jesús lo que transformó radicalmente la adoración. El modo de hacerlo ahora es en espíritu y en verdad, lo que trasciende todas las consideraciones de raza y lugar.

Aquí el principal énfasis es en el espíritu como muestra el v. 24. Dios es espíritu puede compararse con

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