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Discuro Religioso Del Papa Juan Pablo II A Los Jovenes Chilenos


Enviado por   •  21 de Mayo de 2013  •  425 Palabras (2 Páginas)  •  632 Visitas

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Queridos jóvenes de Chile: (religioso)

He deseado vivamente este encuentro que me ofrece la oportunidad de comprobar en directo vuestra alegría, vuestro cariño, vuestro anhelo de una sociedad más conforme a la dignidad propia del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios. Sé que son éstas las aspiraciones de los jóvenes chilenos y por ello doy gracias a Dios.

He leído vuestras cartas y escuchado con gran atención y conmoción vuestros testimonios, en los que ponéis de manifiesto no sólo las inquietudes, problemas y esperanzas de la juventud chilena en las diversas regiones, ambientes y condiciones sociales.

Deseo recordaros que Dios cuenta con los jóvenes y las jóvenes de Chile para cambiar este mundo. El futuro de vuestra patria depende de vosotros. Vosotros mismos sois un futuro, el cual se configurará como presente según se configuren ahora vuestras vidas. En la Carta que dirigí a los jóvenes y a las jóvenes de todo el mundo con ocasión del Año Internacional de la Juventud, os decía: “De vosotros depende el futuro, de vosotros depende el Anal de este milenio y el comienzo del nuevo. No permanezcáis pues pasivos; asumid vuestras responsabilidades en todos los campos abiertos a vosotros en nuestro mundo” (Carta a los jóvenes con ocasión del Año internacional de la juventud, n. 16, 31 de marzo de 1985). Ahora, en este estadio, lugar de competiciones, pero también de dolor y sufrimiento en épocas pasadas, quiero volver a repetir a los jóvenes chilenos: ¡Asumid vuestras responsabilidades! Estad dispuestos, animados por la fe en el Señor, a dar razón de vuestra esperanza.

Vuestra mirada atenta al mundo y a las realidades sociales, así como vuestro genuino sentido crítico que os ha de llevar a analizar y valorar juiciosamente las condiciones actuales de vuestro país, no pueden agotarse en la simple denuncia de los males existentes. En vuestra mente joven han de nacer, y también ir tomando forma, propuestas de soluciones, incluso audaces, no sólo compatibles con vuestra fe, sino también exigidas por ella. Un sano optimismo cristiano robará de este modo el terreno al pesimismo estéril y os dará confianza en el Señor.

Concluyo invocando a nuestra Madre, Santa María, bajo la advocación de Virgen del Carmen, Patrona de vuestra patria. Tradicionalmente a esta advocación han acudido siempre los hombres del mar, pidiendo a la Madre de Dios amparo y protección para sus largas y. en muchas ocasiones, difíciles travesías. Poned también vosotros bajo su protección la navegación de vuestra vida, de vuestra vida joven, no exenta de dificultades, y Ella os llevará al puerto de la Vida verdadera. Amen.

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